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Como en cualquier concurso de belleza, los participantes deben estar cuidados y sus plumas deben estar enteras y brillantes. / EMILIO PIÑERO
La gallina azul, extremeña de postín
SOCIEDAD

La gallina azul, extremeña de postín

Avicultores de la región destacan la importancia de la raza autóctona en el concurso monográfico celebrado en Ribera del Fresno

ARACELI PIRIZ

Domingo, 2 de noviembre 2008, 02:21

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La variedad 'azul' de las gallinas extremeñas, que más bien se acerca al color gris, destaca en competición con otras gallinas al tener un plumaje más ligero y ser más corpulenta en cuanto a su carne, además de cumplir con una media de puestas superior a otras razas, ya sean grandes o enanas. Este fin de semana han mostrado, en el Pabellón Municipal de la localidad pacense de Ribera del Fresno, que estas aves, referente de Extremadura, también pueden ser un animal de exhibición. A la 'VI Exposición de avicultura de raza', que concluye esta tarde, han asistido un total de 53 avicultores procedentes no sólo de diversos puntos de Extremadura sino también de Sevilla, Córdoba, León, Salamanca, Toledo, Oviedo y Portugal. Alguno de ellos también aprovechó la cita para presentar sus ejemplares al II Concurso monográfico nacional de la gallina extremeña azul, celebrado también este fin de semana en el mismo pabellón de esta localidad. 'La extremeña' La gallina extremeña autóctona suele tener ejemplares fuertes y con las extremidades y alas bien formadas y pegadas al cuerpo. Como patrón presenta una puesta estimada en una media de 200 huevos al año, cuando lo normal está en torno a 170, y produce buena carne. Su plumaje no es muy ceñido y cuenta con unas pequeñas plumas redondeadas. Los huevos que pone son de 60 gr. mínimo y de color moreno pero no demasiado oscuros. Sin embargo, esta gallina autóctona presenta tres variaciones que, entre otras peculiaridades como es el tamaño, se diferencian principalmente por el color del plumaje. Como explican Guillermo Vega y Arturo González, jueces de la 'VI Exposición de avicultura de raza', «cuentan con un plumaje gris o azulado en el que es importante que se destaque un ribete más oscuro bordeando cada pluma». Otra variedad es la gallina negra, en la que predomina esta tonalidad en todas sus secciones, a diferencia de la gallina azul que cuenta con un destacado color rojo en su pico y en sus ojos. Y la última variedad es la que se conoce comunmente como «blanco-sucio o cenicienta», en la que «los animales son blancos salpicados de plumas grises. En el gallo, más oscuras en cuello y dorso que en el resto del cuerpo», explica Guillermo Vega. Concurso Cada animal es tratado individualmente, catalogado y calificado como si de una 'mis' se tratara. Primero se mira el estándar establecido para cada raza según la normativa. Se le ve la forma, la estructura, su simetría, su peso, el color, el cuello, su plumaje, etc. «Como en cualquier concurso de belleza hay que cuidar el aspecto, debe estar limpio, sin restos de tierra suelta. Las plumas deben tener un color brillante y no estar separadas, ni partidas», afirma Guillermo Vega. Tras aceptar al ejemplar en su raza se le buscan defectos y virtudes que sean destacables, y se le hace un juicio valorativo que dará la puntuación final, normalmente entre 90 y 96 puntos dependiendo de las virtudes del animal. «Existe mucha diferencia con el nivel de Europa, aquí todavía se tienen a algunos ejemplares en el mismo corral, sueltos y se nota que son animales acostumbrados al suelo. En otros concursos en Europa se da un cuidado especial en cada animal, casi se diría que el dueño los ha tenido subidos a un palo y él mismo los alimentaba. Están totalmente limpios, incluso se utilizan algunas técnicas para que el animal cambie más rápido las plumas y esté perfecto para el evento».

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