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Vettel se echa las manos al caso tras entrar en meta. / REUTERS
Vettel asalta el 'Guinnes'
MOTOR

Vettel asalta el 'Guinnes'

En el fin de semana de los récords, el alemán ya es el piloto más joven de la historia en ganar una carrera

JOSÉ CARLOS CARABIAS JOSÉ MARÍA RUBIO

Lunes, 15 de septiembre 2008, 03:00

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En la pulcritud que preside cada comparecencia de un piloto de Fórmula 1 en la sala de Prensa está mal visto el sudor, ese exceso de toxinas que empaña imágenes y fotos. Peor aún la expresividad mal entendida, cualquier lenguaje gestual que suene espontáneo y abandone la postura políticamente correcta. Y qué decir de lo que puede suponer la tos. Una expectoración continua es lo peor de lo peor para el teatro. Hablaba Kovalainen en Monza, todas las televisiones del mundo conectadas a su discurso anodino, y de fondo se escuchaban los aparatosos carraspeos de Sebastián Vettel, que intentaba no atragantarse después de largar varias parrafadas sin fin. Ganó en Italia y le faltaban las palabras para contagiar su felicidad.

Las profecías habían saltado por los aires. Uno de los primeros mandamientos en el planeta de la Fórmula 1 es que no hay noticias. Un hombre nunca muerde a un perro. O traducido al lenguaje del deporte, un Minardi nunca puede ganar a un Ferrari, se llame como se llame su piloto. La eterna pregunta de los aficionados. ¿Serían capaces Schumacher, Alonso, Senna o cualquier de los grandes de vencer con el peor coche de la parrilla?

Toro Rosso heredó Minardi y con los euros de su propietario rockefeller, Dietrich Mateschitz, ha empezado a caminar lejos de la vaporosa leyenda perdedora de sus predecesores. Y por lo que se ve, ha dado pasos de gigante. La 'pole' de Sebastián Vettel parecía el sábado un premio con fiesta para los chicos de Berger, pero ayer, con la victoria y la batería de récords que amasó su cachorro, no debió quedar en pie ninguno de sus componentes en la noche milanesa.

Vettel es desde ayer el más joven vencedor de una carrera de Fórmula 1 de la historia (21 años, dos meses y once días), diez meses menos que Fernando Alonso. También el primer piloto que consigue una victoria con un motor Ferrari en un coche cliente. Y de paso, el primer inquilino de un triunfo de la escudería Toro Rosso. Y por esos tejemanejes que exprimen los informáticos de la F-1, también arrastró tras de sí al podio más joven en cincuenta años de carreras de coches locos (una media de 23 años, 11 meses y 16 días). El alemán asaltó el 'Guinnes' en un fin de semana.

Lo hizo en una carrera vapuleada por el agua y marcada por la seña de identidad de este circuito, el más rápido del Mundial. Dos rectas casi en paralelo. De entrada, la sorpresa, porque el banderazo de salida se dio con el coche de seguridad como freno a la velocidad. Todos al ralentí del volante de Maylander para evitar que la primera curva y la chicane desarmasen el pelotón en un amasijo de fibras.

Con la lluvia y la obligatoria indicación de los jueces de montar neumáticos de agua extrema, la carrera quedó expuesta a cualquier imprevisto. Y lo que aconteció fue un curso de Lewis Hamilton bajo el aguacero. En trece vueltas infernales, sin apenas visión, adelantó a ocho tripulantes. Uno detrás de otro, jugándose el bigote en cada zig-zag, pasó por la piedra a Fisichella, Raikkonen, Heidfeld, Glock, Kubica, Alonso, Trulli y Rosberg en una secuencia soberbia. Como además sacó ventaja de su estrategia a una sola parada, en los garajes rebasó a Massa, Webber y Kovalainen. Se retrasaron por problemas Coulthard y Bourdais y el panorama de carrera en la vuelta 26 era Vettel en cabeza y Hamilton pegado a su espalda después de haber salido decimoquinto.

La naturaleza decretó que no cabía más agua en el parque de Monza, la pista se secó y sólo eso impidió que Hamilton ganase una carrera para quitarse el sombrero. El británico tuvo que entrar en el garaje para montar neumáticos intermedios y por ahí cedió ocho puntos para un Mundial que pinta de color McLaren. Alonso coronó un cuarto puesto muy potable habida cuenta de las carencias de motor de su Renault.

En el podio sonó el 'Deutschlandlie' y en segundo término el 'Fratelli d'Italia'. Pero allí no estaba Michael Schumacher en Ferrari, sino Sebastián Vettel con su Toro Rosso. «No sé que decir. Son emociones que nunca olvidaré», se atragantó pletórico el cachorro teutón. El alemán Sebastian Vettel (Heppenheim, 3 de julio de 1987) se ha convertido en una buena opción para Ferrari, especialmente después de lograr la victoria en una complicada carrera, en la que puso de manifiesto su sangre. Vettel está tutelado por Michael Schumacher y no sería de extrañar que dentro de dos años, cuando el finlandés Kimi Raikkonen y el brasileño Felipe Massa terminen sus contratos con Ferrari, uno de sus puestos sea ocupado por este alemán que hace dos años corría los viernes como piloto de pruebas de BMW Sauber. El otro volante podría ser para Fernando Alonso.

Vettel fue campeón de Europa de karting junior y alemán en 2001. En 2003 saltó a la Fórmula BMW, ganando cinco de las 19 carreras y en 2004 arrasó acabando todas las carreras en el podio con 18 victorias de 20 carreras. En 2005 corrió la F3 Euroseries, logrando cinco podios, y con los 18 años recién cumplidos BMW Sauber le dio la oportunidad de subirse en Jerez a un F1.

En 2006 alternó sus participaciones en las World Series Renault y en la F3 Euroseries, BMW Sauber le nombró piloto reserva y debutó como tercer piloto de los viernes en Turquía, donde consiguió el mejor tiempo, lo que repitió en la carrera siguiente en Monza. En 2007 siguió ligado a BMW, pero sólo en condición de 'prestado', ya que es piloto de Red Bull desde sus inicios.

El accidente de Kubica en Canadá le permitió debutar en Indianápolis el año pasado, convirtiéndose en el piloto más joven en puntuar con 19 años y 349 días, al ser octavo en la carrera. A partir de Hungría ocupó el puesto del americano Scott Speed en Toro Rosso, y casi se subió al podio bajo el diluvio que asoló el GP de Japón del año pasado, de no haber sido por la maniobra de Lewis Hamilton (McLaren-Mercedes) que provocó el accidente entre Webber y Vettel.

En China, el año pasado, logró el cuarto puesto, que era su mejor resultado hasta la carrera de Monza. La próxima temporada Vettel correrá en Red-Bull, que es una especie de 'hermano mayor' de Toro Rosso. Ambos equipos son propiedad del austríaco Dietrich Mateschitz.

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