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DEPORTES

La última brazada de Nina

La única medallista olímpica española, eliminada en los 100 espalda, anuncia su adiós para dedicar más tiempo a su hija

E. Y.

Martes, 12 de agosto 2008, 04:17

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Hasta aquí hemos llegado, dijo ayer Nina Zhivanevskaya después de caer en las semifinales de los 100 metros espalda. Quedó undécima en total, sexta en su serie, y el 4x100 estilos será la última prueba de esta incombustible deportista que puede presumir de ser la única nadadora española que tiene una medalla olímpica.

Nina quiere dejar de vivir con el cansancio. Le ha cambiado todo por completo desde el nacimiento de su hija y sueña con dedicarse a ella. De hecho, llama cada día un par de veces a casa para ver cómo está todo. Le hubiese gustado despedirse con una final, pero en la piscina de Pekín el éxito está muy caro. Nadó en 1:00.50, una buena marca, pero no suficiente para colarse entre las ocho mejores del planeta. «Me hubiese gustado ir más rápido, pero está bien», apuntó Zhivanevskaya, siempre exigente consigo misma.

Nacida en Moscú el 24 de junio de 1977, Nina celebra en Pekín su quinta participación olímpica: debutó en Barcelona con el equipo de la antigua URSS, que tras su desintegración se denominó Confederación de Estados Independientes (CEI); fue a Atlanta con Rusia y en Sydney, Atenas y ahora China ha defendido con orgullo la bandera española -obtuvo la nacionalidad después de casarse con el malagueño Francisco Medina, el hombre que gestiona toda su preparación y su agenda-. Bronce en Sydney, obtuvo dos diplomas en Atenas y poco después sintió la llamada de la maternidad. Dio a luz a una niña y la gente daba por sentada su retirada, pero Zhivanevskaya, una profesional como pocas, volvió para batir un récord de Europa en los pasados Campeonatos de Eindhoven (Holanda) el pasado mes de marzo. Ganó la plata, acompañada de la mínima olímpica.

Ha sufrido mucho. En los últimos meses le ha perseguido una lesión en el hombro que le ha obligado a modificar su técnica. «Me jubilo», relata aliviada, consciente de que ha dado lo mejor de sí dentro del agua. «Quiero ser una persona normal, vivir como los otros humanos. El deporte es una vida ficticia». Hay vida detrás de Nina. Después de varios años estancada, con la rusa nacionalizada como único resquicio para la esperanza en las grandes citas, España encuentra en Érika Villaécija y en Mireia Belmonte una alternativa fiable a corto-medio plazo. En los chicos destaca a Aschwin Wildeboer y a Rafa Muñoz.

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