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OPINION

La Facultad de Bellas Artes, en Mérida

JOSÉ LUIS ARELLANO HERRERA

Sábado, 19 de julio 2008, 02:30

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HACE años que asociaciones, colectivos culturales y hasta partidos políticos de uno y otro signo reivindican la creación en Mérida de la Facultad de Bellas Artes, aunque no recuerdo si hicieron sus peticiones por los cauces reglamentarios y a las instituciones competentes. Ahora leo con sorpresa que los grupos municipales de Badajoz piden a la Junta y a la Universidad de Extremadura la Facultad de Bellas Artes, considerando que su ciudad es merecedora de tal asignación por disponer de la Escuela de Artes y Oficios 'Adelardo Covarsí', porque tienen muchos alumnos, porque no existe ninguna facultad de Arte en toda Extremadura y porque los alumnos que lo desean tienen que estudiar fuera; pero sobretodo, por que la «tradición, la cultura y la demanda» lo exigen. ¿Qué tradición y que cultura?

Con todos mis respetos para la ciudad de Badajoz, discrepo por múltiples y justificadas razones. Puedo entender que Badajoz tenga deseos de conseguirla y me parece hasta lógico que la pidan. Están en su derecho. Esa es la obligación de los partidos políticos, tanto si gobiernan, como si están en la oposición: buscar fórmulas, que puedan mejorar los modos de vida de sus conciudadanos. Hasta ahí, todo perfecto.

Pero antes de que los responsables puedan dar solución al problema, habría que poner encima de la mesa otras circunstancias que puedan determinar con equidad y con justicia a qué ciudad habría que concederle la Facultad de Bellas Artes; para obrar con imparcialidad y, sobretodo, para mejorar la situación del campus emeritense, que buena falta le hace. Además, para ubicarla en una ciudad con un status cultural importantísimo. Esa debería ser la condición principal, para determinar el lugar idóneo de su ubicación.

Creo que ni la población ni su tradición cultural pesan a favor de Badajoz. Si tiene la Escuela de Artes y Oficios 'Adelardo Covarsí', en Mérida tenemos otra Escuela de Artes y Oficios Aplicados (tan importante), en la que se estudian cursos de categoría superior. Mérida es una ciudad monumental y Patrimonio de la Humanidad, que ya dice algo. Aquí están ubicados el Instituto Nacional de Arqueología y el Museo Nacional de Arte Romano y Visigodo y, por supuesto, el sustrato cultural y el patrimonio de que disfrutamos no puede ni compararse ni discutirse.

Yo espero que los políticos responsables de tomar una determinación de este tipo, sabrán cuantificar las condiciones para no errar nuevamente, como se ha hecho de aquí para atrás, duplicando rectorados, facultades y escuelas, que con el tiempo han venido a demostrar que para lo único que han servido es para gastar mucho dinero indebidamente y para satisfacer el ego personal de determinados ediles capitalinos y nada más.

El Campus de Mérida (que no dispone de prácticamente nada), está necesitado de contenidos que den a la capital de Extremadura el caché suficiente para brillar como lo que es. Aunque lo triste de esta cuestión, no es que en Badajoz hagan este tipo de peticiones, pues están en su derecho, ciertamente lo triste es que en Mérida nadie salga a defender los derechos que los emeritenses tienen en este asunto.

¿Dónde están las fuerzas vivas de la ciudad, los ediles, los partidos políticos, los empresarios, los sindicatos, las cámaras, las cajas de ahorro, las asociaciones de vecinos, las organizaciones e instituciones de todo tipo? ¿ De qué sirve quejarnos como la voz que clama en el desierto? Por esta sola razón traigo aquí y ahora este tema. No me queda más remedio, como ciudadano libre que soy, que intentar al menos levantar la conciencia de los políticos, de un lado y de otro, e intentar que defiendan con sentido crítico y de manera democrática los intereses de una ciudad que siempre fue el espejo en donde se miraban todos los lusitanos, aunque hoy no nos quede más que el recuerdo maravilloso de otros tiempos ya lejanos en la historia.

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