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CACERES

Cáceres 2016 se cae del andamio

Leonor Flores pidió seguir el ejemplo del Palacio de Congresos y promover la candidatura con carteles en las obras, pero ni la propia Administración lo hace

MANUEL-M. NÚÑEZ

Domingo, 25 de mayo 2008, 04:28

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Leonor Flores abrió el debate. Presentaba el proyecto del futuro Palacio de Congresos y la consejera de Cultura no dudó en aprovechar el acto para aportar una idea más que contribuyese a la promoción de Cáceres 2016. Las obras del viejo auditorio se habían tapado con un panel de más de 200 metros en el que se inscribió el nombre de la candidatura a la capitalidad cultural. Flores invitó a los promotores a seguir ese camino. Era febrero. Tres meses más tarde, todo sigue igual. Cáceres 2016 se ha caído del andamio, no encuentra sitio en las obras de la ciudad. Entre las excepciones, el futuro hotel de Atrio, en la plaza de San Mateo.

Decía, con convencimiento, Leonor Flores que la lona multicolor y publicitaria de Cáceres 2016 en el Palacio de Congresos debía servir de ejemplo. Proponía que los constructores aportasen ese granito de arena a mejorar la imagen exterior de la ciudad, que cambiasen andamios, esqueletos de edificios, hormigón y ladrillos, por mega-carteles perfectamente diseñados, en los que la candidatura cacereña fuese protagonista. «Entre todos tenemos que poner la ciudad lo más bella y elegante posible», vino a decir entonces. Los constructores han ignorado sus palabras, la propia Administración ha pasado de largo por este asunto.

Coste

Un recorrido por las principales calles de Cáceres demuestra que aquella llamada no ha logrado el efecto deseado. Posiblemente se deba a que esa recomendación tiene su precio. Un precio alto, y que además cuadra poco con los actuales tiempos de desaceleración económica. «En algunas ciudades se está haciendo. Hay empresas que se dedican a esto. En Cáceres, no. No se hace con publicidad, que podría reportar unos ingresos, con lo que aún más difícil es hacerlo con Cáceres 2016. El coste de un cartel de esas características es alto y no todo el mundo está dispuesto a pagarlo», señala Francisco Jimeno, responsable de Rótulos Jimeno.

El hotel de Atrio en San Mateo es un caso especial. Acercarse a las obras del establecimiento que promueven los famosos restauradores José Polo y Toño Pérez permite encontrar un paisaje distinto al habitual. La obra está perfectamente cubierta en toda su extensión y en la parte inferior se puede encontrar una referencia a Cáceres 2016. Eso sí, la inscripción superior, la de mayor tamaño y la que domina el edificio, hace alusión a la cadena Relais & Chateaux, a la que pertenecerá el futuro hotel de lujo sobre el que se ha llevado a cabo una inversión de 10 millones de euros.

Desde la propia Junta de Extremadura se asume que éste es el único caso conocido. «No se ha hecho un seguimiento», afirman desde el gabinete de prensa, que también aporta otro dato: Cultura no tiene ninguna subvención destinada a este cometido. Es decir, si un promotor quiere poner el cartel debe hacerlo por su cuenta y a cargo de su propio presupuesto.

Desde la parte inferior del Paseo de Cánovas se puede contemplar la rehabilitación de un histórico edificio en el que una inmobiliaria vinculada al BBVA promueve 12 viviendas de lujo. Otro panel recorre en gran parte la fachada. En este caso se trata de auto-publicidad, un recurso que sí han usado distintas empresas en sus obras. En la reforma que se lleva a cabo desde hace varias semanas del Quiosco de la Música también se puede leer sobre un cartel, éste algo más modesto, el nombre de la empresa. Lo habitual ni siquiera es eso, sino que los andamios y la tripas del edificio en cuestión queden a la vista de los transeúntes.

Ni las propias instituciones se han acordado de las palabras de Leonor Flores. Tecnyman es la empresa que ejecuta las obras del edificio de Diputación en la calle Pintores. A simple vista, en un cartel informativo colocado en la parte baja, se puede comprobar el importe presupuestado: 97.447 euros. Toda la fachada está recubierta por un andamio y una tela trasparente. Ni rastro de Cáceres 2016. Los empresarios privados tienen justificaciones propias en la incipiente crisis para evitar gastos añadidos a los que de por sí genera una promoción. Las instituciones también van a lo suyo. Miguel López, responsable de infraestructuras municipal, avisa de que los constructores «no tienen ninguna obligación de poner paneles o publicidad institucional de ningún tipo». Pero aclara: «Teniendo en cuenta que es una idea positiva, se podría hablar con ellos y tratar de llegar a un acuerdo, pero siempre por voluntad mutua». Para que no haya dudas, matiza: «El Ayuntamiento ahora mismo no tiene ningún edificio importante en obras. Si fuese así se podría plantear, ¿Por qué no?».

La Administración se olvida en sus obras de Cáceres 2016. Otro ejemplo a la vista aparece en el corazón urbano. El edificio del Banco de España, recubierto por una antiestética lona verde. De Cáceres 2016, nada. Y la reforma se paga con dinero público. No es un caso único. «No hay ninguna gran obra salvo el Palacio de Congresos de Cáceres que tenga un cartel con Cáceres 2016, el símbolo sí, pero grandes carteles no», asumen en la Junta de Extremadura.

El panel colocado por Cultura en las obras del Palacio de Congresos tiene una longitud de 230 metros, con los logotipos de Cáceres 2016 reproducidos a un tipo de letra gigante y una impresión que deja una cierta sensación de perspectiva. Caja Extremadura aplicó una idea similar en su reforma del Palacio de Mayoralgo. De salida, una inversión de unos 12.000 euros, recuerda Paco Jimeno. «Algunas comunidades se han pagado la reforma de la fachada con la publicidad que les ha puesto una empresa», añade Jimeno, que ya colaboró con Placonsa en las obras de rehabilitación del Palacio de Mayoralgo.

No cuadra

«Se preparó un dibujo que reproducía la misma fachada que se estaba reformando, y el edificio quedaba justo por detrás sin que se viesen las obras. Aquello costó unos dos millones de pesetas», rememora.

Los números no cuadran pero no se conocen demasiados intentos por conseguirlo. «La idea debería extenderse y tapar las obras de Cáceres», decía en febrero Leonor Flores. No ha sido así. Nadie está dispuesto a gastar más de lo necesario. Va la ciudad en dirección contraria a algunas otras en las que encontrar un cartel de Coca Cola o Vodafone en plena fachada empieza a convertirse en una imagen habitual. La operación pudo repetirse en las obras de la torre de Santa María, pero cuando sacaron la calculadora y echaron cuentas vieron que no cuadraban los números y se descartó la idea. «Era muy caro», recuerda Paco Jimeno. La explicación para lo que sucede ahora en la mayoría de las obras, donde Cáceres 2016 brilla por su ausencia, puede ser la misma. Los contenciosos están servidos. Alcalá 2016 aparece sobre un edificio histórico de la localidad madrileña. Allí, Ayuntamiento y Universidad andan a la greña para que ésta retire carteles de sus fachadas. En Valencia se han contabilizado hasta 10 edificios en zonas 'nobles' repletos de publicidad. La de Cáceres 2016 en mega-carteles, de momento, ni está ni se la espera.

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