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'El Payo' fue volteado por el novillo. /EFE
El novillero 'El Payo', herido «menos grave» en la corrida de las Ventas
TOROS

El novillero 'El Payo', herido «menos grave» en la corrida de las Ventas

EFE

Martes, 20 de mayo 2008, 15:29

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La cogida menos grave del joven mexicano Octavio García 'El Payo' fue la noticia de la tarde, ayer en Las Ventas, en un festejo en el que el variado comportamiento de los novillos destacó sobre los novilleros. Hubo dos novillos para hacer el toreo. Dos muy buenos novillos. Y uno de los otros cuatro que apenas 'se dejaron', el quinto, mandó 'al hule' al espada de turno, el mexicano 'El Payo'. Esa es, telegráficamente, la noticia de la tarde.

Pero para desgracia de los novilleros hay que abundar en las excelencias de esos dos buenos novillos, verdaderos protagonistas en la tarde.

Pues no se puede estar toda una vida esperando a que le salga a uno el novillo ideal, en el escenario soñado..., y terminar 'dejándoselo ir', como ocurrió en los reseñados segundo y tercero. ¿Mejor el segundo, porque tuvo más temperamento, prestando así más importancia? ¿O quizás más fácil el tercero, todo clase y bondad?

Se va a acordar 'El Payo' y Moral de lo que han tenido en Madrid y no han sabido aprovechar. En el caso del mexicano, cuesta contarlo después de certificar que terminó en la enfermería. Pero así es el toreo, donde cornadas y triunfos suelen ir muchas veces de la mano. Lo peor -los toreros lo saben mejor que nadie- es un fracaso a secas.

Fue un novillo -el segundo- con fijeza y prontitud, de largas embestidas y siempre por abajo, de mucha clase y temperamento. Novillo inagotable, que sólo en los dos primeros tercios aguantó lances en el recibo, galleo mientras iba al primero de los dos puyazos que tomó, y tres quites, tres. Mientras, no dejó de galopar.

En la muleta, tres pendulazos ligados a otros tantos pases por delante, y cinco tandas en lo fundamental, cinco, además de varios remates en cadena por abajo en el epílogo de la faena. Pues todavía pedía guerra, y sin hacer un extraño, porque la nobleza fue también componente fundamental de su bravura.

Al 'Payo', y parece un contrasentido, le salvó el argumento de la espada. Porque a estas alturas puede justificar que no triunfó diciendo que falló al matar.

Y algo parecido ocurrió con Pepe Moral en el siguiente -el tercero-, todavía más suavón. No tuvo eco la faena después de haber toreado muy despacito, según la velocidad y el ritmo impuestos por el astado. Ni un sólo 'olé', como mucho palmas en los remates de serie. Faena a todas luces insuficiente también después de ochenta muletazos. El silencio al torero después de las palmas al torete lo dicen todo.

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