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DEPORTES

Montmeló se lava la cara

Ecclestone ha obligado al circuito de Cataluña a modernizarse para seguir en la F-1 y resistir el acoso de Valencia

JOSÉ CARLOS CARABIAS

Viernes, 25 de abril 2008, 02:58

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Amigo del placer, el lujo y el dólar, Bernie Ecclestone ha lanzado un plan de choque para el circuito de Montmeló. Debe modernizarse. Ese es el mensaje concreto, directo, disuasorio, que han recibido los responsables del trazado catalán en sus últimas citas cruzadas con el factótum de la Fórmula 1. Más que un vaso comunicante en el 'boom' de este deporte en España, Valencia puede ser su principal rival. La ley de la F-1: el compañero de equipo siempre es el primer adversario...

Lo dijo Briatore el pasado miércoles en Madrid. «Cuando se tienen dos negocios en la misma calle, uno va para abajo». Antes de albergar la carrera, ya se sabe que Valencia representará el agua, el Mediterráneo, el sol. Y sucede que al circuito de Cataluña, inaugurado en 1991, le falta un símbolo, una imagen reconocible al primer vistazo. A ello se ha puesto la dirección. «Tal vez construyamos una nueva torre, algo que nos identifique», cuenta Ramón Praderas, un empresario que hizo fortuna en México y que está al mando del Circuit.

No será, desde luego, el lujo asiático que inunda la Fórmula 1 y que proviene, sobre todo, de los países de Oriente Medio. Abu Dhabi acogerá una carrera del próximo Mundial 2009 en un trazado con forma de revólver y ya prepara la excelencia del exotismo más recalcitrante. En la ciudad se están levantando hoteles que permiten ver el paso de los monoplazas a través del suelo de las habitaciones. Y en la megalomanía exacerbada, se dice por el 'paddock' que hay jeques dispuestos a construir aviones con piscina incorporada. La 'bussines class' se va a quedar en piltrafilla si los árabes materializan sus propuestas.

Montmeló, de momento, discurre por otros derroteros. Será un lavado de cara silencioso, que afectará a instalaciones, infraestructuras, centros médicos... Una reforma en regla que satisfaga las exigencias de Bernie Ecclestone. El magnate inglés es un negociador puro y duro, al decir de los responsables del circuito catalán que han tratado con él con dólares de por medio. Tiene su ética mercantil y todavía es de los que aceptan un apretón de manos como sello de un acuerdo. «Siempre exige un liderazgo a los directores de los circuitos -asegura Praderas-. Necesita ver que alguien manda y toma decisiones».

Hasta 2016

El circuito de Cataluña rubricó un compromiso escrito con Ecclestone hasta 2016. Y su máximo dirigente no esconde que la empresa vive, sobre todo, de los ingresos que genera el Gran Premio de Fórmula 1. «El sesenta por ciento de nuestro presupuesto corresponde a las entradas de la Fórmula 1, el veinte por ciento al Mundial de Motociclismo, y el veinte por ciento restante, a las demás actividades que se desarrollan durante el año».

En el Circuit se presentan coches, se ruedan anuncios, se realizan sesiones de fotos o se imparten cursos de conducción a empresas. Durante todo el año, salvo el mes de enero, hay alguna actividad. Casi un millón de personas pasa por el trazado en una temporada.

Sucede que, desde que Alonso es quien es, ayer fue el primer jueves de Gran Premio de España que no se colgó el cartel de 'No hay billetes'. Y las razones hay que buscarlas en detalles concretos. Alonso no gana este año y Valencia se presenta como una alternativa apetitosa a finales de agosto. «Está claro que con Fernando hemos incrementado un cuarenta o un cincuenta por ciento nuestra recaudación. Y respecto a Valencia, yo no lo veo como un competidor, sino como un amigo. Si hay dos carreras de Fórmula 1 en España, es señal de que lo hemos hecho bien, ¿no?», dice Praderas.

En 1996, sin Alonso, acudieron 50.000 personas a Montmeló. En 2007, fueron 140.000. O lo que es lo mismo: 25 millones de euros para la caja del circuito sustentado por el RACC. Lleno total. La mina de oro. «Nuestra idea es que Montmeló sea un centro de ocio y disfrute para grupos -explica Praderas-. Queremos que la familia vaya al circuito y sepa que allí puede pasar el día con total tranquilidad, que tiene todos los servicios y distracciones a su alcance».

Durante estos cuatro días, trabajarán en el circuito 6.000 personas y se espera una afluencia masiva de aficionados, aunque no lo de otros años. «No hay pánico si no se venden todas las entradas -dice Praderas-. Hay que considerar lo que esta carrera significa para Barcelona. Los visitantes dejan alrededor de 120 millones de euros, entre hoteles, restaurantes, tiendas, etc».

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