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REDACCIÓN
Domingo, 30 de marzo 2008, 05:20
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Implora el Iniexsa Cáceres un final de temporada que se le va a hacer eterno. Las derrotas supuran por una herida que no ha cerrado ni el cambio de técnico ni de estilo. Ayer, el grupo de Quini Carrasco tiró en un momento el trabajo de hormiguita que había venido haciendo durante un partido en el que tuvo el mérito poco discutible de mantener a raya al poderoso Canoe. El último cuarto, con un parcial de 9-17, fue letal para los intereses del equipo cacereño, que se quejó airadamente tras los 40 minutos de juego por sentirse perjudicado por la actuación arbitral.
«Cinco años sin ganar a este equipo. Parece que es imposible». Quini Carrasco reflejaba a pie de pista en su rostro el dolor del resultado y tiraba de una estadística que simulaba algo parecido a un gafe. Sin embargo, a unos pocos metros de él, los pesos pesados de la junta directiva apuntaban directamente a la pareja de jueces. Un dato, al menos uno, avala el sentimiento de persecución que señalaban en el Iniexsa. Martínez y Aguilera pitaron 22 faltas a favor del Canoe y sólo 12 al cuadro local. Demasiada diferencia para lo que sucedió en la pista.
Toñi Hernández fue el sostén del Iniexsa con una actuación que recordó a las de sus mejores tiempos tanto en el reparto (cuatro asistencias) como en anotación. Nereida Ramírez y, sorprendentemente, Jara Salgado apoyaron en el rebote, mientras que el Canoe, que sólo pudo imponerse en la recta final, lo basó casi todo en el dominio apabullante de Wells (39 de valoración). La victoria se le fue de las manos en un final desastroso al Iniexsa. Las consecuencias son mínimas, pero lo que queda de Liga se va hacer eterno.
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