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MOTOR

Alonso emprende la reconquista

Un año después de emigrar a McLaren, regresa a su equipo de siempre, obligado a remontar con el director que mejor le ha comprendido El nuevo Renault lleva retraso y no es ganador de momento, pero el piloto asturiano confía en su química con Flavio Briatore

JOSÉ CARLOS CARABIAS

Martes, 11 de marzo 2008, 02:16

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Uno de aquellos días de invierno, el mercadeo periodístico en ebullición, especulaciones a todo trapo, margarita al aire deshojándose, ¿será una rosa, será un clavel?, parado de lujo después de la ruptura total con McLaren, sin haber decidido ni su futuro ni su equipo, Fernando Alonso cogió el coche desde su Asturias natal, cruzó el puerto de Pajares por el túnel y se plantó en el circuito de karts de un viejo amigo en el norte de la provincia de León.

Allí, con la pista cerrada al público en diario laborable, reprodujo las sensaciones que lo hacen feliz. Al volante de un monoplaza, con el rugido de un motor taladrando sus oídos, quemando gasolina como un desaforado. Allí se olvidó durante un día de la decisión que tomaría en breve. Por encima del dineral a fondo perdido de Toyota, del nuevo horizonte que parecía Honda, de los ingenieros amigos que mejoraron el Red Bull, el doble campeón del mundo tenía entre ceja y ceja el regreso a casa. De vuelta a Renault.

Para lo bueno y lo malo

Alonso ha elegido Renault y sus consecuencias. Como una liturgia de boda, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza. Para todo, lo bueno y lo malo, subyace su química personal con Flavio Briatore y su entendimiento sin muchas palabras. En Australia queda inaugurado el periodo de la reconquista. Las carencias del Renault sin Alonso quedaron plasmadas en las clasificaciones el año pasado más allá de forofismo patriótico o diagnósticos interesados.

El mayor éxito del equipo fue el segundo puesto de Kovalainen en Japón. Hubo seis pilotos (Raikkonen, Hamilton, Alonso, Massa, Heidfeld y Kubica), es decir tres coches (Ferrari, McLaren y BMW) varios escalones por encima. Renault fue un pasajero invisible en el Mundial que coronó a Kimi.

Los milagros no existen en la F-1. No, al menos, de un mes para otro. Alonso arrastra su elección en los pronósticos. Los entrenamientos de pretemporada lo han desplazado de los vaticinios. El R28 es una herencia del R27 y de momento no da perfil ganador. Y es previsible que no mejore hasta el regreso de las carreras a Europa (Montmeló, 27 de abril). «Ferrari, McLaren y BMW están por delante, pero tener a Fernando es una motivación para todo el mundo», comenta Flavio Briatore, un gestor de equipos, potente encantador de serpientes.

Del talento de Alonso, de su intuición para entender los mil ritmos de los coches de F-1, espera obtener réditos Briatore. El efecto en los paneles de resultados no ha hundido la moral en el garaje Renault. Los optimistas ven la botella medio llena. Consideran que Alonso ha aportado ya una mejoría de tres décimas por vuelta al coche que renqueaba el año pasado. Los pesimistas ven el frasco medio vacío. Entienden que el R28 no es el bólido puntero con el que Renault y Alonso conquistaron dos títulos del mundo, y que hay demasiado trabajo por delante para revertir la situación ante McLaren y, sobre todo, Ferrari.

Si tiene que ser, será con Fernando Alonso, que ya ha comprobado cómo la convivencia laboral con Nelsinho Piquet dista mucho de la tortuosa relación con Hamilton en McLaren. El brasileño muestra ambición, pero está verde al volante.

El tío Flavio

A bordo de su séptimo curso en la Fórmula 1, se hace imposible entender la trayectoria de Alonso sin Flavio Briatore. Cuentan que, escamado en McLaren, al margen su salario y en la misma latitud que el potencial del monoplaza, Alonso se decantó por Renault por la química personal que le une al magnate italiano. Cuentan los amigos del asturiano que los contratos no han roto el buen sabor de su convivencia, que Briatore se tragó los sapos de los cuernos en el fichaje por McLaren, que se siente arropado en su casa de siempre y que, por inconcebible que parezca, aún se puede hablar de afecto en la F-1.

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