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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
El torero Enrique Ponce trató con suavidad a su enemigo y lo fue somentiendo con maestría. / CASIMIRO MORENO
Un sensacional Ponce y un entregado Ferrera salen a hombros en Olivenza
VI feria ibérica del toro

Un sensacional Ponce y un entregado Ferrera salen a hombros en Olivenza

Castella, con el peor lote, fue ovacionado en el tercero La plaza oliventina se llenó, en una tarde primaveral

JUAN ÁNGEL FRANCO

Domingo, 2 de marzo 2008, 11:32

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Tras el tercio de banderillas del cuarto toros de la tarde Enrique Ponce cogió la montera y se fue con ella a los medios a brindar la faena al público cosa que daba para pensar porque, hasta ese momento, el toro de Garcigrande no había dado motivos para alegrarse. Había echado las manos por delante en el capote o se había frenado en él en otros viajes.

En el caballo no había peleado como para adivinarle maneras de bravo, Tomó un puyazo protestando y salió suelto, pero

Pero Ponce no acostumbra a ir por ahí brindando toros sin ton ni son, ni de cara a la galería, luego entonces, o le había adivinado unas ocultas intenciones o aquél brindis llevaba una cierta carga de despedida en la temporada que algunos dicen que puede ser su última en los ruedos. Era cuestión de esperar.

Con suavidad y por alto lo sacó a medios. No era el toro un dechado de fuerzas, pero repetía, y el valenciano lo trató con suavidad, le fue imponiendo el ritmo y cuidando que no se fuera al suelo, le dio sitio y lo fue sometiendo. Nobleza y fijeza derrochaba el toro. Era pronto al cite. Intentaba puntear la muleta, pero Ponce lo desengañaba impidiendo que la tocara. Temple y mucho había en los muletazos sobre la derecha.

Menos recorrido tenía por el pitón izquierdo pero el valenciano le perdía pasos entre muletazos para darle medio pecho y sitio, y volver a embarcarlo. Se iba agotando el toro y los naturales eran ya de uno en uno, pero con cadencia y gusto: natural, muleta plegada, sitio, soltarla, citar, embarcar, llevar, y vuelta a empezar.

Belleza

El toro se sintió vencido y acabó entregado. El final de faena fue de extrema belleza. Pierna flexionada, muleta baja, cite y circular enganchado a otros dos iguales. Se gustaba Ponce, disfrutaba, y con él, los tendidos, con las manos rotas de aplaudir aquella obra. Lo avisaron antes de entrar a matar. Algún indocumentado llegó a pedir el indulto. La estocada fue fulminante. Dos orejas de premio a tan bella obra. E inmerecida vuelta al ruedo. Una plaza de segunda debe ser más exigente con esas cosas.

El resto del encierro no fue como para tirar cohetes en el asunto ganadero.

El primero siempre con la cara alta, sin entrega en capote ni caballo, ni ganas en banderillas. Ponce lo pasó sin molestarlo. Se le quedaba corto y rebrincado, sin entrega y rebrincado al final del muletazo por el pitón derecho. Sin pasar y punteando por el izquierdo. Ponce abrevió que era lo mejor.

Ferrera vió como su primero echaba las manos por delante en el capote pero repetía lo que aprovecho para gustarse con el capote con verónicas cerradas en los medios con una chicuelina.

Derribó el toro al caballo y salió suelto. El castigo fue el topetazo porque apenas lo picaron.

Tres pares

Tres pares puso Ferrera sobresaliendo el segundo por dentro y el tercero, quebrando junto a tablas.

Toro montado, de corto recorrido y sin humillar al que tapándolo mucho y sin quitarle la muleta de la cara, le ligó dos tandas. Tenía movilidad el de Garcigrande pero sabía siempre donde estaba el torero.

Por el izquierdo tenía medio viaje y Ferrera le retrasaba la muleta en el cite para luego intentar alargar el viaje. Tuvo que acortar distancias y exponer ante el parado toro hasta darse un arrimón. Le exprimió lo poco que tenía. Estocada y oreja al esfuerzo del matador.

No fue mucho mejor el quinto al que recibió con una larga y cuatro verónicas lo que supuso, junto a lo hecho en el segundo, el único toreo de capa de ayer.

Cuatro pares volvieron a levantar al personal. Era toro de mucha fijeza y pronto al cite, tenía buen son y el extremeño lo llevó muy bien sobre la derecha en series cortas y ligadas. Se acabó el toro pronto, pero seguía entregado a la muleta aunque cada vez con menos recorrido. Sobre ambas manos fue exprimiéndolo hasta que el toro renunció a la pelea y se fue a tablas. No había más que hacer pero la voluntad y las ganas fueron premiadas de nuevo con otra oreja y fuerte petición de la segunda tras la estocada final.

Un inválido

Castella poco pudo hacer con su lote. El primero era un inválido que perdió las manos de salida, en el caballo, en un quite se fue al suelo. El personal se cabreó con razón, aquel toro no se había inutilizado durante la lidia, ya estaba así de salida. Protestaban, con razón.

En la muleta. Berreó, escarbó y perdió los cuartos traseros un par de veces. Era imposible. Castella probó y desistió

El sexto era casi un clon del tercero con algo mas de fuerza, pero con escasas ganas de embestir. El francés lo intentó todo pero era imposible. Se fue de vació, con el sonido de unas palmas en el tercero en su primera actuación en Olivenza, donde hubo dos toros potables y cuatro para olvidar.

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