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M. ELENA MELLADO
Martes, 12 de febrero 2008, 12:09
La idea surgió de una conversación de Rosi con su prima Balbi, que ha vivido muchos años en Alemania. «Me comentó que había leído un informe de Greenpeace en el que se hablaba del impacto que tienen las bolsas de plástico en el mar», contaba Rosi Portalo, miembro de la asociación de mujeres de Higuera de la Serena, «decía que los residuos humanos, sobre todo las bolsas, llegan al océano y como flotan como algas son comidos por los peces que acaban muriendo después de ingerirlos».
A Rosi Portalo, que además de participar activamente en la asociación tiene una tienda en Higuera de la Serena, este comentario le hizo dar vueltas a la cabeza. Un día tras otro desde su establecimiento reparte decenas de bolsas de plástico entre los vecinos, las cuáles al cumplir su uso como recipiente transportador acaban en la basura o tiradas en cualquier sitio. Así que después de repartir durante algún tiempo algunas bolsas de tela que su prima le trajo de Alemania, y viendo que algunos clientes se habían acostumbrado a utilizarlas, decidió proponer algo a la Asociación de Mujeres.
Manos a la obras
La intención era que entre todas hicieran bolsas de tela para repartirlas por todas las casas del pueblo y fomentar, de esta manera, su uso entre los paisanos. Dicho y hecho. Las 36 higuereñas que pertenecen a esta agrupación se pusieron manos a la obra. Compraron las telas y se marcaron el objetivo de que cada una debía manufacturar 10 bolsas en su casa. «Ninguna se escaqueó, ha sido una de las pocas actividades en las que hemos participado todas», aseguraba Felisa Sopo, una de las higuereñas. «Es que la idea nos pareció tan buena que nadie se opuso. Bueno, puede que a alguna no nos pareciera tan bien ponernos a coser en mitad de agosto...», apostillaba otra de las mujeres, Felisa López, bromeando, «pero todo sea por el medio ambiente», acababa entre risa y risa.
Poco después, 300 flamantes bolsas en color naranja, blanco o verde estaban listas para ser usadas. Con la ayuda del Ayuntamiento incluso pudieron timbrarlas y estamparles el lema 'Yo cuido mi entorno, ¿y tu?. Llévame contigo, no uses plástico, gracias'. Ahora sólo quedaba repartirlas entre los vecinos.
Se decidió entregarlas en la feria del Ramo Chico, el 8 de septiembre, de manera controlada para que en cada casa del pueblo hubiera una de estas bolsas. Desde un tenderete en la plaza del pueblo se fueron dando una a una a cada familia. Incluso muchos de los emigrantes que abarrotan el pueblo en verano se llevaron una al País Vasco, a Andalucía o Cataluña.
Malas costumbres
Ahora, varios meses después de que se distribuyeran, Rosi desde su supermercado comprueba si los higuereños se apuntan a la moda de transportar sus compras en tela. «Muchos llegan diciéndome que no les riña, que se les ha olvidado, pero yo no voy a reñir a nadie, es más, si hace falta les doy otra». La tendera reconoce que la mayoría de los vecinos acogió la idea con mucho entusiasmo pero que pocas semanas después colgaron la tela en algún sitio de la casa y allí se quedó. «Pero hay otros que vienen siempre con ella. Hay quien ha cogido la costumbre de meter el monedero en la bolsa y así siempre la llevan cuando van a comprar algo», resalta.
Según la asociación, el problema es que los higuereños, y como ellos el resto de los españoles, estamos mal acostumbrados a que en las tiendas se regalen bolsas de plástico al hacer cualquier compra, algo que nos hace creer que ese trozo de plástico no tiene ningún valor, cuando lo cierto es que para realizarlo se han tenido que emplear grandes cantidades de energía. Además, están compuestas de sustancias derivadas del petróleo que pueden tardar en degradarse cientos de años.
Exportar la idea
A pesar de que la iniciativa no ha cuajado de lleno entre los vecinos de Higuera de la Serena, la Asociación de Mujeres seguirá luchando para que la tela gane al plástico, conscientes de los daños que su uso abusivo supone para la naturaleza. Es más, la intención de estas intrépidas féminas es ahora exportar la idea a otras agrupaciones. A través de la Federación de Asociación de Mujeres de La Serena (FEMUSER), tratarán de que las extremeñas de la comarca saquen más bolsas de sus máquinas de coser y que las repartan entre sus paisanos.
Mujeres ecologistas
«Sabemos que nuestro granito de arena es muy pequeño, pero si podemos hacer algo por el medio ambiente, lo hacemos», comentaban varias mujeres de la asociación. «Si cada una podemos dejar de usar una bolsa de plástico eso que le quitamos de malo a la naturaleza, por poco que sea».
Pero el granito de arena de la agrupación por proteger el entorno no se queda en pasear por ahí unas bolsas de tela. Incluso para recaudar dinero para sus excursiones las higuereñas echan mano de métodos de lo más ecologistas. Uno de ellos es el de vender el jabón natural que ellas mismas fabrican con el aceite usado que recogen por las casas del pueblo.
Las mujeres de Higuera de la Serena son un ejemplo de buenas costumbres en lo que a ecología se refiere. Mirando al futuro con optimismo podría suceder que desde este pueblo de poco más de mil habitantes se desencadenara un movimiento que, primero llegara a los pueblos de alrededor, y quién sabe si se propagaría mucho más lejos, de manera que todos fuéramos a comprar con una bolsa de tela debajo del brazo declarando unánimemente la guerra al plástico.
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