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REGIONAL

Extremadura pierde el 10% de sus eucaliptos décadas después del 'boom' de la celulosa

El Plan Forestal pretende sustituir la práctica totalidad de estos árboles en el horizonte del año 2030

LUIS EXPÓSITO

Lunes, 12 de noviembre 2007, 02:19

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Los eucaliptos estuvieron a punto de acabar con Monfragüe. Así lo aseguraba Jesús Garzón, el naturalista considerado como el padre del Parque Nacional, días antes de recibir el premio Extremeño de HOY 2007. Claro está que la culpa no era de los árboles, sino de los hombres que se empeñaban en plantarlos, arrancando las especies autóctonas que allí habitaban de forma inmemorial.

Hoy en día, esta especie natural tiene muy mala fama, claramente inmerecida. También lo fueron las esperanzas que creó hace varias décadas, cuando los eucaliptos parecían la panacea que iba a sacar a la economía extremeña de su atraso secular. Gracias al cambio de mentalidad medioambiental y a las ayudas de las administraciones, el 10% de la superficie ocupada por esos 'árboles extranjeros' ha desaparecido ya de la región, más de 9.000 hectáreas. En su lugar, se han colocado especies autóctonas, especialmente encinas y alcornoques. Es una inversión a largo plazo, hasta dentro de al menos medio siglo no serán auténticos árboles.

Otra mentalidad

La historia arranca en los años 50, aunque fue alcanzó su auge en los 60 y 70. Alguien en un despacho de Madrid decidió que el futuro del campo extremeño (además de gallego y andaluz) pasaba por la producción de pasta de papel a partir de la celulosa. Para ello, se ordenó a los servicios forestales que firmaran contratos con los propietarios de tierras que fueran propicias para su producción. Se quería disponer de estos espacios para la plantación de eucaliptos de forma intensiva. Los responsables de la Administración creían además que mataban dos pájaros de un tiro, puesto que se rentabilizaban terrenos marginales que eran compatibles con otras actividades, como la caza.

Según recuerdan los expertos José Luis del Pozo y Juan Miguel Bermejo en un estudio, la primera repoblación se hizo en una finca estatal, 'Riberas del Guadiana'. Estaba junto a Badajoz, y los trabajos comenzaron en 1951. Las últimas se realizaron casi 35 años años después, en 1984. Según datos de la Junta, en esas tres décadas se plantaron en Extremadura 89.000 hectáreas, especialmente de las variedades 'Camaldulensis' y 'Maidenii'. Toda esa producción iba a canalizarse en un principio a través de una industria de celulosa que se construiría en Mérida.

Nunca llegó

Sin embargo, esa fábrica nunca empezó a levantarse. Ese fue el principio del fin de la ilusión. Ayudaron a su derrumbamiento otros factores. Por ejemplo, los rendimientos anuales de los árboles fueron mucho menores de lo esperado, entre 1 y 3 metros cúbicos por hectárea. Se había repoblado en suelos marginales y pocos profundos, cuando estos árboles necesitan terrenos casi agrícolas para ser rentables. También influyó el hecho de que España reactivara su comercio exterior tras años de aislamiento. Importar madera de Sudamérica para fabricar la pasta era mucho más barato y rápido. La puntilla llegó con el cambio de mentalidad medioambiental de la sociedad. No se entendía cómo se traían especies de fuera en detrimento de las autóctonas.

Ante esa nueva situación, las administraciones lideran los intentos para revertir la situación. Desde finales de los 80, la Junta ha iniciado distintas acciones para arreglar el desaguisado. En total, los eucaliptares apenas llegaron a representar el 2,2% del territorio regional y el 3,13% de la superficie forestal. Sin embargo, su impacto visual resulta evidente. Muchos de los mejores paisajes extremeños fueron alterados por una especie que fue plantada sin el más mínimo criterio natural.

En la actualidad, los trabajos para la recuperación de los montes giran en torno a varios ejes fundamentales. En primer lugar, se rescindieron determinados consorcios de los que se firmaron para la plantación y mantenimiento de los eucaliptos. En algunos de ellos, ese documento ha sido sustituido por otro para la restauración de la cubierta vegetal, debido a su interés ecológico. Por esta vía se han recuperado 2.000 hectáreas de terreno.

Por otro lado, en los montes propiedad de la Junta y otros declarados de utilidad pública se han sustituido algo más de 6.000 hectáreas de las 15.852 que gestiona, lo que supone un 37% del total.

Finalmente, donde el proceso marcha más lento es en el caso de las fincas privadas y en las que no fueron objeto de consorcio. Para estos casos, existen líneas de ayudas (Feoga) desde el año 1993. Con estas ayudas, en lo que llevamos de década se han rehabilitado 1.159 hectáreas, de las que la mayor parte, 652, corresponden a la provincia de Badajoz. En total, se han desembolsado 1,1 millones de euros en este concepto.

De ahora en adelante

De cara al futuro, la Junta tiene un Plan Forestal que pretende la transformación de la casi totalidad de los eucaliptares antes de su fin, en el horizonte del año 2032. Solamente se mantendrían EN una superficie muy pequeña del terreno que tiene limitaciones graves para el desarrollo del arbolado. Por eso, se prevé que se mantengan la ayudas al menos hasta el año 2013, cuando finaliza el programa operativo de fondos europeos. También se continuará con la rescisión de los consorcios y las actuaciones sobre los montes públicos y de utilidad pública.

A mediados de los años 70, Jesús Garzón consiguió salvar Monfragüe. Envió informes a todos los estamentos, dio charlas, denunció en los medios de comunicación... Con la ayuda de algunos amigos, entre los que se encontraba Félix Rodríguez de la Fuente, logró fondos para arrendar las tierras. Aunque quizás no tengan el mismo valor ecológico, la mayoría de los montes extremeños recuperan ahora su perfil original.

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