Los vecinos de la Ronda Norte denuncian las malas condiciones de la zona

La familia de Toñi Caro vive desde hace casi dos años en la Ronda Norte. Su casa está en el bajo de un edificio, en el que viven otras ocho familias rodeadas de terrenos vacíos. El limpio impoluto del interior de su casa contrasta con la amalgama de escombros, maleza y materiales que se acumula justo al otro lado de la pared de su salón. El bloque de Toñi es una isla entre el mar de suciedad y abandono de los solares aún sin edificar que rodean su casa .

Toñi y su familia están obligados a vivir allí después de que le expropiaran su vivienda de la calle Serrano, en el Barrio de San Roque, pero hay otras muchas familias que compraron una casa en esta zona con la convicción de que sería un barrio moderno, limpio y tranquilo. Por ahora esa imagen queda lejos de la realidad y el panorama que ven los cada vez más vecinos que llegan a vivir a la Ronda Norte es un entramado de vallas de obras, vegetación seca y restos de materiales de construcción.

Ratas y peligro

«Hemos pasado todo el verano sin poder abrir las ventanas porque cuando lo hemos hecho se nos han metido animales en casa», contaba Toñi en su casa de la calle Hermanos Vidarte. La pared de su casa linda con un solar en el que ratas, pequeñas serpientes y demás animales andan a sus anchas.

El terreno colindante está siendo utilizado por la constructora Ferrovial para acumular material, pero ni la vegetación, que se come el espacio, ni la petición de Toñi porque se despeje el lugar han servido para que se solucione el problema. «Llevamos cuatro meses pidiendo al jefe de obra que limpie esto. Hemos pasado todo el verano temiendo que la maleza saliera ardiendo y si eso pasaba nuestra casa iba detrás», narra Toñi junto a su madre.

Otra vecina del barrio, Isabel Rodríguez, también sufre las incomodidades. «La gente en sus pisos está muy bien pero lo que hay entre bloque y bloque es una auténtica porquería, deberían limpiarlo y hacer parques para los niños». Ella cruza una vez a la semana la calle Hermanos Vidarte para hacer la compra en los supermercados del final de esta travesía y ha visto evolucionar el barrio desde que se empezó a construir. «Los edificios no paran de crecer, las casas van a buen ritmo, pero lo que no cambia es la suciedad», añadía Isabel Rodríguez.

Otras vecinos se quejan además de los malos olores que llegan a las casas procedentes de un regato próximo. La hija de Pepi Gamero vive hace dos meses en uno de los pisos que dan a la avenida de circunvalación Manuel Rojas. «La pobre está muy desilusionada porque no ha parado de tener problemas. Ha pasado un verano muy malo entre los malos olores y la abundancia de mosquitos», narra su madre. Pepi Gamero también posee un piso en esa zona que en poco tiempo ocupará y como futura vecina reclama mejores condiciones para su barrio. «Podrían venir más a menudo a limpiar las calles porque dan pena. Yo creo que cualquiera que venga aquí y vea como está todo no va a querer comprar el piso cerca», añadía.

A la falta de limpieza que se genera en los solares sin construir se suma el peligro que suponen para los peatones y sobre todo para los niños. Los vecinos de la Ronda Norte se quejan también de que muchos de estos terrenos tienen hoyos accesibles que no están protegidos por vallas, que hacen que el barrio no sea un lugar muy indicado para los juegos infantiles.

Barrio a medias

Muchos de los pacenses que compraron una casa en la Ronda Norte ya están viviendo allí, pero se han encontrado con que las infraestructuras no están terminadas o no corresponden con lo imaginado.

Varias calles están cerradas al tráfico, los jardines están sin terminar, no hay casi papeleras... Para otro de los vecinos esta situación ha sido fruto de una mala organización. «Ha habido falta de previsión, no esperaban que fuera así, y ahora les ha pillado el toro y se las van a ver crudas para llenar tanto piso», decía Vicente Gutierrez en la puerta de la casa en la que vive desde febrero. «Cuando arreglen todo se estará muy bien, es una zona muy tranquila y tiene los supermercados muy cercanos».

Otro de los problemas con los que se encuentran los nuevos vecinos es la falta de accesibilidad para minusválidos. Toñi Caro que cuida de su madre, en silla de ruedas, conoce bien todas las barreras arquitectónicas del barrio. «En las aceras no hay espacio para la silla de ruedas y desde la calle Serrano hasta aquí tenemos que venir por la carretera», contaba indignada. «Esto es una vergüenza, casi no hay rampas», explicaba.

Cecilia Herrera, que vive en el mismo bloque que Toñi sólo pide que el barrio se arregle lo antes posible. «Sabemos que quieren seguir construyendo edificios pero lo que nosotros queremos es que no esperen a que esté todo hecho para arreglarlo. Aunque seamos pocos, nosotros también tenemos derecho a tener lo que el resto de vecinos de Badajoz», reclamaba Cecilia Herrera.

Denunciar

A pesar de estos problemas, los vecinos de la Ronda Norte no han presentado ninguna denuncia formal. Respecto a esto, Ramón Olivenza, presidente de la Asociación e Vecinos de San Roque, que es la barriada de la que depende esta zona, asegura no haber recibido ninguna noticia de los nuevos pobladores. «Al principio se quejaron porque las constructoras tardaban mucho en entregar los pisos, pero por ahora no hemos oído más reclamaciones», comenta el presidente vecinal. No obstante, Olivenza reconoce que existe un problema en la Ronda Norte por haberse construído sin orden. «El barrio se debería haber construído por fases y no un edificio aquí y otro allí».

La Asociación de Vecinos de San Roque actuará en esta zona en enero. Será a mediados de este mes cuando se pondrán en contacto con los ocupantes de los nuevos pisos para recoger sus opiniones y demandas, según indicó el presidente vecinal.