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La exposición de Vito Cano, todavía sin montar. :: a.c.
El realismo mágico de Vito Cano llega al espacio cultural Rufino Mendoza

El realismo mágico de Vito Cano llega al espacio cultural Rufino Mendoza

Se trata de 25 obras, de óleo sobre lienzo, de diferentes formatos

A. CALERO

Lunes, 31 de agosto 2015, 10:55

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«Está usted delante de una pintura de Vito Cano pensando en Botero cuando debería estar pensando en un botijo. Olvide lo que sabe de pintura. Este arte no necesita manual de instrucciones». De esta forma, Cecilio J. Trigo comienza la carta de presentación de la exposición que se podrá ver a partir del jueves en el espacio cultural Rufino Mendoza, ubicado en la Plaza de España, frente al ayuntamiento.

Se trata de 25 obras, de óleo sobre lienzo, de diferentes formatos realizadas por el artista Vito Cano, natural de Almendralejo. Estará abierta durante todo el mes de septiembre. Cuando acabe la exposición, el autor de la muestra donará una de sus obras al Ayuntamiento de Villanueva de la Serena. «Esto demuestra su enorme generosidad y compromiso con la cultura», asegura la concejala de Cultura, Mónica Calurano.

Este pintor, que comenzó en los años 80 su trayectoria artística, es autodidacta y «tiene un estilo propio donde su pintura exalta mediante el color, lo cotidiano y lo mágico», explica la edil. Muchas de sus obras están repartidas por importantes centros como la Fundación Camilo José Cela, la Casa Real o, incluso, a nivel internacional, en Italia o Brasil, donde ha tenido la oportunidad de exhibir sus cuadros.

Murales

También es autor de murales, públicos y privados, destacando el del Hospital Tierra de Barros. Asimismo, hace trabajos como cartelista e ilustrador, diseñador de portadas de discos, de libros y, recientemente, ha participado en la Iberian Pork Parade, una iniciativa de HOY en la cual los artistas extremeños se han encargado de decorar esculturas de cerdos ibéricos y cuya exposición es itinerante.

«He aquí las virtudes que en su pintura va plasmando el pintor de Almendralejo. El lado amable de las cosas. La alegría de lo sencillo de cada día. Una belleza que nada tiene que ver con el píxel. Nos ofrece un espacio figurativo de sensaciones en el límite perceptivo de lo cotidiano. El último hombre del siglo XX tiene por terapia el color», concluye Cecilio J. Trigo en la presentación de la obra.

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