Casi todas las grandes avenidas de la ciudad, que funcionan a modo de arterias que distribuyen el tráfico, tienen su particular nudo que impide el colapso. Sólo basta poner el cronómetro en marcha en algunos de los semáforos de acceso a la autovía, a la carretera de Olivenza o a la avenida de Europa para comprobarlo. No todos los semáforos son iguales. Los hay que la mayoría de las veces, por una cuestión estadística, están abiertos, pero hay otros, que casi nunca, también por cuestión...