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SOCIEDAD

La coña del ¡coño!

La popular interjección sigue sobrevolando el Congreso, aunque no con la carga dramática que le imprimió Tejero. Su presidente, Jesús Posada, la suelta muy a menudo. Ayer volvió a hacerlo

BORJA OLAIZOLA

Jueves, 19 de diciembre 2013, 01:06

A medida que las obras van borrando las huellas físicas de los disparos realizados en la intentona golpista del 23-F, el eco de las voces de Antonio Tejero adquiere nuevo vigor. Puede que un día terminen desapareciendo las muescas de los proyectiles de la asonada, pero está claro que el «¡se sienten, coño!», pronunciado en tono cuartelero por aquel teniente coronel de la Guardia Civil que tan malas pulgas gastaba, permanecerá asociado para siempre al recinto del Congreso.

La interjección coño, una de las más populares del castellano coloquial, vuelve a hacer acto de presencia cada cierto tiempo en la Cámara por mucho que sus señorías se empeñen en cuidar su lenguaje. «¡Procedan a la expulsión, coño!», les espetó el pasado mes de febrero el presidente del Congreso, Jesús Posada, a unos ujieres que no terminaban de decidirse a desalojar de la tribuna de invitados a un grupo de miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que habían interrumpido uno de los plenos.

Dicen quienes le conocen que Posada es de natural pausado y poco dado a los exabruptos, pero cuando las cosas se complican se enciende con la misma vehemencia que un conductor impaciente atrapado en medio de un atasco. «¡Esperen a que termine y luego hagan exclamaciones, coño!», volvió a reprender ayer a los diputados en medio de uno de esos plenos trabados y llenos de mutuos reproches que de vez en cuando ponen a prueba la paciencia de sus señorías.

Era la última sesión de control al Gobierno del año y se debatía sobre las víctimas del franquismo, un asunto controvertido donde los haya tras los agrios desencuentros que provocó la Ley de la Memoria Histórica. El revuelo provocado en la bancada de los socialistas por unas palabras pronunciadas por el portavoz del Grupo Popular, Rafael Hernando, terminó de calentar los ánimos de la tercera autoridad del Estado: «¡Parece mentira que no puedan escuchar, esperen ustedes a que termine y luego hagan exclamaciones, coño!», recriminó a los diputados de la oposición. Posada tampoco tuvo muchas contemplaciones con su correligionario y colega Hernando, en posesión del turno de voz, al que instó a poner fin a su intervención de una forma no muy versallesca: «¡Termine ya porque esto no es un discurso!».

Micrófonos sin desconectar

La tensión que se acumula en los a menudo tediosos debates de la Cámara hace que de vez en cuando afloren expresiones que hacen fortuna. Recuérdese si no el «¡Manda huevos!» del entonces también presidente del Congreso, Federico Trillo. Sirva de atenuante que la pronunció pensando que su micrófono estaba desconectado, después de verse obligado a realizar una votación sobre el siguiente enunciado: «Rúbrica de la disposición transitoria segunda. Se suprime la referencia a las tarifas de conexión para desarrollar el contenido resultante de la tramitación previa en el Congreso. Por último, también por razones de técnica legislativa, una disposición derogatoria que prevé expresamente la abrogación del Real Decreto Ley del que trajo origen este Decreto Ley». En fin.

Del coño al coñazo solo van dos letras. Seguro que José María Aznar aún se acuerda del «vaya coñazo que he 'soltao'» con el que se despidió de la tribuna del Parlamento Europeo, sin darse cuenta de que la megafonía le estaba poniendo en evidencia. O el «a tomar por culo» que los socialistas atribuyeron al entonces ministro del Interior, Mariano Rajoy, durante una discusión con Juan Barranco en un pleno del Senado.

Entre tanto exabrupto reina la interjección coño, que en su acepción de sustantivo es la forma más común de denominar al sexo femenino, precisa el catedrático Félix Rodríguez, autor del 'Diccionario del sexo y el erotismo'. Tanto y tan profusamente se usa la palabra en la península que los chilenos llaman a los españoles 'coños'. Tiene su coña.

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