El envenenamiento de varios perros indigna a los vecinos de la Zona Norte
Sus dueños sospechan que algún vecino es el que proporciona a los canes una sustancia desconocida que se analiza en laboratorios
M. ÁNGELES MORCILLO
Viernes, 26 de abril 2013, 10:19
Jadi era una pit bull de dos años y medio que residía con sus dueños en una vivienda de Jardín de Mérida, en la Zona Norte. Vivía, porque ya no está. Falleció, envenenada, hace pocas semanas.
Así lo denuncian su dueños. Domingo Sánchez y Eva María de la Revilla pensaron en un principio que su perra había sufrido una intoxicación por haber ingerido algún producto para fumigar o insecticida para exterminar babosas, caracoles, cucarachas o ratas. «Jadi estaba muy envenenada. Entró en coma pero logró recuperarse a base de mucho dinero y esfuerzo», explican. Sin embargo, la perra volvió a recaer a las tres semanas. Esta vez no salió adelante. Murió en un día y tras otro coma. Según el veterinario que la trató y su propio dueño, había ingerido hasta dos y tres dosis más que la primera vez.
Una vez descartada la intoxicación por sustancias para tratar plantas o luchar contra plagas de insectos o invertebrados, sus dueños confirman que sospechan de una persona. Más concretamente de un hombre que vive en la zona desde hace poco tiempo. Al parecer, tiene fobia a los perros. «También los odia».
Aseguran que este hombre es el que le habría proporcionado a Jadi una sustancia roja y con forma de gominola. «Envenena a los perros en nuestros propios hogares, ya que su método es tirar por encima del muro de los unifamiliares la sustancia para que los perros la tomen», dice uno de los afectados.
Porque Jadi no es la única perra fallecida en la zona en las últimas semanas. Según confirman los vecinos, hay al menos otras dos mascotas que han muerto en las mismas circunstancias y varias más que están actualmente enfermas.
Tras analizar exhaustivamente los restos ingeridos por los perros fallecidos, practicándoles una necropsia, se ha detectado una sustancia desconocida que aún se analiza en los laboratorios para determinar qué es exactamente.
Porque el efecto que produce está bien claro. El veterinario que ha tratado a Jadi, Rubén Manteca, que tiene la clínica Marquesa de Pinares, indica que cuando la perra llegó a su consulta sufría, entre otros síntomas, descoordinación de las patas traseras y fallo en el sistema nervioso, entrando en coma poco tiempo después. La primera vez el animal se recuperó. La segunda no lo superó y falleció.
Manteca asegura que hasta ahora nunca había visto nada igual y que no conocía la sustancia que encontró en el estómago de Jadi cuando le hizo la necropsia. Tampoco sus compañeros de la Facultad de Veterinaria de Cáceres. Por eso la ha mandado a analizar, para saber realmente qué ha ingerido el can.
Domingo y Eva afirman que quieren llegar hasta el final. Que no pararán hasta que descubran quién y por qué han matado a Jadi. «Si tenemos que acusar a alguien y llevarlo a los tribunales, lo haremos. Porque nos han quitado a Jadi, una perra, buena y cariñosa, miembro de nuestra familia que ya no va a volver a estar con nosotros nunca más».
Tienen miedo a pasearlos
Los vecinos de la zona que tienen perro, que son muchos, están indignados y muestran su temor a que puedan envenenar a los suyos.
Aunque vivan en un piso y los perros tengan menos acceso a la calle, confiesan que ya tienen miedo incluso de sacarlos a pasear por la zona, por si la sustancia pudiera estar en las calles, parques o jardines. «Ahora los tenemos que sacar atados. No nos fiamos de lo que pueda haber por ahí», dice el dueño de un can.
Ante este temor, ya hay vecinos que confirman que no los sacan a pasear por esa zona. Eligen otra para que los perros puedan disfrutar y ellos estar sin miedo.
Además, muestran su preocupación porque dicen que del mismo modo que los perros han ingerido esta sustancia, también puede hacerlo algún niño pequeño, facilitando este hecho que el veneno es de color rojo y con forma de gominola. De todas formas, no se ha determinado qué efecto produciría en los seres humanos.
Desde la Asociación Cultural para la Defensa de los Animales de Mérida, Acudame, se denuncia además que últimamente también se han dado algunos casos de perros que han fallecido por haber ingerido carne con chinchetas o alfileres. «Los destroza por dentro», indica Irene Díaz, su presidenta.
También confirma que el Ayuntamiento de Mérida ha colocado una serie de carteles en algunos parques de la ciudad, por ejemplo en el del Acueducto de los Milagros, informando y alertando de que se ha fumigado la zona. Se trataría de una forma de evitar que los dueños de los perros entren en un lugar donde las sustancias insecticidas envenenarían a sus mascotas, pudiendo acabar como Jadi.