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El investigador Juan A. Martín; los agricultores colaboradores Francisco Cintas y Lorenzo Barragán; la investigadora Angeles Delibes; el alcalde de Maguilla, Antonio Gallardo; el investigador José del Moral; y el director general, Alejandro Hernández Renner. :: HOY
REGIONAL

Los científicos que salvaron Maguilla

Bautizaron con el nombre de la localidad a una variedad de cereal que es más tolerante a la plaga El pueblo nombra hijos adoptivos a tres investigadores que combatieron el mosquito del trigo

LUIS EXPÓSITO

Domingo, 6 de mayo 2012, 03:30

A principios de los años 90 el miedo era la tónica predominante entre los agricultores de la provincia de Badajoz. El llamado mosquito del trigo había acampado en las tierras de unos 4.000 productores de cereal, especialmente de la Campiña Sur. El problema no era menor. El mosquito amenazaba con arrasar los cultivos y no se vislumbraba una solución. Entre la población se extendió incluso el temor de que las tierras quedarían improductivas y sus habitantes tendrían que emigrar de nuevo, algo ya habitual para los extremeños.

No era un miedo infundado. En Córdoba, donde ya había actuado la enfermedad, la cosecha llegó a caer un 40%. En la zona aragonesa del valle del Ebro también hubo importantes daños. En Badajoz, los afectados tasaron en 4.500 millones de las antiguas pesetas los destrozos. Durante un par de campañas, este animal atacó duramente al cultivo.

Vista la magnitud del problema los productores pidieron ayuda a investigadores de todos los centros agrarios del país. Al final, después de mucho trabajo, se puede decir que la plaga está controlada.

El centro de los trabajos para la erradicación de este insecto estuvo en la localidad de Maguilla, cerca de Llerena, en el extremo sureste de la provincia de Badajoz. Allí no olvidan lo que ha sucedido y así quieren reconocerlo. Ayer el ayuntamiento nombró oficialmente como hijos adoptivos de la localidad a tres científicos que dirigieron desde sus respectivos centros los trabajos de investigación.

Madrid y Cataluña

Uno de ellos es extremeño, José del Moral, jefe del Departamento de Fitopatología del centro de investigación Finca La Orden, dependiente de la Junta. En cambio, los otros dos son foráneos: Ángeles Delibes, coordinadora del proyecto y profesora de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Madrid; y Juan Antonio Martín, catedrático y miembro del centro de investigación catalán IRTA.

El pueblo de Maguilla personaliza en estos tres sabios su agradecimiento, pero lo cierto es que el trabajo fue compartido. Un profesor norteamericano ayudó en la identificación de la raza del insecto. Los profesores de Madrid buscaron genes de resistencia en plantas silvestres. Los investigadores de Lérida los introdujeron en variedades trigo para transformarlas, y la cooperativa Acorex y los agricultores de Maguilla, Azuaga y Granja de Torrehermosa prestaron sus tierras para los experimentos. No hay que olvidar que la financiación de todo el proyecto recayó en la Unión Europea, a través de los Fondos Feder, y en el Gobierno español.

Las investigaciones realizadas sirvieron para conocer por qué se forma la plaga y qué técnicas deben seguir los productores para evitarla. Pero, sobre todo, se obtuvo una variedad nueva de trigo más tolerante al mosquito y también más productiva. En las plantas silvestres Aegilops ventricosa y Aegilops triuncialis se descubrieron dos genes (H27 y H30) tolerantes a la enfermedad, que pueden ser utilizados por cualquier investigador del mundo. Al dar un rendimiento mayor, puede ser una herramienta para luchar contra el hambre en las economías más atrasadas.

Con ellas se elaboró la nueva variedad de trigo harinero, bautizada con el nombre de Maguilla. El Ministerio de Agricultura la ha aceptado en el registro oficial de variedades. Además de esta planta, también se conocieron una serie de pautas que fueron transmitidas a los agricultores. «Por ejemplo, le dijimos que evitaran hacer una siembra adelantada, y que por lo tanto debían retrasarla. Sabemos que las lluvias otoñales avivan la actividad del mosquito», rememora José del Moral, uno de los investigadores homenajeados ayer.

Otra pauta es que rotaran los cultivos de modo que dejaran pasar dos campañas antes de repetir con trigo en una misma parcela, debido a que ese es el periodo de actividad del insecto.

Como los abuelos

De la misma manera se comprobó la eficacia de una técnica agrícola ya prácticamente en desuso, el 'aricado', que consiste en arar muy superficialmente la tierra, casi ráscandola, cuando la planta está creciendo.

Gracias a los estudios realizados se han concluido varias tesis doctorales y trabajos de fin de carrera de estudiantes de ingenieros agrónomos. Los resultados han sido publicados en varias revistas científicas, como Aplied Theoretical Genetic o Annual Wheat Newsletter. También en publicaciones españolas, como el Boletín de Sanidad Vegetal.

En Maguilla no olvidan estos trabajos, y el pleno de la Corporación aprobó el pasado 13 de enero dar el título de hijos adoptivos a los tres científicos citados. También reconocer la labor de otros cinco investigadores que colaboraron, además de tres agricultores que también formaron parte de los trabajos.

José del Moral no oculta la satisfacción de este reconocimiento. «Los investigadores del mundo agrario tenemos muchos problemas, por eso agradecemos tanto menciones como esta, sobre todo porque es un reconocimiento sencillo y verdadero», afirma.

Para él, es el mayor premio que podían darle. «Muestra la calidad humana de los extremeños. Porque lo más valioso que te pueden dar en un pueblo es decirte que eres de los suyos. Es un gesto de gran valor y por eso lo agradezco mucho».

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