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Incendio forestal en La Junquera, Girona, ocurrido en julio de 2012.
España pide innovación contra el fuego

España pide innovación contra el fuego

En un país tan sensible a los incendios forestales, la tecnología es un problema pendiente que las nuevas empresas intentan resolver

antonio villarreal

Martes, 30 de septiembre 2014, 13:20

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España sufrió hace dos años uno de los peores veranos de su historia reciente, cuando ardieron casi 217.000 hectáreas. Desde entonces, hemos tenido un poco más de suerte, pero expertos como Elena Domínguez, responsable del programa de bosques de WWF España advierten que «este año ha sido bueno, el pasado fue bueno, 2012 fue terrible y 2015 puede volver a ser terrible, porque las condiciones que hacen que nuestro monte sea vulnerable a las llamas siguen estando ahí».

La tecnología es, en estos casos, más necesaria que nunca, ya que sólo los avances técnicos pueden permitir mejorar la prevención reduciendo el coste en un contexto, el medioambiental, en el que los recortes y los bajos presupuestos siguen estando vigentes.

Para solucionar esta circunstancia, empresas jóvenes como la valenciana NT Forest (acrónimo de Nuevas Tecnologías Forestales) o más veteranas, como la leonesa Tecnosylva, están desarrollando nuevas herramientas para luchar con más eficacia contra el fuego.

«Somos tres ingenieros que veníamos de diferentes empresas o de la universidad y decidimos emprender en este tema, en el desarrollo de sensores para detección de incendios», explica Jordi Martínez, socio-director de NT Forest.

El poder de un sensor

La empresa, nacida en 2011, ha desarrollado un sistema, llamado Senticnel. «Son sensores que distribuyes por la zona forestal, y la ventaja que tienen es que son muy pequeños y tienen una autonomía de mucho tiempo, entonces digamos que pasan desapercibidos para la gente», describe Martínez. «Van midiendo diferentes parámetros, entre ellos, los gases de combustión. Así, si se produjera un fuego a una distancia de varias decenas de metros puede detectarse al foco justo al inicio».

Estos dispositivos crean entre ellos una red de comunicación, por tanto, toda el área forestal está monitorizada. En el momento en que en uno de ellos salta una alarma, éste se comunica con otro receptor, situado en un sitio donde haya cobertura, y de ahí se envía un aviso o un SMS. Para el director de NT Forest, las ventajas de su sistema «con respecto a la vigilancia humana, que es a grandes rasgos lo que tenemos hoy, es que funciona de continuo, tienes el monte monitorizado 24 horas y 365 días al año».

Las urbanizaciones insertas en mitad del monte representan un grave problema en caso de incendio, ya que las vidas humanas tienen, obviamente, prioridad, lo que a veces hace perder mucho tiempo y recursos a los equipos de extinción. «Hay muchas urbanizaciones en terreno forestal interesadas», reconoce Martínez, «son zonas de interfaz, de transición entre terreno urbano o agrícola y terreno forestal, donde se producen muchos incendios por temas de, por ejemplo, quema de rastrojos, y para esas zonas nuestro sistema funciona muy bien porque puedes cubrir una banda muy larga de terreno con muy pocos sensores, quizá con uno cada cien metros», explica el director de NT Forest. «Las primeras pruebas las hicimos en Cuenca con la Junta de Castilla La Mancha, ellos estaban haciendo unas quemas y nosotros aprovechamos para probar distribuciones, sensores... Eso fue en 2011, y después de aquellas pruebas, que sirvieron para ver dónde podíamos llegar, hemos estado mejorando el sistema».

Otra de las ventajas está en la visibilidad. «Si miras desde una torreta en un día nublado o con bruma, a veces cuesta ver una columna de humo. Lo bueno que tiene nuestro sistema es que puedes tener controladas zonas de difícil visualización como valles y barrancos», dice Martínez. Además, económicamente es bastante competitivo porque los sensores permite cubrir un área importante a un coste relativamente bajo. «Es una inversión, pero como tiene una vida útil de muchos años, se recupera rápido», afirma este empresario. Otras de las ayudas que la tecnología puede aportar a la lucha contra el fuego son los simuladores de incendios, programas que van generando archivos con los datos de temperatura o viento que recibe de la red de sensores y, automáticamente, con una exactitud de decenas de metros, hace una proyección de qué va a pasar con el fuego en las próximas horas.

«Eso permite tener una previsión rápida, lo cual es muy útil». Aunque el que emplean en NT Forest es americano, hay empresas españolas como Tecnosylva desarrollando sistemas parecidos como WildFire Analyst, que desde la empresa definen como «un simulador operacional de la propagación del fuego basado en algoritmos de predicción como Rothermel o Ferragut, que permite, como herramienta, acoplarse a arquitecturas y entornos GIS para su uso en aplicaciones de emergencias». Éste tiene en cuenta tanto el modelado digital del terreno como el viento, la hidrografía, las redes de comunicaciones y las líneas eléctricas.

El caso americano

Recientemente, el estado norteamericano de Alamaba ha empleado este software para evaluar el impacto de la reducción de los presupuestos en extinción de incendios. En España, este tipo de iniciativas empiezan a abrirse paso, pero a nivel local o regional.

Jordi Martínez tiene una tesis para esto, basado en su experiencia. «Son sistemas muy seguros, pero es una inversión cuya rentabilidad empieza a verse a medio plazo. Por eso a los responsables de los presupuestos les cuesta mucho pensar en esos plazos, o no les interesa».

El negocio de este tipo de empresas no está simplemente en vender los sensores o el programa de simulación, sino en ofrecer además la gestión o el mantenimiento. «Primero vemos qué terreno tienen y luego valoramos qué instalación tendríamos que hacer», explica Martínez, quien anuncia que están cerca de «llegar a un acuerdo con una administración de la Comunidad Valenciana, en el marco de un proyecto LIFE, para montar una instalación piloto».

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