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¿Se puede (y se debe) ser anónimo en Internet?

¿Se puede (y se debe) ser anónimo en Internet?

La propuesta del PP de acabar con el anonimato en las redes sociales será difícil de sacar adelante

Arantxa Herranz

Madrid

Lunes, 5 de febrero 2018, 09:57

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Tanto en las redes sociales como en foros y páginas de Internet, muchos usuarios prefieren no dar su nombre real y muestran su opinión bajo un pseudónimo. Una estrategia casi tan antigua como la literatura. Pero ¿es legal este anonimato en Internet?

De momento, sí. Cualquiera puede utilizar muchos de los servicios y herramientas de Internet sin necesidad de mostrar su verdadera identidad. De hecho, algunas de las cuentas que más seguidores arrastran en muchas de estas redes sociales responden al perfil de un anónimo.

«La gente tiene derecho a navegar de forma anónima por Internet si no comete delito y lo hace de forma positiva», expresa el presidente de la Asociación de Internautas, Víctor Domingo, quien, por tanto, considera que «no tiene sentido» legislar el anonimato para que éste sea ilegal.

Sin embargo, el 26 de diciembre el Partido Popular presentaba en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley con la que pretende acabar con la «impunidad del anonimato en Internet».

Fuentes jurídicas consultadas por este periódico consideran que es muy difícil acabar con el anonimato en Internet. Explican, además, que la libertad de información es un derecho fundamental que uno puede ejercer libremente, de forma anónima o no. «El anonimato te da coraza para decir cosas que si no lo tuvieras, no dirías», sostienen.

«Hay que hacer un tipo de educación en positivo sobre el uso de internet y sus herramientas»

Y en este contexto, Victor Domingo aboga por mejorar el DNI electrónico. «Si el PP o el PSOE quisieran que todos estuviéramos identificados, sería mejor un DNI electrónico que funcionara. Eso facilitaría la labor para que todo el mundo estuviera identificado», señala.

Hace días surgía la polémica porque se había desvelado la supuesta identidad real de una de esas cuentas anónimas en Twitter. ¿Es lícito sacar de este anonimato a un usuario?

Aquí se deben distinguir dos supuestos: uno en el que sí y otro en el que no. En este caso, tal y como explican estas fuentes jurídicas, se trata de un mero juego de las máscaras. Aunque la propiedad intelectual sí protege a los autores que publica con seudónimo, en este caso no habría delito en desvelar la verdadera identidad de un usuario.

No obstante, y tal y como manifiesta Domingo, hacerlo «es una falta de decoro y educación». Algo en lo que también estarían incurriendo aquellas personas que retuitean y dan a conocer esa filtración. «La vara de medir tiene que ser la misma para todos. Se da la paradoja de que otras cuentas anónimas han difundido esa 'salida del armario' forzada», asevera.

La propuesta del PP iba más encaminada a evitar que algunas personas se escuden detrás de un avatar para insultar e incluso acosar a otros usuarios de Internet. En cualquier caso, cabe señalar que realmente nadie es 100% anónimo en Internet.

Identificación

Tanto Víctor Domingo como las fuentes jurídicas consultadas coinciden en que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado disponen de herramientas suficientes para identificar a cualquier usuario de Internet, si fuera necesario hacerlo, bajo tutela judicial.

«Si en un momento dado se necesita saber quién está detrás de una cuenta, puedo requerir a la red social que me dé información bajo orden judicial», explican los expertos legales, que subrayan que «anonimato no es sinónimo de impunidad».

Además, Domingo advierte que es más fácil localizar un delito en Internet que en un mundo físico. «Siempre estás asociado a un número IP, lo que es un dato de carácter personal y por eso no se pude legislar».

Por último, este experto remarca que hay que hacer un uso positivo de la ley e internet. «Hay que hacer una educación en positivo sobre el uso de internet y de sus herramientas. Todos los gobiernos deberían incidir en ese tipo de educación. El problema de fondo es que nos hemos encontrado con una herramienta de comunicación muy poderosa que no siempre se utiliza bien. Estamos aprendiendo casi de forma autodidacta. La administración debería hacer este esfuerzo educativo, y no leyes que no sirven para nada», concluye.

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