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La pesadilla de amanecer mojado

La pesadilla de amanecer mojado

La enuresis nocturna afecta entre el 8 y el 15% de los niños mayores de 5 años. Su tratamiento conlleva una serie de medidas higiénicas y precisa la implicación plena de los padres

LINDA ONTIVEROS

Martes, 24 de noviembre 2015, 16:17

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Entre el 8% y el 15% de los niños mayores de 5 años siguen orinándose en la cama por las noches, según el último estudio sobre enuresis infantil realizado en España en 2015 y publicado en la Revista de Pediatría de Atención Primaria. La enuresis es un trastorno del sueño incluido en el grupo de parasomnias y para saber qué puede ocasionar este síntoma deben tenerse en cuenta los antecedentes familiares, posibles factores psicológicos y otros trastornos como disfunción vesical o vejiga neurogénica.

«La incidencia de enuresis en niños con alguno o ambos padres con antecedentes de haberla padecido se encuentra entre el 44% y el 77%, mientras que en las familias donde los padres son no enuréticos es del 15%», señala la doctora Montserrat Hernández Martínez, pediatra del Centro de Atención Primaria Collblanc, L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) y colaboradora de la Asociación Española de Pediatría. «También debe tenerse en cuenta que, meses después de haber controlado los esfínteres perfectamente durante al menos 6 meses, puede desencadenarse la enuresis secundaria, debido a algún factor estresante que actúa sobre el niño, como el nacimiento de un hermanito o la separación de los padres».

Factores desencadenantes

  • Antecedentes familiares de enuresis

  • Estreñimiento

  • Psicológicos (nacimiento de un hermano, separación de padres, conflictos familiares).

Tratamiento individualizado

Para ayudar al control de los esfínteres infantiles durante el sueño, existen distintos tipos de tratamientos, desde unas simples normas familiares hasta farmacológicos. Su idoneidad depende de cada caso, en los que hay que considerar aspectos económicos del tratamiento y los objetivos. «La enuresis tiene un tratamiento efectivo, completo y permanente», afirma la doctora Hernández Martínez. «Pero no se puede decir que haya uno mejor que otro, puesto que el abordaje terapéutico de la enuresis debe ser individualizado para cada niño y siempre combinado con unas normas básicas».

En general, estas reglas comienzan por no culpabilizar al niño y establecer un refuerzo positivo. También implicarse en la higiene, al tiempo que se adquieren hábitos miccionales diurnos, especialmente antes de acostarse y disminuir ingesta de líquidos a partir de las 18 h. Y siempre se recomienda a los padres no recurrir a los pañales, para intentar minimizar el impacto psicológico en los infantes.

Tipos de enuresis

  • Primaria el niño nunca ha permanecido previamente seco por la noche durante un periodo de, al menos, seis meses.

  • Monosintomática presenta enuresis nocturna y no tiene ningún otro síntoma de vías urinarias bajas.

  • No monosintomática presenta enuresis y otros síntomas de vías urinarias bajas (incontinencia diurna, urgencia miccional, polaquiuria).

  • Secundaria el niño ha permanecido previamente seco por la noche durante un periodo de, al menos, seis meses.

Si aun así la enuresis nocturna continúa, se puede realizar un tratamiento individual. «La alarma y la desmopresina (fármaco antidiurético que disminuye la eliminación del agua por el riñón) son los únicos tratamientos disponibles que se han mostrado eficaces y seguros», asegura la doctora Hernández Martínez.

El primero de estos tratamientos está basado en una alarma, que se activa con la humedad. Al emitir una fuerte señal, despierta al niño al comienzo de la micción, así como a los padres, que deben estar muy implicados con la terapia, y levantarse y acudir en ayuda del pequeño. «Es importante que nos encontremos con una familia y un niño motivados y colaboradores, porque se necesita que se levanten para apagarla y cambiarse», explica la doctora Hernández Martínez. «Funciona cuando el niño tiende a orinarse a cualquier hora de la noche y no ha habido fracaso previo de un tratamiento con alarmas. Tiene una eficacia entre el 60% y el 70% de los casos, con una tasa de recaída próxima del 30% al 50%. Sin embargo, la respuesta suele ser lenta, aproximadamente de 3 o 4 meses». Una de las desventajas de este método es que no es reembolsable por el Servicio de Salud.

Con fármacos

El otro tratamiento que ha demostrado fiabilidad es el farmacológico, basado en desmopresina y, si el paciente se muestra resistente, anticolinérgicos. «La desmopresina reduce rápidamente la enuresis nocturna en los niños durante el tratamiento con una eficacia del 40% al 80%», afirma la doctora Hernández Martínez. «En los niños que responden al medicamento, la disminución del número de noches mojadas se observa ya en la primera semana y el efecto máximo en la cuarta. A las dos semanas de tratamiento un 9,8% de los casos consiguió sequedad completa». Las desventajas son que, al suspenderse de forma brusca, la recaída sea lo habitual, y que de forma infrecuente pueda ocasionar intoxicación acuosa, por lo que el niño no puede beber agua desde una hora antes de la administración hasta la mañana siguiente.

Algunas normas

  • No culpabilizar al niño

  • Establecer un refuerzo positivo

  • Implicarse en la higiene y cuidados necesarios

  • Establecer hábitos miccionales diurnos y especialmente antes de la hora de dormir.

  • Disminuir ingesta de líquidos a partir de las 6 de la tarde

  • Controlar el tratamiento con calendario

  • No utilizar pañales, excepto en situaciones concretas

La terapia farmacológica se recomienda para niños pequeños o que no han controlado sus esfínteres nunca durante la noche, casos menos severos de enuresis, episodios enuréticos durante las primeras dos horas de sueño, familias con antecedentes de enuresis y poliuria nocturna, y micciones nocturnas muy abundantes. También se opta por la desmopresina si la familia no está motivada para seguir las pautas del tratamiento con alarmas, o si se ha diagnosticado trastorno por déficit de atención /y o hiperactividad (18% de los niños enuréticos sufren TDAH, según estudios recientes).

«A largo plazo, las alarmas parecen ser más efectivas que la desmopresina al final del tratamiento», concluye la doctora Hernández Martínez. «Pero si el objetivo es la sequedad a corto plazo, la desmopresina es la mejor opción terapéutica. Si hay frecuencia alta de noches mojadas, utilizar alarma; y si hay frecuencia baja de noches mojadas, desmopresina. En cuanto a los tratamientos farmacológicos con anticolinérgicos, como oxibutinina y tolterodina, solo se prescriben en la enuresis resistente a la desmopresina o persistente por posible hiperactividad del esfínter durante el sueño». Esto es debido a que la oxibutinina tiene efectos secundarios, como sequedad de boca, vértigo, estreñimiento y aumento del riesgo de infección urinaria por acumulación residual de orina. Se prevé que tolterodina consiga igual eficacia con menos efectos secundarios. En todo caso, la enuresis tiene un tratamiento que depende de cada paciente. Los padres no deben desesperar ni trasmitir su ofuscación a los niños.

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