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Realidad virtual para evitar la dura autocrítica

Realidad virtual para evitar la dura autocrítica

Una investigación en la que ha participado la Universidad de Barcelona, demuestra que la autocompasión puede aprenderse utilizando avatares en un contexto de inmersión en realidad virtual. Esta técnica podría ser útil para tratar un gran número de trastornos clínicos

redacción/UB

Viernes, 14 de noviembre 2014, 13:46

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Los jugadores de videojuegos de realidad virtual pueden aprender a ser menos críticos consigo mismos gracias a los avatares, dentro de un contexto de inmersión total. El desarrollo de la autocompasión aumenta también la autocompasión y los sentimientos de complacencia en individuos que son muy autocríticos, según una investigación realizada en la Universidad de Barcelona (UB), la University College de Londres y la Universidad de Derby, y podría utilizarse para tratar un gran número de trastornos clínicos, incluida la depresión. La investigación internacional está demostrando que la compasión puede desempeñar un papel muy importante en un gran número de procesos psicológicos y neurofisiológicos, dice el profesor Paul Gilbert, coautor del estudio y experto en terapia focalizada en la compasión de la Universidad de Derby. El reto actual consiste en ayudar a las personas a despertar, generar y sentir compasión con beneficios terapéuticos.

Para lograr el bienestar emocional, los investigadores diseñaron un método, dentro de esta realidad virtual, que consiste en crear una situación en la que el sujeto se enfrenta a sí mismo. En el estudio participaron 43 mujeres con tendencia a la autocrítica, que adoptaron un cuerpo virtual de tamaño real que sustituía al propio y les permitía tener una perspectiva en primera persona a través de los ojos del avatar, según el artículo publicado en la revista Plos One con el título Embodying compassion: a virtual reality paradigm for overcoming excessive self-criticism. Una vez adoptado el cuerpo virtual, se pidió a las participantes que mostraran su compasión hacia un niño virtual.

Mientras hablaban, el niño parecía escucharlas y responder positivamente a su compasión. Después de unos minutos, 22 de las participantes adoptaron el cuerpo infantil y desde esta perspectiva observaron cómo su cuerpo adulto virtual original expresaba las palabras de compasión que ellas mismas habían pronunciado antes. Las otras 21 mujeres observaron cómo su cuerpo adulto virtual original expresaba compasión hacia el niño desde una perspectiva de tercera persona. Una serie de pruebas verificadas permitieron registrar datos relacionados con el estado de ánimo, la situación emocional y los rasgos de personalidad antes y después del experimento.

Una vez te colocas el aparato en la cabeza, miras hacia abajo y ves un cuerpo virtual que remplaza al tuyo y se mueve como si fuera el proprio y, además, lo ves reflejado en el espejo: tu cerebro interpreta que ese cuerpo es el propio, dice el profesor Mel Slater, coautor del estudio, director del Grupo de Investigación Entornos Virtuales en Neurociencias y Tecnología Experimental (EventLab) de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona e investigador de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA). En estudios previos comprobamos que cuando un adulto adopta el cuerpo de un niño, sus percepciones del mundo y de sí mismo se asemejan a las de un niño. En este nuevo estudio, las participantes reciben la compasión que ellas mismas han expresado como adultas. La principal ventaja de este procedimiento frente a otros métodos es que se consigue sentir autocompasión de forma indirecta. Esta técnica puede ayudar a vencer la resistencia observada en aquellos individuos que sienten que no merecen compasión.

La autocompación ayuda al bienestar

La autocrítica excesiva es uno de los factores más destacados que intervienen en el desarrollo y la persistencia de un gran número de enfermedades mentales, incluida la depresión. Los científicos afirman que las personas que son autocompasivas tienden a mostrar unos niveles más bajos de autocrítica y son capaces de afrontar mejor las experiencias negativas y los problemas; porque la autocompasión actúa como amortiguador, les ayuda a estar de mejor humor y les proporciona una sensación mayor de bienestar.

Las mujeres cuya experiencia en primera persona tuvo lugar a través de los ojos del avatar infantil se sintieron mejor, más seguras y satisfechas; sus sentimientos de autocompasión aumentaron y la tendencia a la autocrítica disminuyó, mantiene la doctora Caroline Falconer, primera autora del artículo y profesora del Departamento de Psicología Clínica, Educativa y de la Salud del University College de Londres.

Las participantes experimentaron una sensación única en la que se dedicaron palabras amables y autoafirmadoras a sí mismas. Por el contrario, aquellas que solo lo experimentaron en tercera persona únicamente mostraron un descenso de la autocrítica. Estos resultados subrayan los beneficios que tiene la experimentación en primera persona mediante inmersión en realidad virtual para cultivar la autocompasión, prosigue la doctora Falconer.

Este estudio, financiada por el Consejo Británico de Investigaciones Médicas, es una de las primeras pruebas que demuestra que la técnica de adoptar un cuerpo virtual puede utilizarse en salud mental para inculcar emociones positivas y reducir las negativas, según los investigadores. Antes, otras investigaciones de Event Lab habían demostrado las consecuencias fisiológicas y psicológicas de este tipo de ilusiones corporales, como, por ejemplo, que un brazo virtual hasta tres veces más grande que el propio puede sentirse como propio, que las actitudes xenófobas en personas de raza blanca disminuyen al adoptar cuerpos virtuales de personas de raza negra, y que los adultos que adoptan avatares infantiles experimentan cambios en la percepción del tamaño.

Continuaremos trabajando para desarrollar con detalle un estudio clínico que nos permita medir los efectos positivos que este método tiene en la salud de las personas con depresión, concluye el profesor Chris Brewin, coordinador del estudio y miembro del Departamento de Psicología Clínica, Educativa y de la Salud del University College de Londres. Queremos averiguar si los beneficios observados en mujeres también se producen en el caso de los hombres diagnosticados con depresión. Si los resultados lo corroboran, esperamos que la terapias basadas en la realidad virtual se conviertan en un tratamiento viable y de bajo coste que las personas puedan utilizar incluso en su propia casa a través de las tecnologías relacionadas con los videojuegos.

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