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Los bebés prematuros son los que mayor riesgo tienen de padecer displasia broncopulmonar.
Entre un 20% y un 60% de los casos de displasia broncopulmonar puede asociar anomalías cardíacas

Entre un 20% y un 60% de los casos de displasia broncopulmonar puede asociar anomalías cardíacas

Esta enfermedad pulmonar crónica complica con frecuencia la evolución de los niños que nacen con prematuridad extrema

redacción

Miércoles, 29 de abril 2015, 11:32

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La displasia broncopulmonar es una enfermedad en la que pueden intervenir múltiples factores, como la detención en el desarrollo pulmonar normal, infecciones pre y postnatales, condiciones maternas o la ventilación mecánica prolongada, dando lugar a una limitación en la función respiratoria de grado variable.

Entre los niños con más riesgo de padecerla se encuentran los bebés prematuros nacidos antes de las 28 semanas de gestación o con un peso inferior los 1.500 gramos. Este tipo de nacimientos produce una interrupción en el desarrollo normal de los alveolos y los vasos pulmonares, que puede derivar en necesidad de oxigenoterapia domiciliaria durante el primer año de vida y una reducción de la función pulmonar a lo largo de su vida.

Además, se calcula que entre un 20% y un 60% de los casos de displasia broncopulmonar moderada a severa pueden asociar anomalías cardíacas, como estenosis de alguna vena pulmonar, persistencia de ductus arterioso, comunicación interauricular, colaterales sistémico-pulmonares, o Hipertensión Pulmonar.

«Es aconsejable que cuando existe displasia broncopulmonar se realice un screening para descartar estas anomalías asociadas», ha afirmado la doctora María Jesús del Cerro, jefe de Servicio de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, durante el I Curso de Hipertensión Pulmonar, organizado por el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid y el Hospital Clínico Universitario de Salamanca

También son estos niños con displasia broncopulmonar uno de los grupos de población más vulnerables ante las infecciones respiratorias agudas como es la bronquiolitis por Virus Respiratorio Sincitial (VRS), una circunstancia que suele provocar reingresos hospitalarios durante los primeros meses.

Para prevenirlo existen diferentes medidas que pueden resultar eficaces contra la bronquiolitis: desde las higiénicas (concienciación familiar sobre la importancia del lavado de manos o aislamiento de los bebés de las personas que puedan tener algún tipo de virus, entre otras) hasta la «aplicación de protocolos vacunales específicos, como la inmunización contra el virus de la bronquiolitis», tal y como ha explicado la doctora del Cerro.

Hay que tener en cuenta que, en algunos casos, la Hipertensión Pulmonar asociada a la displasia «evoluciona favorablemente en el primer año de vida, pero en otros se convierte en una patología crónica y puede precisar tratamiento específico de por vida».

Hipertensión pulmonar

Esta cita, celebrada este año en Salamanca, se repetirá anualmente con el objetivo de revisar los últimos conocimientos y avances producidos en torno a la Hipertensión Pulmonar Pediátrica, una patología que «habitualmente no es objeto de evaluación en los cursos dedicados a las cardiopatías congénitas», tal y como reconoce el doctor Félix Lorente Toledano, Jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Salamanca y director del curso junto con la doctora del Cerro.

Ambos expertos han coincidido en señalar que conseguir un diagnóstico precoz en los niños afectados por Hipertensión Pulmonar debe ser unos de los retos de los pediatras y cardiólogos. Aunque ciertas formas de esta enfermedad pueden presentar un pronóstico favorable con el tratamiento, en numerosos casos se trata de una enfermedad progresiva, para la que aún no existe cura. En este grupo de pacientes un diagnóstico temprano y la atención en unidades de referencia pueden facilitarles el acceso a los últimos tratamientos, y mejorar su supervivencia y calidad de vida.

En este sentido, la doctora María Jesús del Cerro resalta el papel clave que desempeña la coordinación entre hospitales en la atención de estos niños: «La creación de redes asistenciales, en las que colaboran hospitales de distintos niveles, pueden permitir a los niños afectados recibir la mejor atención, gracias a la coordinación entre su hospital de origen y el centro de referencia».

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