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S. Z.
Viernes, 23 de febrero 2018, 08:49
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Siempre deseó tener una familia numerosa. Así, si algún día se presentaba a unas elecciones, podría usar a su descendencia para que lo votase. Lo confesó él mismo. Tal cual. Sin rodeos. El dinero para mantenerla no era un problema y emprendió un proyecto vital tan extraordinario como controvertido.
A Mitsutoki Shigeta, se le conoce como el hombre de la 'fábrica de hacer bebés'. Sin pareja conocida, este japonés de tan solo 28 años cuenta ya con una prole de 19 hijos, todos por gestación subrogada. ¿Su gran conquista? Haber logrado esta semana que el Tribunal Central Juvenil y de Familia de Bangkok le reconozca la paternidad y le otorgue la custodia de 13 niños engendrados en Tailandia por nueve mujeres distintas, a las que este soltero acaudalado contrató en 2013 a razón de entre 7.500 y 10.000 euros cada una. Además de estos 13, el japonés tiene otros seis hijos que viven en Camboya y Japón. «Por la felicidad y las oportunidades que estos menores recibirán de su padre biológico, que no tiene un historial de mal comportamiento, la corte dictamina que estos nacidos de maternidad subrogada son hijos legales del demandante», declaró la sala. El escándalo saltó cuando nueve de esos menores fueron descubiertos en 2014 en un apartamento de lujo de Bangkok junto a siete niñeras y otra mujer embarazada, quien posteriormente daría a luz a una niña.
Las muestras de ADN vincularon con los menores a este joven, hijo de un millonario japonés dedicado a la distribución de móviles que ocupa la undécima posición entre los 50 japoneses más ricos, según la revista 'Forbes'. Además, lo relacionaron también con otros cuatro nacidos por gestación subrogada al haber entrado en el país hasta en 65 ocasiones desde 2012 y haber sido visto varias veces saliendo de Tailandia con un bebé en brazos.
Acusado de traficar con personas, tuvo que dejar el país, no sin antes denunciar al ministerio tailandés de Desarrollo Social y Seguridad Humana para obtener la custodia de los niños, que ahora un tribunal le reconoce. Desde la clínica Nueva Vida de Bangkok aseguraron tras destaparse el escándalo que Shigeta parecía un «cliente normal» hasta que empezó a multiplicar sus peticiones de vientres de alquiler. «En cuanto se quedaron embarazadas pidió más. Dijo que deseaba tener entre 10 y 15 bebés al año y que quería seguir haciendo bebés hasta que muriera», recuerda Mariam Kukunashvivi, fundadora de la clínica.
El negocio de la gestación subrogada creció en los últimos años en Tailandia aprovechando un vacío jurídico pero, a raíz de esta polémica y la del abandono de un bebé con síndrome de Down por una pareja australina, el país aprobó en 2015 una ley para prohibir esa práctica a los extranjeros. Sin embargo, la mujeres gestantes contratadas por Shigeta dieron a luz antes de que estas leyes entraran en vigor, lo que abrió la posibilidad de que acudiera a los tribunales para demandar sus derechos parentales.
Desde la Asociación por la Gestación Subrogada en España, aseguran que este suceso es un ejemplo de lo que no se puede permitir y flaco favor le hace al trabajo que desarrollan para que en España haya una regulación ética y garantista que vele por los derechos de la mujer gestante, los menores y los padres de intención. «Al final, estos casos son utilizados tendenciosamente por quienes se posicionan en contra de la regulación y lo ponen como ejemplo del todo cuando representa una ínfima parte de los casos», expone Aurora González, portavoz de la asociación.
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