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La magia del 'doctor Patas'

La magia del 'doctor Patas'

Derrick Campana logra que vuelvan a caminar animales amputados o con graves malformaciones. Ha construido férulas y prótesis para 20.000 bichos de las especies más diversas

INÉS GALLASTEGUI

Domingo, 3 de junio 2018, 09:43

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Derrick Campana estudió para curar piernas y ha acabado arreglando patas. Este norteamericano de 39 años estudió Medicina del Deporte y Kinesiología y se especializó en Protésica y Ortopedia humanas, pero un día llegó a su laboratorio 'Charles', un labrador retriever negro con ectrodactilia, una rara malformación congénita por la que sus manos parecían las pinzas de una langosta. Su dueña, una veterinaria, estaba desesperada. Aquel día su jefe se ausentó y Derrick estudió al perro detenidamente hasta dar con la solución. Funcionó. «No es que no me guste la gente, pero sentí una alegría que no había experimentado nunca con un paciente humano y se me encendió la bombilla: 'Quiero hacer esto siempre'», revela. Y así fue: desde entonces, hace ya trece años, ha ayudado a cerca de 20.000 animales cojos de nacimiento o a causa de enfermedades, accidentes o amputaciones, desde grullas hasta elefantes, pasando por perros, gatos, llamas, caballos, ciervos, conejos, búhos, águilas y un carnero de Tarragona llamado 'Félix'. A su firma en Sterling (Virginia) llegan cada día decenas de peticiones de ayuda de todo el mundo; a veces, va él mismo a probar los artilugios que devolverán a los pacientes una vida normal. «Los animales no tienen la presión social de las personas. No piensan '¿Cómo me quedará esto?'. Simplemente, recuperan la confianza, mueven el rabo y echan a correr», relata este pionero en una especialidad a la que se dedican solo diez profesionales en todo el planeta.

Campana es uno de los protagonistas de la serie 'Dodo Heroes', que Discovery Channel estrenará el próximo fin de semana. El episodio dedicado a su trabajo da a conocer la conmovedora historia de 'ChiChi', una perrita víctima de la extrema crueldad de las personas y, pese a todo, alegre como un cascabel. «La encontraron colgando boca abajo, con las patas atadas con alambre, en un mercado de carne chino. Aun entonces, sonreía -revela-. Hubo que amputarle las cuatro extremidades. Por suerte, lo hizo un veterinario en un quirófano; normalmente, en esos mercados se las cortan de un hachazo y los muñones tienen bordes irregulares y puntas de hueso». Pese a la complejidad de su caso, 'ChiChi' ha vuelto a jugar y correr. «Es totalmente feliz. De todos los animales con los que he trabajado, ella es uno de mis favoritos», confiesa.

La otra gran historia de su aparición en el documental es la de 'Jabu', un elefante africano de seis toneladas que no podía caminar a causa de una herida sumada a su artritis. «No tenía nada de ese tamaño en mi laboratorio. Tuve que encargar muchos de los componentes. Fue un gran reto», explica el 'doctor de las patas' quien, sin embargo, admite que 'Jabu', igual que 'Mosha' y 'Motala', dos elefantes asiáticos que perdieron sus pies al pisar una mina y para los que construyó prótesis, son los mejores pacientes a los que se ha enfrentado. En el caso del paquidermo africano, el doctor tuvo la suerte de poder compartir varios días paseando por los alucinantes paisajes de Botsuana, estableciendo lazos de confianza antes de ponerse manos a la obra. «Son admirables. Siguen las órdenes, sacan la pata cuando se les pide y se dejan probar el molde y ajustar los aparatos». Nada que ver con muchos perros, demasiado inquietos para dejarse hacer, o los gatos, capaces de cualquier cosa con tal de quitarse 'eso' tan extraño que alguien pretende añadir a su anatomía.

«Un animal herido está triste. Cuando les haces una prótesis, recuperan la confianza»

- ¿Los animales necesitan, como las personas, un periodo de adaptación a la prótesis?

- Sí. Hay un periodo de rodaje muy lento porque ellos no hablan ningún idioma; no podemos decirles qué hacer. Usamos la prótesis 30 minutos el primer día y vamos aumentando el tiempo otros 30 en los siguientes. Algunos se acostumbran a ella en los primeros cinco minutos y otros no lo hacen nunca.

-¿Es importante el aspecto psicológico?

- Un animal herido tiende a acobardarse y rehuir a otros animales. Los perros llevan el rabo entre las piernas y están tristes. Cuando les haces una prótesis, su nivel de confianza crece y ya no se sienten heridos. Mueven la cola, sus ojos brillan, sonríen... Recuperan la confianza. Es gracioso ver cómo pisan a otros perros con su prótesis.

A veces, el problema no es que el animal sea demasiado grande, como un elefante, sino que es demasiado pequeño. Campana recuerda que sus mayores retos fueron las férulas de una grulla y un chihuahua de poco más de un kilo.

Otras veces la dificultad radica en la propia lesión. No es raro que los moldes de pacientes particularmente complicados esperen en su laboratorio mientras él los estudia sin dar con la solución a ese problema concreto. «Siempre tengo un cuaderno al lado de la cama para hacer bocetos que se me ocurren mientras duermo», explica el experto, que aún recuerda las noches en vela que pasó buscando una prótesis para 'Ebony', un chucho con una amputación a un nivel muy alto para el que fabricó diez modelos hasta despertarse una noche gritando '¡eureka!'.

En el 80% de las ocasiones, Derrick no puede visitar a sus pacientes en persona. Envía a sus cuidadores un kit para tomar un molde de su extremidad y remitirlo al laboratorio. Allí se fabrica la órtesis o la prótesis y se la manda a su destinatario. El protésico puede ver cómo se adapta o dar instrucciones a través de Skype. Algunas veces el aparato viaja de acá para allá hasta que queda ajustado. A menudo, el contacto se mantiene. «Recibo montones de felicitaciones en Navidad y Acción de Gracias. He desarrollado relaciones maravillosas con muchos pacientes. Me encanta conectar con ellos durante toda la vida».

Tecnología y artesanía

Una de las virtudes de estos apoyos es que están fabricados con plásticos moldeables a altas temperaturas que los cuidadores pueden ajustar a sus animales una y otra vez calentándolos con un simple secador de pelo. Campana emplea otros materiales, como fibras de carbono, titanio, acero inoxidable o espumas cuando los aparatos son para animales que viven a la intemperie. Y, en ocasiones, también ha usado prototipos fabricados con impresoras de 3D.

Pero muchas veces se trata de un trabajo artesanal, en el que hay que esculpir minuciosamente a mano los moldes hasta conseguir que se adapten a la extremidad o el muñón y permitan recuperar la movilidad y el juego de las articulaciones. Por eso considera un tanto atrevidos a quienes le piden ayuda para instruirse en esta especialidad. «Hay quien cree que se puede aprender en un par de semanas. Pero no es tan fácil. Yo fui a la Facultad de Medicina para formarme», recuerda. Una prótesis mal hecha puede dañar al animal que la lleva. «Lo veo continuamente. Algunos aparatos parecen instrumentos de tortura. Y entonces tengo que decir: 'por favor, déjame ayudar'», argumenta.

Derrick Campana quiere que su historia y la de los otros protagonistas de la serie de Discovery transmitan a la audiencia un mensaje positivo: aunque existen personas malvadas que torturan o abandonan a mascotas -con o sin defectos-, también hay seres humanos de una bondad infinita hacia quien consideran un miembro más de la familia. Él lo ve a diario: gente que gasta miles de dólares y viaja montones de kilómetros para darle una vida mejor a una mascota que sufre. «Muchas veces, yo soy su último recurso», admite. Por eso no le sorprende la reacción de la familia cuando el animal, apoyado en su aparato, vuelve a correr y a sonreír: «Se vienen abajo y lloran. Contribuir a que sus animales vivan más y sean más felices también me hace feliz a mí».

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