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Vitoria. Las animadoras del Baskonia, el miércoles en el Buesa Arena. :: Igor Aizpuru
Desanimadas

Desanimadas

Las 'cheerleaders' de los Texans denuncian a la franquicia de la liga de fútbol americano por explotación. En España las animadoras se lo toman más como una afición que como un empleo

FERNANDO MIÑANA

Lunes, 11 de junio 2018, 18:59

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Gloria Allred, una abogada convertida en celebridad después de varios casos muy mediáticos, reunió esta semana a cinco animadoras de los Texans de Houston en su despacho, convocó a los periodistas y, con su proverbial dominio de la escena, enarboló una camiseta barata donde había impreso en grandes caracteres '$ 7,25', la cantidad por hora que se había comprometido a pagarles la franquicia, la más joven de la NFL, la liga estadounidense de fútbol americano, y que nunca alcanzó.

Las 'cheerleaders' explicaron que estaban hartas porque, además del agravio económico, quedaron descontentas por ser tratadas «como las más bajas de las más bajas». Y Allred, habituada a batirse con gigantes como Donald Trump o Bill Cosby, lanzó sus dardos contra el dueño de los Texans. «Bob McNair -un filántropo que compró la franquicia en 1999 por 700 millones de dólares después de vender su empresa tecnológica, y uno de los primeros en prometer un millón de dólares en ayudas después del huracán 'Harvey' del pasado verano- puede encontrar entre su presupuesto de cientos de millones de dólares dinero suficiente para pagarles un salario justo, en vez del mínimo».

Las chicas de lo pompones presentaron una demanda en el Tribunal Federal de Houston (Texas) contra la franquicia por pagarles sueldos que no están acordes con las nóminas de cualquier empleado de la entidad. «Si bien su belleza y sus aplausos brindaron un gran entretenimiento para los aficionados, nunca fueron tratadas como la parte integral del equipo que son», esgrimió Allred. Y aumentaron su queja a un trato agresivo, negligente y angustioso emocionalmente.

Maitane Arrauise Baskonia «Nos pagan más en especies, pero nos compensa porque disfrutamos muchísimo»

Eva Martínez FC Barcelona «Aquí están encantadas. Si no, no estarían los cuatro o cinco años que permanecen»

Las 'cheerleaders' son uno de esos símbolos 'yankis' del imaginario popular después de décadas de películas de universitarios. Lo curioso de su historia es que tienen su punto de partida en dos hombres: Thomas Peables, quien tuvo la idea de crear un grupo de animación para la Universidad de Minnesota en 1894, y Johnny Campbell, un estudiante de Medicina que fue el primero en llevarlo a la práctica con un grito que se haría famoso: «Rah Rah Rah! Ski-U-Mah! Hoo-Rah! Hoo-Rah! Varsity, Varsity, Minn-e-so-tah». Después, como las mujeres no tuvieron tan fácil el acceso al deporte, fueron ellas las que se volcaron con la animación.

Durante la primera mitad del siglo XX se fueron extendiendo por las diferentes universidades de Estados Unidos, pero no llegaron a las ligas profesionales hasta los años cincuenta. El primer equipo en tener un grupo de animadoras fueron los Colts (entonces en Baltimore), aunque los que realmente las popularizaron fueron los Dallas Cowboys. Décadas después solo se resisten los Giants, Chicago, Green Bay, Cleveland, Detroit y Pittsburgh.

Son las seis únicas franquicias, de las 32 de la NFL, que no cuentan con un equipo de animadoras. Las 'porristas', como las llaman en Sudamérica, forman un colectivo numeroso, una fracción de las 15.000 personas que trabajan a tiempo parcial durante los cinco meses que dura la liga. Porque la NFL las considera «trabajadoras independientes», aunque las utilicen tanto para animar al equipo durante los partidos en casa como para actos sociales, comerciales o como modelos para componer calendarios que, en ocasiones, como denuncian, sirven para que se lucren los clubes.

Las de los Texans no son las primeras que se rebelan. Hace años, tanto los Raiders de Oakland como los Buccaneers de Tampa ya tuvieron que desembolsar cerca de dos millones de dólares para indemnizarlas. Porque son independientes, pero la franquicia las obliga a cumplir una serie de exigencias. El control de peso, de entrada, es estricto, y si se pasan un gramo se quedan sin actuar. Además no pueden hablar con los jugadores ni coincidir con ellos en un restaurante. Ni siquiera seguirles por las redes sociales.

No pueden mascar chicle

Las 'cheerleaders' españolas no tienen una dedicación tan grande. Más que un empleo, es un complemento para jóvenes que están estudiando en la universidad, como el chico o la chica que pone copas los fines de semana para sacarse un dinerillo. Aunque eso no significa que no le echen horas. Eva Martínez es toda una institución en España. Empezó como animadora en los ya extintos Barcelona Dragons, el equipo de la división europea de la NFL, y después, cuando desapareció la franquicia, recaló en el FC Barcelona de baloncesto, el deporte que prácticamente copa a las bailarinas en nuestro país.

Eva Martínez, que viajó a EE UU para ver cómo trabajaban en los Miami Dolphins, no revela detalles contractuales, salvo que tienen una cláusula que les prohíbe hablar de cuánto cobran. Es la creadora de los Dream Cheers, el equipo de animadoras que jalea a los jugadores del Barça, pero que también ameniza los descansos de la Copa del Rey y que hacen sus incursiones en otros deportes, otros países, como Francia, y hasta en el sector empresarial.

Las Dream Cheers son el equipo más profesional de España y está considerado uno de los tres grandes de Europa, junto al del Zalgiris Kaunas y a las Red Foxes del CSKA moscovita, las elegidas para dar color a mundiales y eurobaskets. «Aquí están encantadas», se apresura a aclarar Eva en cuanto oye hablar de la polémica con los Texans. «Si no, no estarían los cuatro o cinco años de media que permanecen con nosotras», argumenta la jefa de las 'cheerleaders' del Barça, que gasta fama de dura. Dedican unas ocho o diez horas semanales al entrenamiento, además del partido, aunque varía mucho en función de los compromisos que encierre el calendario. Otro cantar es la Copa del Rey, donde prácticamente la ACB las tiene en nómina. Es la gran cita. Antes se concentran para preparar las coreografías. «Nunca repetimos una. Y son 36 durante los cuatro días que dura la Copa».

La directora de las Dream Cheers organiza una audición cada verano para realizar la selección. El único requisito es tener 18 años, o 16 si provienen de la gimnasia. También tienen chicos y han formado un equipo mixto. Se presentan unas 200 personas y no suelen superar la criba más de diez. Al final, un equipo de quince titulares, diez suplentes y diez novatas en formación. «No tenemos muchas normas, pero yo necesito chicas sanas, que no salgan por la noche». Aunque sí hay algunos requisitos, como no tener relación con los jugadores. Cuando van uniformadas, tienen terminantemente prohibido fumar, beber o mascar chicle. «En el caso de que fumen, que no es habitual, lo hacen después. Y también vigilamos mucho los valores».

Las Dream Cheers actuaron anoche durante el tercer partido de la serie que enfrenta al Barcelona con el Baskonia en las semifinales de la Liga ACB. Los dos primeros encuentros se disputaron en el Buesa Arena, en Vitoria, donde juega otro histórico del baloncesto español, el Baskonia. Allí amenizó los tiempos muertos el Dancing Team Baskonia. Maitane Arrausi dirige un equipo repleto de gente con otro empleo. «Todas trabajamos. Tenemos chicas que están en una clínica dental, en empresas, profesoras... Y todas provienen de disciplinas relacionadas con el baile, como la gimnasia rítmica, la aeróbica o el ballet. En total, somos ocho animadoras y una coreógrafa».

Maitane, que es entrenadora de gimnasia rítmica, lleva desde 2008. Tras diez años, sabe que regularmente vuelve la polémica de que solo haya mujeres entre las 'cheerleaders', cuando es algo involuntario. «Alguna asociación nos ha criticado, pero nosotras siempre hemos querido tener hombres, aunque solo en 2012 pudimos coger a un chico de Mondragón, que al final lo dejó. Pero, insisto, si alguno quiere, estaremos encantadas de recibirle». El Baskonia también les impide hablar de cuánto cobran exactamente, pero reconoce que lo que se llevan es muy poco. Lo consideran una afición. «Nos compensa porque disfrutamos muchísimo. Nos pagan más en especies, con dos pases del Baskonia, dos del Alavés...». Arrausi estuvo tutelada en su día por Eva Martínez, la encargada de formar a las vitorianas. «Nos ayudó mucho. Teníamos unos pompones hechos polvo, que parecían una fregona, y ella nos indicó cómo traernos unos nuevos de EE UU. Le estamos muy agradecidas».

La mitad de los equipos de la ACB, aproximadamente, recurren a las 'cheerleaders'. También son muy populares las de Unicaja, Real Madrid, Murcia (de los primeros en España que apostaron por contar con un equipo de animadoras) y Gran Canaria, muy prestigiosas también porque están contratadas para amenizar los partidos del circuito internacional de voley playa.

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