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Ocho mitos falsos sobre la fiebre

Ocho mitos falsos sobre la fiebre

Se trata del motivo de consulta más frecuente en Pediatría y, como suele ocurrir, casi nada de lo que pensamos está refrendado por los datos y por la ciencia

ROBERTO VELASCO ZÚÑIGA / el norte

Sábado, 29 de abril 2017, 11:37

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Empecemos por la primera duda, ¿qué es la fiebre? Pues la cosa es que no está claro. Hay quien decía (o dice) que es un mecanismo de defensa del organismo contra las infecciones. Sin embargo, esto no está para nada demostrado. Básicamente, la fiebre es el aumento de la temperatura corporal, como consecuencia de una serie de procesos que suceden en el organismo ante las infecciones. No es ni buena, ni mala. Simplemente, sucede. Por cierto, hay una cosa que asusta mucho a los padres: cuando la fiebre sube, el niño o niña tirita, y esto no significa que le esté pasando nada malo.

Como digo, en la fiebre se eleva la temperatura corporal. Se puede decir que el termostato del cuerpo pasa de 37º a una temperatura más alta. En ese momento el cuerpo empieza a producir calor para llegar a esa temperatura. ¿Y cómo produce calor? Pues, por un lado, el flujo de sangre se concentra en las estructuras internas, por lo que las manos y los pies se quedan más frías. Y por otro, se producen contracciones musculares muy rápidas y se empieza a tiritar (como sucede en invierno si salimos a la calle poco abrigados). Así que, si ven que el niño o niña de repente empieza a tiritar, no se asusten, que es normal. Del mismo modo, para bajar la temperatura romperá a sudar, para que las gotas de sudor enfríen la superficie corporal.

Bueno, vale, pero ¿es peligrosa? En absoluto. Según recoge El Norte, El mito de que la fiebre alta puede causar lesiones cerebrales es eso, un mito. Probablemente venga heredado de la época de nuestros abuelos y bisabuelos, cuando la frecuencia de infecciones como las meningitis era mucho más alta, y claro, la gente «se quedaba mal de unas fiebres muy altas que tuvo». No, se quedaba con un daño cerebral por una infección muy grave. La pobre fiebre no tenía nada que ver. Y de otro tipo de «consecuencias» de la fiebre, como las convulsiones, pues les remito al anterior artículo , donde ya estábamos de acuerdo que sólo dan a los niños y niñas que tienen predisposición genética, y en éstos, da igual que la fiebre sea alta o baja.

Lee la noticia completa en El Norte de Castilla.

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