Borrar
Transacciones. En España son pocos los establecimientos que aceptan el bitcoin como forma de pago. :: r. c.
El bitcoin  se codea con el oro

El bitcoin se codea con el oro

La cotización de esta criptomoneda se dispara y supera por primera vez el precio del oro. Pero los expertos recomiendan precaución: «No hay que fiarse de una divisa que hoy está en su récord histórico y mañana puede no valer nada»

SUSANA ZAMORA

Viernes, 10 de marzo 2017, 22:53

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Aunque no hay registros oficiales, empresas especializadas estiman en 15 millones el número de usuarios de la red bitcoin. Según los expertos, este sistema no tiene especial interés para la ciudadanía en general.

AL DETALLE

  • Usuarios

  • Fiscalidad

La regulación fiscal depende de cada país. En España, los negocios que aceptan bitcoins también están sujetos al IVA. Cuando un inversor obtiene beneficio con esta moneda, está obligado a declarar a Hacienda el incremento de patrimonio.

bitcoins cada diez minutos. Ese es el ritmo de producción de la criptomoneda, que dejará de reproducirse cuando alcance los 21 millones, previsiblemente en el año 2140.

La inmensa mayoría de las operaciones económicas que se realizan con bitcoins en el mundo tienen su origen en China, que acapara nueve de cada diez transacciones.

El 18 de mayo de 2010, un programador de Florida que se identificaba con el pseudónimo de 'Laszlo' ofreció en un foro de internet 10.000 bitcoins por dos pizzas. «Podéis hacerla vosotros mismos y traerla a mi casa o pedirla para mí para que me la envíen (.) Me gustan con cebolla, champiñones, tomates, peperoni... Cosas normales, nada de pescado extraño», detallaba en su 'post'. Cuatro días más tarde comunicaba que había conseguido su pedido y se lo agradecía a otro usuario del foro. Su nombre era 'Jercos', un joven de 18 años que vivía en Reino Unido, desde donde pidió por teléfono dos pizzas de peperoni al Papa John's de Jacksonville (Florida) y las pagó con su tarjeta de crédito. El repartidor hizo la entrega en casa de 'Laszlo' y éste transfirió la cantidad prometida en bitcoins. En aquel momento, pocos habían oído hablar de esta novedosa moneda virtual y ningún comercio la aceptaba como forma de pago.

Fue la primera operación que se realizaba con bitcoin, una criptomoneda (medio digital de intercambio) hasta entonces desconocida pese haber nacido un año antes y cuyo valor en el mercado era casi simbólico. Aquellos 10.000 bitcoins representaron al cambio unos 41 dólares. Meses más tarde, y tras la publicación de un artículo sobre la nueva divisa en una web especializada, su valor se multiplicó hasta alcanzar los 800 dólares. Hoy, siete años después, el bitcoin vale más que el oro: el pasado viernes alcanzó su máximo histórico al cotizar a 1.280 dólares frente a los 1.230 que rondó el oro, uno de los valores tradicionalmente más seguros a la hora de invertir. ¿Qué ha ocurrido para que una moneda tan volátil alcance este precio? ¿Sustituirá al oro como valor refugio?

El bitcoin nació en plena recesión económica como un recurso completamente digital. De él no se imprimen billetes, ni se acuñan monedas metálicas. Es dinero intangible, pero tan válido como el convencional, solo que, a diferencia de éste, no puede ser controlado por gobiernos ni bancos centrales.

Un valor refugio

En estos años, su revalorización ha sido imparable y, aunque puntualmente ha sufrido fuertes caídas, siempre ha logrado recuperarse hasta alcanzar su récord estos días. Este repunte en su cotización se asienta en la confianza cada vez mayor de los usuarios, pero también en los movimientos de los inversores chinos que tratan de escapar del férreo control de capitales de su país. El 90% de las transacciones que se realizan en el mundo con bitcoins tienen su origen en China; por eso un aumento de la demanda en este mercado tiene un efecto inmediato sobre su valor total. Lo mismo ocurre con la retirada de algunos billetes en países como India, Pakistán o Venezuela, que ha empujado a muchos ciudadanos a cambiar su dinero a bitcoins para no perderlo.

Según los expertos, los periodos alcistas de la criptomoneda han coincidido siempre con periodos de gran incertidumbre socioeconómica, como ocurre ahora con la llegada de Trump al Gobierno de EE UU. «Sucedió también cuando se aprobó el 'brexit'. En esos momentos, los inversores temen una caída en el mercado de valores y se refugian en lo que ellos consideran el oro digital», explica Jorge Ordovás, director del posgrado de Experto en Medios de Pago, Bitcoin y Blockchain de la Universidad Europea de Madrid.

«Pero no hay que llevarse a engaños», advierten fuentes consultadas. El bitcoin vive ahora su momento de gloria, con un récord de cotización, pero eso no lo convierte en un valor refugio (seguro para invertir) como tradicionalmente lo han sido los metales preciosos. «El precio de un lingote de oro puede devaluarse, pero siempre queda la materia prima, a diferencia de un bitcoin, que es una simple anotación contable de un valor», expone Antonio Sales, analista financiero de la firma XTB.

La falta de un organismo regulador de los bitcoins es celebrada por una comunidad que se estima en 15 millones de seguidores, porque no se somete a las directrices monetarias de ningún gobierno ni institución financiera. Son los propios usuarios los que, indirectamente y a través de las transacciones que realizan en una red de ordenadores, ejercen el control y evitan que cualquier autoridad manipule su valor o provoque inflación generando más cantidad. Su producción y precio solo lo determina la ley de la oferta y la demanda.

Esto es lo que lo hace diferente de las monedas tradicionales y otros medios de pago virtual. Pero esa ausencia de control también puede jugar en su contra. Pablo Fernández, abogado especializado en criptomonedas de Abanlex, considera «muy arriesgado» invertir en una moneda tan volátil, «sin que haya un ente que controle esos altibajos tan bruscos e imprevisibles y que garantice una compensación en el caso de que se produzcan». En su opinión, comprar bitcoins no es invertir, es «apostar» por un sistema «especulativo» en el que se arriesga un patrimonio «sabiendo que se puede ganar mucho o se puede perder casi todo».

El incremento de su precio también podría estar relacionado con el acuerdo que tome mañana la Comisión de Bolsa y Valores de EE UU (SEC), que decidirá si aprueba el primer fondo cotizado (ETF) en bitcoin. Fue solicitado en 2013 por los gemelos Tyler y Cameron Wiklevoss, que saltaron a la fama cuando exigieron una compensación millonaria al fundador de Facebook por su participación en la creación de la popular red social. Parte de los 20 millones que obtuvieron los invirtieron en este fondo, que de salir adelante sería una «gran noticia», según Jorge Ordovás, ya que atraería a pequeños inversores y facilitaría a profesionales apostar por la criptomoneda «sin correr riesgos y sin preocuparse de la gestión de compraventa».

El bitcoin fue creado por un informático que ha intentado preservar durante todos estos años su anonimato bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, aunque recientemente varias publicaciones especializadas han apuntado a Craig Wright, un emprendedor australiano, de 44 años y con residencia en Sidney, como el verdadero fundador de la divisa online. Su objetivo era crear una moneda que no dependiera de ninguna institución financiera e ideó un sistema para emitirla virtualmente a partir de complicados algoritmos. De acuerdo al protocolo con el que fue diseñado, bitcoin dejará de reproducir monedas (virtuales, por supuesto) cuando alcance los 21 millones, previsiblemente en el año 2140. Una cantidad finita que disparará la demanda y podría mantener su alto valor de cotización. En la actualidad, hay algo más de 16 millones de bitcoins en circulación (unos 20 billones de dólares al cambio actual).

El pago con bitcoins permite mover el dinero en línea de una persona a otra sin intermediarios, sin apenas comisiones y sin asociar la identidad al pago. Esta privacidad del sistema, aprovechada en ocasiones para la evasión de capitales, compra de droga o para pagar en los bajos fondos de internet (deepweb), no es tan anónima como en principio parece. Todas las transacciones son públicas y dejan rastro. El abogado especializado en criptomonedas asegura que cada vez son más las instituciones que vigilan los movimientos de este sistema, que no escapa ni a los controles de las fuerzas de seguridad ni de la Agencia Tributaria. «Los comercios deben dejar constancia del IVA y quien haya obtenido un beneficio con la inversión debe declarar a Hacienda ese incremento de patrimonio», aclara Fernández.

En España son pocas las empresas que han decidido trabajar con bitcoins, aunque las que existen son grandes compañías, como Destinia, Carrefour, Endesa y Red Eléctrica, entre otras, y bancos del tamaño del BBVA y el Santander. Pablo Fernández cree que estos últimos han optado por una estrategia «inteligente»: unirse a los bitcoins y probar cómo pueden obtener más beneficio con ellos.

Sin embargo, el interés de los ciudadanos por este medio de pago es todavía escaso. Para operar con bitcoins es necesario descargarse una aplicación, bien para el ordenador, bien para el móvil. Es el primer paso para crear después un monedero electrónico (archivo encriptado similar a una cuenta bancaria, con una clave privada asociada a una pública) con el que empezar a operar de usuario a usuario.

Algunos comercios en España admiten el pago en bitcoin, pero la clientela o no lo conoce o es reticente a utilizarlo. Magali Rodríguez abrió su negocio online de productos gourmet en 2011. Fue su hijo, que vive en Tokio, quien la animó a que ofreciese esta fórmula de pago para abrir su empresa al mercado internacional. Pero la iniciativa no ha tenido la respuesta esperada. «Desde entonces, solo un cliente nos ha pagado en bitcoin. La gente prefiere pagar con medios que conoce y en España tienen muchos entre los que elegir», apunta Rodríguez.

Hay tres formas de obtener bitcoins. La primera es accediendo a alguno de los mercados de canjeo, como MtGox o bitcoin.com, que permiten cambiar dinero convencional, euros o dólares, por esa moneda. Otra forma es el intercambio de bienes con otros usuarios, utilizando como medio de pago esta moneda virtual. La última es conocida como la 'minería'. Cuando se realizan las transacciones, los dispositivos que forman parte de la red bitcoin (nodos) las agrupan en bloques (blockchain) y las analizan para verificar que son legítimas y no se paga dos veces con la misma moneda. Este proceso, que se llama 'minado', consiste en resolver problemas matemáticos extremadamente complejos, y por los que se obtienen bitcoins a cambio. Aunque cualquiera podría hacerlo, requiere de unos equipos muy potentes y son diez grandes compañías las que se reparte el 80% de la 'minería'. La producción es de 25 bitcoins cada 10 minutos.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios