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Martes, 17 de enero 2017, 18:00
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Vas al supermercado y compras algo que al final no es lo que parece. Lo cogiste pensando que era una cosa... pero lo que te tragas es otra. Si no sabes lo que comes, tampoco sabrás quién eres. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recoge cinco ejemplos de productos que no son los que dicen ser.
Zumos que son néctares
Si quieres estar sano, te tomas un zumito. Son los Granini, Disfruta, Don Simon Orange... Pero a veces no son zumos. Por ejemplo: el producto estrella de Granini es un néctar (es el más vendido y el que está en todos los lineales). Solo la mitad de un néctar es fruta. La otra mitad es azúcar con agua. Los néctares suelen ser más caros que los zumos. La clave es fijarse en la letra pequeña y no en la foto.
El York que no es jamón
Bajo la denominación 'York' no hay jamón sino otras carnes de cerdo. Preparadas de la misma forma, pero de piezas menos nobles... y más baratas. También es habitual ver jamón "extra jugoso". En contra de lo que parece, es de menor calidad que otros, pues tiene más agua y menos jamón.
Rallado para gratinar que no es queso
A pesar de su nombre, no tiene queso. Es un producto lácteo con grasas vegetales más baratas que la grasa láctea. No se funde con tanta facilidad como un queso de verdad y suele quemarse al gratinar.
Carne picada que lleva otras cosas
La mayoría de bandejas que encontramos en los supermercados son en realidad preparados. Entre el 65% y el 90% es carne, pero el resto son espesantes, almidones, proteína de soja, conservantes y colorantes. Parece barata, pero quizás no lo es tanto si tenemos en cuenta que no todo es carne picada y que la proporción de grasa que contiene es importante.
Calamares que son pota
Parecen anillas de calamar, pero lo que solemos encontrar en supermercados y pescaderías es pota. Aunque parecida, se trata de otra especie: suelen ser más grandes y más duras. Como consecuencia de este último aspecto, se someten a un procesado con agua y fosfatos para hacerlas más tiernas y blanquearlas. Son considerablemente más baratas que el calamar y, aunque se vendan frescas, lo habitual es que sean descongeladas (debe estar indicado claramente).
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