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Mark Mclaine se ha convertido en un 'teacher' de referencia entre las élites del mundo. :: r. c.
Profesor particular... a 1.300 euros la hora

Profesor particular... a 1.300 euros la hora

El tiempo del británico Mark Maclaine es oro. Los ricos se lo rifan para que sus hijos aprueben. Lo mismo toma la lección en Rusia que a bordo de un yate en medio del Pacífico

IRMA CUESTA

Domingo, 4 de diciembre 2016, 13:37

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Todos sabemos que hay yates que cuestan 400 millones de euros, mansiones que superan los 70 y coches que nunca serán nuestros a menos que podamos pagar por ellos de un millón para arriba. Lo sorprendente de ese mundo inalcanzable es que también hay tutores -nos referimos al profesor particular de toda la vida- que, como Mark Maclaine, cobran la friolera de 1.300 euros la hora. Los honorarios de quien se ha convertido en el 'teacher' más solicitado del momento por el cada vez más nutrido club de megarricos que puebla el planeta están a la altura del más reputado de los abogados o del 'broker' más sagaz y, por supuesto, a años luz de cualquier sueldo al que podamos aspirar el resto de los mortales.

Músico, productor de cine y filántropo en sus ratos libres, Maclaine descubrió que lo suyo era la enseñanza cuando estudiaba Física en la universidad. Decidido a sacarse un dinerito extra, se puso a vender aspiradoras puerta a puerta sin saber que, entre venta y venta, encontraría el empleo de su vida. Él mismo ha contado que en una de esas visitas a domicilio, una mujer quedó impresionada con su persuasivo discurso y le propuso de inmediato ingresar en la plantilla de profesores de su academia de clases particulares. A la semana siguiente, el comercial había aparcado las aspiradoras y descubierto que tenía un don para sacar lo mejor de los jóvenes estudiantes.

El infalible boca a boca le convertiría en tiempo récord en el supertutor del momento entre las élites. No en vano, en cualquier momento puede recibir una llamada de emergencia de algún miembro de una familia real, de magnates entre cuyas posesiones se incluyen emblemáticos clubes de fútbol o de famosos de todo pelo que imploran sus servicios para que sus hijos aprueben el bachillerato o consigan superar la prueba de acceso al celebérrimo 'college' de Eton.

En el centro en el que se hicieron hombres buena parte del clan de los Windsor, David Cameron, George Orwell, Hugh Laurie, Tom Hiddleston, James Bond y hasta el propio capitán Garfio, un curso se cotiza a 30.000 euros. Aunque sea mucho más de lo que la inmensa mayoría podría llegar a pagar, el dinero o la posición social no son suficientes para lograr una plaza. Los aspirantes a entrar en una de las escuelas de poder más antiguas y selectas del mundo deben superar una prueba que acredite que, además de millonario, el candidato es un tipo listo.

El caso es que los servicios de Maclaine, quien defiende que eso de decir a los niños continuamente que son los más altos, los más guapos y los más inteligentes solo trae problemas, han sido requeridos en distintos puntos de la geografía mundial. Así, hasta la fecha ha residido en Estados Unidos, Rusia, Emiratos Árabes y Brasil. Y no siempre en tierra firme. Pasa temporadas en yates, barcos de vela o jets privados tomando lección a los jóvenes herederos de las grandes fortunas, un trabajo con el que ha ganado el suficiente dinero para permitirse respaldar producciones musicales o crear Tutorfair, una empresa online que facilita tutoriales gratuitos a chavales sin recursos.

De Singapur al cielo

Aunque resulte difícil de creer, el suyo no es un caso aislado. En Singapur, Anthony Fok, un profesor especializado en guiar hacia el éxito académico a alumnos de grados superiores, cierra el año con unas ganancias superiores al millón de euros. Nadie duda de que tanto Maclaine como Fok son dos linces que han sabido aprovechar lo que a estas alturas nadie discute: que en este mundo cada día más competitivo son pocos los niños que prescinden de las clases particulares.

Según el último estudio que manejan varias asociaciones españolas de padres, el 44% de los chavales escolarizados en nuestro país recibe ya ayuda adicional. Además, ha cambiado la edad en que los progenitores buscan apoyo para sus vástagos fuera del colegio. Hasta hace unos años, enviarlos a una academia o contratar para ellos un profesor de refuerzo era habitual para los alumnos de Secundaria, pero los últimos informes oficiales confirman que ahora la demanda comienza en tercero y cuarto de Primaria.

Los expertos sospechan que detrás de este fenómeno están unos padres sin tiempo para echar una mano a sus hijos, que se llevan a casa un volumen de deberes cada vez más cuestionado. De hecho, organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) llevan tiempo alertando sobre la carga de trabajo que acumulan los alumnos españoles. Cifran en 6,5 horas a la semana el tiempo que deben dedicar a realizar esos ejercicios, frente a las 4,9 horas de la media europea. Un campo abonado para Maclaine y compañía.

No le repita a su hijo que es muy inteligente. Puede hacerle mucho daño. Es mejor explicarle que la inteligencia es maleable y que casi todo reside en el esfuerzo.

Elogie el trabajo duro. Hay que explicarles que el esfuerzo y el trabajo son lo que le harán llegar lejos. Y no se queje continuamente delante de él de su trabajo.

Haga del aprendizaje algo adictivo. La dopamina, que se conoce como 'la química del placer', se libera cuando nos involucramos en la resolución de problemas. Por ejemplo, cuando resolvemos un sudoku.

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