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Tolerante. «Se pierde demasiado tiempo en criticar a los demás». :: cedida por Nico bustos
Rossy de Palma: «Prefiero los teatros a los hombres»

Rossy de Palma: «Prefiero los teatros a los hombres»

«Cuando me enteré de que había ganado Trump me fui al bosque a meditar»

ARANTZA FURUNDARENA

Domingo, 13 de noviembre 2016, 12:18

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Esta mallorquina de apellido vasco (Echave), nariz como poco de Bilbao y sabiduría autodidacta ha llegado a los 52 en plena concordia consigo misma. Madre de dos hijos mulatos «como Obama», artista poliédrica y polifacética, a Rossy de Palma lo mismo te la puedes tropezar en el cumpleaños de Rosario que amadrinando una botella del mejor coñac.

¿Es buena sumiller?

Soy más de sidra, pero cocino mucho con coñac y la experiencia de una cata de Rémy Martin XO oliendo el cardamomo y la vainilla ha sido increíble. Ya solo el gesto de mover el coñac en la copa y olerlo es un deleite.

¿Cocina bien?

Soy muy buena cocinera. Hago sushi de quinoa y albóndigas de coliflor con cúrcuma, que es muy antiinflamatoria.

La veo en MasterChef.

Me están tirando los tejos, pero a mí el contrarreloj no me va. Loles está sembrada, pero la veo sufrir y para mí la cocina es amor y tranquilidad.

Y no esos jueces como el fiscal de 'Morena Clara'...

Yo les gruñiría porque tengo un pronto tremendo.

¿Va a resucitar su 'Resilienza d'amore'?

Me gustaría. Ahora me rijo por los teatros. Es como los amantes: quiero hacerme con este, con el otro... Me falta el Arriaga de Bilbao.

¿Y de amantes quién le falta?

Ahora prefiero los teatros que a los hombres. Como dice Bibí, soy creyente pero no practicante. Son etapas de la vida y lo último que hay que hacer es angustiarse.

¿El desamor saca lo mejor de usted?

Existir es muy traumático hasta que te conoces y te comprendes. El arte a mí me ha salvado la vida. El primer desamor es el que tiene uno consigo mismo, porque si tú te quieres nadie te puede herir.

Y usted se quiere.

Yo no empecé a quererme bien hasta los 40. Pero ahora estoy feliz conmigo misma. Llevo 10 años de concordia. A nuestros hijos en clase deberían enseñarles mindfulness, tai-chi, yoga y programación neurolingüística.

¿Domina todas esas disciplinas?

Las he aprendido a matacaballo de la vida. No creo en las religiones porque son como las fronteras: inventos humanos. Creo más en una filosofía como la taoísta que no te quiere hacer comulgar con ruedas de molino. Hay que armar al individuo para que sea autónomo y bondadoso, no un siervo de un sistema maniqueo y dependiente de la necesidad de comprar.

¿Trump o Hillary?

Yo ahí no veo a un hombre y a una mujer sino a una política y a un friqui. Hillary ha perdido frente a Trump y antes también perdió frente a un blanco negro como Obama.

Veo que reivindica la parte blanca de Obama.

Claro. Es que tengo dos hijos mulatos. Los mulatos también existen. Mis hijos, como Obama, son tan blancos como negros. De ahí lo maravilloso. El mestizaje es bellísimo. Yo solo creo en las fronteras gastronómicas.

¿Qué hizo al conocer la victoria de Trump?

Después del bajón inicial, reciclé el pesimismo yéndome de caminata por el bosque a respirar y a meditar.

¿Habría celebrado el triunfo de Hillary?

Habría votado por ella. Pero no sé si después nos habría dejado a todas en mal lugar como la Merkel y la Lagarde... Para mujeres así prefiero a los hombres.

¿Entiende a la mujer de Trump?

Claro. Es un producto de la tarjeta de crédito. Pero prefiero no juzgarla porque ya bastante tiene.... Se pierde demasiado tiempo en criticar a los demás.

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