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Cierre de todos los 'Guantánamos'

ÁNGEL CALLE SUÁREZ DIRECTOR GENERAL DE LA AGENCIA EXTREMEÑA DE COOPERACIÓN INTERNACIONAL (AEXCID)

Miércoles, 2 de noviembre 2016, 00:39

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NO se puede quitar la libertad a nadie por tener una multa de tráfico, por lo que no se debería internar a nadie en un Centro de Internamiento de Extranjeros por una situación administrativa irregular. Unas 60 personas pasaron toda la noche en la azotea del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche de Madrid para exigir dignidad frente a las deficientes condiciones de internamiento que vulneran los derechos más elementales y exigir su libertad ante una medida tan desproporcionada. Hay muchos que todavía recordamos Samba Martine, interna en este mismo centro, que falleció tras tener muchas dificultades para acceder a asistencia médica necesaria.

Pero además los cies suponen otro grave problema de respeto jurídico, y es la garantía al acceso al derecho de asilo. En muchísimas ocasiones organizaciones no gubernamentales, de gran reconocimiento internacional, han sancionado este hecho. En repetidas ocasiones la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), y también Amnistía Internacional España, en sus respectivos informes anuales dejan constancia de su reivindicación para que se garantice el acceso a la Protección Internacional en todos los centros de internamiento, y exigen transparencia y el escrupuloso respecto a los derechos de las personas internadas.

Podríamos pararnos a analizar cómo hemos llegado hasta aquí. Cómo un Estado de Derecho, como el nuestro, ha consolidado estas medidas excepcionales de privación de libertad en un protocolo reglado y cotidiano. Pero se hace más que urgente tomar medias al respecto, asumiendo que se cometieron muchos fallos y que hay que asumirlos y enmendarlos con humildad, lo que pudo crearse con buena voluntad ha degenerado a verdaderos 'Guantánamos'. No podemos repetir errores históricos en la gestión de los «flujos migratorios», expresión tan de moda que de manera técnica y 'profesional' nos aleja de una realidad tan humana como la de buscar una vida mejor cuando tu país te la niega.

He expresado públicamente en varias ocasiones una convicción certera de cómo creo que hay que hacer política. En este caso concreto me reafirmo más que nunca. En políticas de migraciones y gestión de fronteras, atribución exclusiva del Estado, hay que co-gobernar con la ciudadanía organizada. Ademas, antes ya mencionaba a alguna, tenemos la suerte de tener en nuestro tejido social organizado algunas de las mejores ongds Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo (ongds) de nuestro continente. Son ellas las que tratan a diario con el desarraigo de las personas migrantes, son ellas las que sufren con lágrimas cuando se deniegan, una y otra vez, las concesiones de asilo y llegan los temblores de miedo por tener que retornar al territorio del que se huyó para proteger la vida. Esta no es una política como otra cualquiera, no lo es. Los que nos dedicamos, o nos hemos dedicado alguna vez, a esto sabemos el profundo agujero negro de humanidad que estos centros suponen para nuestro país.

Muchos han sido los 'toques' de atención por parte de autoridades y organismo europeos en relación a la calidad y objetivo de estos centros. No puede demorarse más esta situación. Es necesario establecer una clara coherencia de políticas públicas al respecto. Es necesario eliminar el internamiento de personas extranjeras que no han cometido ningún delito. Tenemos que diseñar una hora de ruta eficaz para el cierre y desmantelamiento de los Centros de Internamiento de Extranjeros existentes y la paralización de la construcción de los nuevos centros proyectados mientras aplicar medidas, que como alternativa al internamiento, previstas en la Ley de Extranjería 4/2000, que no conllevan privación de libertad con el cumplimiento de todas las garantías legales, respetándose el derecho de asilo, el derecho a vivir en familia, el interés superior del menor, en definitiva el respecto a la dignidad humana y todos los derechos recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

No debe demorarse más una solución alternativa que permita el cierre inmediato de estos 'Guantánamos' que avergüenza nuestra memoria como pueblo emigrante.

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