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¿Qué ha pasado hoy, 16 de abril, en Extremadura?
Destrozos ocasionados por el terremoto de 2011 en Lorca.
Los geólogos advierten de la inexistencia en España de una red de alerta de terremotos

Los geólogos advierten de la inexistencia en España de una red de alerta de terremotos

Tampoco está libre de que se vuelva a repetir un maremoto como el que en 1755 dejó más de un millar de muertos en Huelva y Cádiz

José Luis Álvarez

Sábado, 3 de octubre 2015, 09:28

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Terremotos como el registrado el pasado mes de febrero en Ossa de Montiel (Albacete), que se sintió en buena parte del centro de la península, o el ocurrido en 2011 en Lorca (Murcia) recuerdan que España no es un país libre de sufrir un seísmo. Por ello, desde el Colegio Oficial de Geólogos recuerdan que "a pesar de encontrarnos en una zona de riesgo sísmico moderado no hemos implementado medidas de prevención ante riesgo sísmico".

En las zonas consideradas como más sensibles a la sismicidad, los edificios e infraestructuras públicas se construyen siguiendo una normativa concreta que, entre otros aspectos, obliga a levantar los pilares de las construcciones sobre zapatas que permiten cierta flexibilidad a los cimientos.

Desde el Colegio de Geólogos explican que hace tan solo quince días tuvo lugar un fuerte terremoto que sacudió Chile, cuyo el balance de víctimas mortales no supero la docena de personas. En opinión de los expertos eso debido gracias a que el país sudamericano "tiene muchas medidas de prevención y constructivas ante los seísmos", unas normativas que "España, que no es ajena a los terremotos de magnitud moderada ni al peligro de los tsunamis, no las tiene".

Tras el terremoto de Lorca, el Colegio de Geólogos implementó un decálogo para la prevención del riesgo sísmico en España, donde, entre otras medidas, se proponía "actualizar la norma sismorresistente" en España. "Aún no se ha hecho nada", lamenta el organismo.

Información sísmica

El Instituto Geográfico Nacional, dependiente del Ministerio de Fomento, cuenta con la Red Sísmica Nacional desde la que se monitorizan todos los terremotos que tienen lugar en España. Para ello está en marcha una red de cerca de 70 estaciones sísmicas y 117 estaciones con acelerómetros, diseminados a lo largo de toda la geografía, aunque la mayor parte se encuentran en la costa levantina, sureste peninsular y Canarias, zonas de riesgo más elevado. Con los datos facilitados por estas estaciones se determinan con precisión el lugar, la magnitud y la intensidad de los movimientos sísmicos.

Por el momento no existen en el mundo equipos que anuncien con tiempo suficiente para ordenar una evacuación que vaya a producir un terremoto. Sin embargo, si hay modelos informáticos que sirven para alertar a las zonas donde, tras un fuerte terremoto, pueda producirse un maremoto.

El terremoto de Lisboa

La península Ibérica fue escenario de uno de los terremotos más destructivos de los últimos siglos. El terremoto de Lisboa, ocurrido el 1 de noviembre de 1755 destruyó casi por completo la capital portuguesa, causó cerca de 100.000 muertos en el país, y provocó un gran maremoto. Frente a las olas de cinco metros registradas en la misma Lisboa, en Huelva y Cádiz un tsunami con olas de 12 metros de alto acabó con la vida de más de 1.500 personas, una catástrofe que, según los expertos podría volver a repetirse.

El seísmo tuvo lugar bajo el Atlántico, al sur de las islas Azores. La sacudida, que se calcula tuvo una magnitud de 9 grados en la escala Richter, se sintió amplias zonas de España. Tan solo una hora después del movimiento de tierra, la gran ola llegó al golfo de Cádiz, donde el terremoto sólo había causado pequeños desperfectos en viviendas. Las murallas de la ciudad salvaron a buena parte de la población al hacer de parapeto, pero las localidades de la costa quedaron arrasadas.

Los daños del terremoto no se limitaron sólo a Andalucía, en localidades tan al norte como Astorga, Valladolid o en Salamanca se constataron destrozos en sus catedrales, así como la iglesia de San Miguel de Palencia. Incluso se dice que el movimiento de tierra causó una grieta cerca de la montaña de Montserrat (Barcelona), de la que brotó una manantial de aguas termales.

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