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Jon Díez posee la colección completa, con unos 180 modelos. :: borja agudo
El hombre que susurraba a los Madelman

El hombre que susurraba a los Madelman

El coleccionista Jon Díez de Ulzurrun ha escrito la primera enciclopedia dedicada a estos emblemáticos muñecos de acción de los años setenta

OLATZ HERNÁNDEZ

Jueves, 27 de agosto 2015, 07:57

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Solo era un niño cuando comenzó su afición por los Madelman. Jon Díez de Ulzurrun fue uno de los muchos que se quedaron prendados de aquellas figuras de acción de 17 centímetros que, según rezaba su eslogan, «lo pueden todo». «Heredé unos cuantos de mis hermanos y luego ya me empecé a comprar los míos», recuerda con nostalgia. Corría el año 1983 y los fabricantes Madel y Exin pusieron punto y final a la producción de uno de los muñecos más emblemáticos de los setenta. Díez de Ulzurrun, que por entonces tenía 7 años, se quedó con ganas de más. Hoy en día, ha completado su colección y es el autor de la primera enciclopedia sobre estos muñecos: 'El diario de los Madelmanes'.

La casa de Jon parece de lo más normal. «Al fondo a la izquierda», indica con la mano, y es allí donde se encuentra su gran tesoro. Cientos de cajas con figuras, caballos, jeeps y helicópteros se elevan hasta el techo: piratas, safaris, misión en el Ártico, astronautas... Al fondo de la sala, enmarcado en un cuadro, hay un Madelman 'diseccionado' con precisión quirúrgica. «Fui separando todas las piezas una a una para ver cómo estaban hechos por dentro», comenta orgulloso.

Durante quince años ha recorrido tiendas, mercadillos de juguetes antiguos, páginas web y los lugares más recónditos para completar su colección. «Me faltan algunas cajas pero tengo todos los modelos». En total, 180 cajas. De ellas 100 son figuras de acción y el resto vehículos u otros complementos. Hay dos piezas que llaman especialmente la atención: el buggy y el helicóptero de Superman. «¿Para qué necesita Superman un coche o un helicóptero?», se pregunta el coleccionista. Lo mismo debieron de pensar los niños de la época, porque estos dos modelos fueron un fracaso comercial.

Hacerse con todos no fue fácil y tampoco barato. «Pagué 800 euros por un policía militar -con caja, claro-. Conseguirlos sin caja es más fácil», aclara. Pero algunos modelos se salen del presupuesto. El coleccionista confiesa haber pujado en la subasta de un Madelman exclusivo que superó los 3.000 euros. Finalmente, se retiró porque «no estaba dispuesto a pagar tanto».

Los modelos no siempre cuentan con todos los accesorios y las cajas también son un objeto muy preciado. «Por el buzo pagué 200 euros, pero lo tuve que comprar por partes: la figura por un lado, el tiburón por otro y la caja también por trozos». Los trueques funcionan muy bien y son la forma más fácil de encontrar los muñecos más exclusivos. «Entre los coleccionistas suele haber piques por hacerse con los modelos más raros. Yo me llevo bien con todos».

Muchos han sido los aficionados que se han dedicado con entrega al juguete con el que tantas aventuras han vivido, pero Jon ha sido el primero en hacer de su pasión un libro. «Sí que hay libros de Madelman pero no están completos. Yo he aunado todo en uno solo y claro... ¡Ha salido un monstruo de dos kilos!».

El compendio, de 464 páginas, es el resultado de 15 años de trabajo. Desde que empezó la colección, Díez de Ulzurrun fue guardando toda la información en el ordenador. Un día, hablando con otros coleccionistas surgió la idea de hacer un libro. «Sobre Geyperman y otros juguetes sí que había muchos, y pensé... ¿Por qué no hacer uno sobre el Madelman?».

Paraíso de nostálgicos

Este informático afincado en Bilbao fue poco a poco dedicando su tiempo libre a este titánico proyecto. «Tiene más de 3.000 fotografías, el 98% hechas por mí», asegura. Pero para conseguir algunas fotos Jon ha contado con la ayuda de otros aficionados. A todos les hizo la misma promesa: «si me ayudas, te prometo que acabo el libro».

Fue por esta promesa y por la increíble tenacidad de Jon que la obra salió adelante. «He recopilado la información, he hecho las fotos, lo he maquetado y lo he impreso». Entre las páginas de esta enciclopedia se puede encontrar toda la información posible sobre los Madelman: todos los modelos; las cajas, presentadas de modo que se pueden ver todos los dibujos; anuncios publicitarios, ordenados cronológicamente, e incluso detalles de fabricación. «Hablé con varios extrabajadores de Exin y Madel y conseguí información que no se sabía».

'El diario de los Madelmanes', por ahora, solo se puede comprar por Internet. «Estoy hablando con tiendas de cómics para ver si les pueden dar salida». La tirada es de 300 ejemplares y cada uno de ellos vale 75 euros. El producto final y las críticas recibidas han sido la mayor recompensa para su autor. El resultado: un paraíso para los coleccionistas, pero también para curiosos y nostálgicos.

Antes de que se comercializaran los Playmobil, mucho más baratos y que supusieron el fin de los Madelman, las figuras de acción convivieron con otras, muy parecidas, pero más internacionales: los Geyperman. Jon los conoció, pero sus favoritos siempre han sido los Madelman. Aún a día de hoy se sigue sorprendiendo con estos muñecos de acción que fueron un hito para los niños de la época. «El nivel de detalle y la calidad son impresionantes, ya no se fabrican cosas así», lamenta. La que no está muy contenta con su hobby es su mujer: «si por ella fuera, los tiraba todos», bromea. En el futuro, Jon espera que alguna de sus hijas herede la afición por estos juguetes, aunque parece que, por ahora, prefieren jugar a 'Frozen'.

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