Borrar
Barbudos de todos los colores

Barbudos de todos los colores

'Los Hispanos' se la juegan hoy contra Francia. Bromistas, cocinitas, reflexivos, políglotas... y hasta un daltónico que lo lleva con humor: «Estos se ríen porque no sé ni el color con el que vamos vestidos», dice el portero Gonzalo Pérez, una de las estrellas del Mundial

JOSÉ MANUEL ANDRÉS

Viernes, 30 de enero 2015, 08:58

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Durante un tiempo muerto frente a Túnez se escuchó un ronco grito de guerra del seleccionador Manolo Cadenas a sus pupilos: «¡Esto es territorio hispano y por aquí no pasaaaaan!». ¿Quiénes son estos hispanos barbudos de casi dos metros que hoy se juegan contra Francia el pase a la final del Mundial de balonmano? Empecemos por Joan Cañellas, el héroe del último partido. Reflexivo, disciplinado y familiar, este coloso de 1,98 y cien kilos de peso es el hombre tranquilo de España. No le tembló el pulso para jugársela en los últimos diez segundos contra Dinamarca con ese tiro seco y certero que clasificó a la selección para semifinales. Estudiante de Farmacia (su madre es boticaria), su pasión, sin embargo, es el diseño y la decoración de interiores. Es el más ilustre vecino de Santa María de Palautordera (Barcelona), donde nació hace 28 años, aunque lleva cuatro jugando en la potente liga alemana, que paga mejor que la Asobal. Otro de los pilares es Julen Aguinagalde, uno de los mejores pivotes del mundo y el gran animador del 'siete'. El irundarra de 113 kilos es el alma máter de las pachangas de fútbol sala que organizan 'Los Hispanos' (como son conocidos) tras los entrenamientos. Todos los selfis que cuelgan en las redes sociales (algunos guasones como ése en que están sentados con los brazos extendidos, meditando como si fueran yoguis) son idea suya... y de su mujer Ainara. El jugador guipuzcoano del Vive Kielce polaco compite en cachondeo con Jorge Maqueda, su compañero de habitación y cómplice en la elaboración de vídeos para motivarse, como ése en el que imitan a Barricada. El lateral derecho de Quero (Toledo) es una fuente inagotable de chistes, más allá de ese imponente aspecto que recuerda al bárbaro Khal Drogo, de 'Juego de Tronos'. El barbudo Maqueda («mis padres y mi novia me dicen que me afeite la barba pero me queda bien, joder») lleva dibujada en esa espesura su carácter aguerrido y su afán de triunfo. Y eso que algún «visionario» le advirtió, cuando era niño, que el balonmano nunca sería lo suyo.

El muro de la selección es Gonzalo Pérez de Vargas, un toledano que se está forjando el cartel de mejor guardameta del mundo. Aún es muy joven (tiene solo 24 años), pero va deprisa. Pocos conocen de este estudiante de Administración y Dirección de Empresas que es daltónico, lo que lleva con humor más allá de las bromas de sus compañeros. «Se ríen de mí porque no sé ni el color con el que vamos vestidos», dice divertido este aficionado a los fogones. De hecho, en el Barça es su compañero Danijel Saric, portero de la selección catarí, el que elige por él la camiseta adecuada.

Rapado al cero «por amor»

El timón de 'Los Hispanos' en la cancha se llama Raúl Entrerríos, el gijonés del Barça, que ha heredado de su hermano Alberto la capitanía. Jamás olvidará el bronce del Mundial de Suecia 2011, que dedicó a su madre, fallecida poco antes del campeonato. Otro de los veteranos es Albert Rocas, el extremo de Parafrugell (Barcelona) y el único jugador del equipo con dos oros (Túnez 2005 y España 2013). Antes de los partidos tiene por costumbre comer siempre espaguetis con aceite y queso, que se cocina él mismo. Rocas está casado con la periodista de deportes en TVE Estefanía Rey, 'culpable' de que vaya pelado al cero: «El pelo escasea y me rapo desde los 23 años. Mi mujer me dijo que le gustaba más así y, en cuanto me crece un poco, ya me está presionando».

Si algo distingue a esta selección de «emigrantes» es su carácter viajero: Chema Rodríguez, Cristian Ugalde, Antonio García y José Manuel Sierra viven actualmente su particular experiencia en Hungría, una de las mecas del balonmano europeo. Y eso que Chema protagonizó en 2007 el traspaso más caro del balonmano español: 800.000 euros pagó el BM Ciudad Real al BM Valladolid por el central palentino. Eran otros tiempos para el balonmano Asobal, inmersa hoy en una decadencia económica (el Barça es una excepción) que obliga a buscarse las habichuelas lejos de España.

Alex Dujshebaev (Santander, 1992) es otro de los emigrantes «exóticos». El lateral derecho ha debutado con la selección con 22 años y cumple su segunda temporada en el Vardar Skopje. Tras apenas año y medio en la capital macedonia el hijo del mítico Talant ya ha aprendido macedonio y se ha lanzado a por el serbocroata, amparado en su conocimiento del alfabeto cirílico y las lenguas eslavas, heredado de su padre, nacido en Kirguistán.

Otro que hizo las maletas es Valero Rivera, hijo del exseleccionador español y actual entrenador de Catar. Fichó en 2010 por el Nantes francés y solo dos años después fue elegido mejor jugador de la competitiva liga francesa.

Ni siquiera el motivador Manolo Cadenas se libra del exilio e imparte magisterio en Polonia. Pero allí si grita «¡Esto es territorio hispano y por aquí no pasaaaaan!», no vibra ni el Tato.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios