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Prisión a un ginecólogo que abusó de 24 pacientes «como puro objeto sexual»

El Supremo confirma la condena a 81 años de cárcel y a pagar 144.000 euros

Mateo Balín

Viernes, 4 de julio 2014, 12:02

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El Tribunal Supremo ha confirmado la condena a 81 años de prisión a un ginecólogo por abusar sexualmente de 24 pacientes durante los reconocimientos. El acusado tendrá que pagar una indemnización de 6.000 euros a cada una de ellas por el perjuicio personal y moral causado con su conducta, en total 144.00 euros.

La Sala de lo Penal ha rechazado los recursos presentados por el condenado, el Instituto Catalán de la Salud (responsabilidad civil subsidiaria) y Zurich Insurance PLC España (responsabilidad civil directa) y mantiene en todos sus términos la sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona, salvo en la parte que se refiere al abono de intereses por el importe de la indemnización a una de las víctimas, cuyo recurso se estima parcialmente.

El relato de hechos probados de la Audiencia de Barcelona, que fija un límite máximo de cumplimiento de 13 años y medio de prisión, recoge que los abusos se produjeron mientras realizaba las exploraciones sin la presencia de la auxiliar de enfermería en la consulta que el especialista atendía en un centro de atención primaria del Instituto Catalán de la Salud y en las consultas privadas entre 2003 y 2006.

La sala señala que el recurrente sometió a sus pacientes a "manipulaciones rigurosamente ajenas e incluso contrarias a la exigencias de la ley, instrumentalizándolas y degradándolas como personas a la condición de puros objetos de una gratificación sexual por completo ilegítima".

Posición preminente

La sentencia explica que hubo dolo porque el condenado se aprovechó de la buena fe y de la confianza depositada por las pacientes en el médico, y de la relativa inermidad que para ellas se siguió de esa condición; "abusando en su propio interés de la posición de preeminencia, frente a ellas, derivada de su condición profesional".

Afirma que de otro modo no podría haber operado como lo hizo y que en modo alguno se puede hablar de consentimiento por parte de las pacientes, "sino de extrañeza y perplejidad, en cierto modo paralizante, por lo insólito de la situación".

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