Borrar
Esteban Cuesta confiesa cómo se saqueó Emarsa
TRIBUNALES

Esteban Cuesta confiesa cómo se saqueó Emarsa

El responsable reconoce dos sistemas de saqueo: con tarjetas de crédito y dinero en efectivo que él mismo llevaba en su coche en cajas

ALBERTO RALLO

Viernes, 1 de marzo 2013, 16:21

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Esteban Cuesta ya ha confesado. El gerente de Emarsa se ha derrumbado tras más de dos años de durísima instrucción que le han supuesto un lógico desgaste físico y emocional. El imputado acudió ayer voluntariamente al juzgado de Instrucción número 15 para reconocer las irregularidades en las que participó a lo largo de los seis años de brutal expolio de la depuradora que abastece Valencia.

«Entro en Emarsa por designación de Enrique Crespo». Este era el presidente de Emarsa y exvicepresidente de la Diputación de Valencia. «Teníamos muy buena relación al ser yo el alcalde pedáneo de Benimàmet y él, de Manises».

El gerente pretendió hacer una revolución en la planta. Despedir a la secretaria -testigo estrella estas últimas semanas- a Arnal (director financiero) y a Chanín, el informático. «Me dijeron que este último era intocable, que lo protegía Silvestre Senent». Lo mismo sucedía con Marisol, en este caso «tutelada» por Crespo. La llega a definir como su «espía» porque había tenido una relación con el hermano del exvicepresidente de la Diputación, Carlos Crespo. Los tres se conocen de Manises. «Vi que peligraba mi puesto si intentaba algo», admitió en su declaración a la que ha tenido acceso LAS PROVINCIAS. Y no hizo nada.

Al poco de llegar a su puesto pregunta por el sistema de ingresos y gastos de los lodos, el gran agujero económico de la planta. «Crespo me presenta a José Luis Sena, Bernácer y Morenilla». Estos dos últimos son los responsables de la Epsar, la entidad que controlaba las 480 depuradoras de la Comunitat.

«Una gratificación»

A Roca, el empresario fugado, «sólo lo vi dos veces en dos años». No tardaron en explicarle el sistema: «Unas empresas van a realizar las tareas de verdad y otras facturarán por la diferencia». En Pinedo se pagaban 42 euros por tonelada de lodo mientras la media se sitúa en 18. «Roca y Notec se quedaban la parte más importante», aseguró. «Crespo, Morenilla, Bernácer y yo, por partes iguales, recibiríamos una gratificación».

No tuvo miedo de que se destapara el fraude. «Crespo me dijo que en la Emshi estaban al tanto de todo». El exvicepresidente de Emarsa le dio un consejo: «Aquí se utiliza el sistema de hoy por ti y mañana por mí».

Cuesta admitió las formas de obtener ese dinero que ya habían desvelado algunos otros imputados. En concreto, ingeniaron dos fórmulas para diferentes periodos. «Sacamos unas cantidades con tarjetas de servired a nombre de Roca en una cuenta de Caixa Penedès, en Igualada. No podíamos superar los 1.000 euros al día. Yo tenía mi tarjeta y la de Morenilla. Bernácer y Crespo tenían las suyas». Con este sistema se apropiaron de unos 120.000 euros, según su confesión.

Otro de los métodos era más rudimentario: cajas de cartón. «El dinero lo transportaba yo en mi coche y se lo entregaba a cada uno por separado». Así, sacaron «unos 180.000 euros» cada uno. La confesión de Cuesta no desvela quién le entregaba esas cantidades. «Pero Crespo me llamaba el mismo día y me decía: 'tráeme el dinero ya''». En total, cada miembro del cuarteto se quedó con 300.000 euros.

El gerente también reconoció el desvío de dinero en la otra subtrama de Emarsa, supuestas obras y gastos de informática. «El acuerdo era repartirnos 30.000 euros cada semestre entre Chanín, Arnal y yo». No obstante, el informático dice que le descontaba de esta cantidad los regalos que recibía. Aún así, Cuesta reconoció «haber percibido, como los demás, 120.000 euros».

Los restaurantes es otro de los asuntos más escandalosos. «Se pagaron multitud de comidas y cenas mías y de Crespo, Arnal, Chanín y Silvestre Senent por asuntos que nada tenían que ver con la planta». El concejal de Valencia es uno de los que peor parado sale de esta confesión. «Desde 2005 a 2009 se abonó a petición de Senent, 20.000 euros para el pago del homenaje a los afiliados del PP en el restaurante Alameda Palace». El dinero, según la declaración, era entregado directamente por Santos Peral, secretario general del PP en Patraix y también trabajador de la planta.

El escándalo alcanzó tal envergadura que era conocido en la depuradora. Hubo que cerrar bocas. Para eso, nada como el dinero. «No se tuvo más remedio que dar un sobresueldo, de 400 a 1.000 euros al mes. Esto se pactó en una reunión con los implicados Ignacio Martínez, Polo, Santos Peral, Asunción Pestiñez y Marisol Gálvez. «Se hizo simplemente por su silencio», insistió Cuesta.

El gerente aprovechó para desvincular cualquier relación con la familia del expresidente Camps. «No hice negocio alguno con su hermana. Me comentó la posibilidad de conseguir empresas de mármoles que los suministraran a Bilbao. Pero desconocía ese sector. No pude aconsejarle. De igual modo rechazó que su exmujer cuidara a los hijos de Camps. «Nunca lo ha hecho, bastante tenía con cuidar a nuestros dos hijos y encima trabajar». El responsable aprovechó para exculpar a su esposa. «Nunca supo nada. No me lo hubiera consentido».

El futuro de Cuesta resulta más que complicado. No ha podido pagar los servicios de su abogado. Recurrirá al turno de oficio.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios