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Canalejas yace muerto tras ser tiroteado en la madrileña Puerta del Sol./ RC
El magnicidio que acabó con la Restauración
LA OTRA HISTORIA

El magnicidio que acabó con la Restauración

Se cumplen cien años del asesinato de José Canalejas, que precipitó el fin del turno de partidos vigente desde 1876

DAVID VALERA

Domingo, 18 de noviembre 2012, 08:13

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Antonio Cánovas del Castillo, Eduardo Dato y José Canalejas. Estos tres presidentes del Gobierno de España comparten una misma tragedia: fueron asesinados durante su mandato por radicales anarquistas. Pero fue la muerte de Canalejas hace ahora cien años la que tuvo una repercusión mayor al precipitar la desintegración de la política vigente en el país desde la Restauración.

Desde el finales del siglo XIX la situación política española se deterioró considerablemente. El sistema de turno de partidos entre conservadores y liberales ideado por Cánovas entró en crisis. La situación se agravó con la guerra y posterior pérdida de las posesiones de ultramar de Cuba y Puerto Rico. Para tratar de remediar el golpe moral que supuso abandonar esas colonias los dirigentes políticos se enfrascaron en una guerra en Marruecos con el objetivo de recuperar el prestigio. El conflicto se desarrolló con distinta intensidad durante el primer cuarto del siglo XX y supuso un punto más de distanciamiento entre la clase política y la sociedad. Mientras, la presión de un cada vez mejor organizado movimiento obrero era mayor en las calles.

En este contexto José Canalejas desarrolló su vida política. Este coruñés nacido en 1854 demostró desde su infancia una gran inteligencia y capacidad para los idiomas. De ideología liberal -se acercó al Partido Demócrata Progresista de ideas republicanas- finalmente se afilió al Partido Liberal liderado por Mateo Sagasta. En 1881 fue elegido diputado por primera vez. Una responsabilidad que renovaría en sucesivas elecciones. Su valía le llevó a formar parte de distintos Gobiernos en los que ocupó las carteras de Justicia, Fomento, Hacienda o Agricultura.

En aquellos años los Ejecutivos se sucedían a una velocidad de vértigo, poniendo de manifiesto la crisis política existente. Canalejas trató de mantener la unidad de las distintas corrientes del liberalismo tras la muerte de Sagasta en 1903. Esta actitud era fundamental, ya que el Partido Liberal era una de las patas sobre las que se asentaba el sistema. El éxito en dicha tarea se transformó en su llegada a la presidencia del Gobierno en 1910.

Desde el poder trató de profundizar en su idea de separación entre Iglesia y Estado con la limitación de nuevas órdenes religiosas. Sin embargo, prosiguió con la guerra en Marruecos, un conflicto estéril y sin apoyo popular. Canalejas tuvo que hace frente incluso a un intento de sublevación militar a favor de la república.

En la mañana del 12 de noviembre de 1912 Canalejas fue tiroteado mientras observaba un escaparate de la librería San Martín en la madrileña Puerta del Sol. Su asesino, el anarquista Manuel Pardiñas, se suicidó antes de ser detenido. El magnicidio causó un gran impacto en la sociedad e incluso fue recreado en una película de la época titulada 'Asesinato y entierro de don José Canalejas' en el que el actor José Isbert interpretó al asesino. La cinta recoge el multitudinario entierro del presidente en una muestra de la enorme repercusión que tuvo en las calles de la capital. La muerte de Canalejas supuso el fin del sistema surgido de la Restauración, aunque todavía perduraría una década más, hasta el golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera.

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