Borrar
¿Qué ha pasado hoy, 18 de marzo, en Extremadura?
Vista aérea, tomada con un dron, de la finca que acogerá el 'Aqua et Oleum Hotel'. A la izquierda, un león de mármol blanco. ::

Ver fotos

Vista aérea, tomada con un dron, de la finca que acogerá el 'Aqua et Oleum Hotel'. A la izquierda, un león de mármol blanco. :: HOY

Lujo americano para la Sierra de Gata

Un empresario de Texas, que fue temporero en la región en los 80, abrirá un hotel-museo en Villamiel

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Viernes, 15 de junio 2018, 21:29

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

En la foto de arriba de este reportaje, una toma aérea hecha con un dron, se ve una figura blanca. Está a la izquierda, impoluta, destacando en el paisaje ocre que la rodea. Es un león. De mármol. Pesa una tonelada y media y antes de llegar ahí, a Villamiel (462 vecinos), estaba en Ho Chi Min City (10,4 millones de habitantes, la ciudad más poblada de Vietnam, antes llamada Saigón). Allí lo compró el pasado diciembre Joseph Shortell, norteamericano, empresario dedicado a la venta de obras de arte y si todo sale como él quiere, dueño del 'Aqua et Oleum', el hotel de lujo que abrirá el próximo verano en el corazón de la Sierra de Gata.

Podría Joseph haber elegido cualquier lugar del mundo. La Francia en la que pasó buena parte de su infancia. Grecia, donde sus padres tuvieron una casa de vacaciones. México, donde él residió durante un tiempo y donde sigue haciendo negocios. O quizás un terreno en Dallas (Texas), donde nació y sigue viviendo. Pero escogió España, Extremadura, Cáceres, Sierra de Gata, Villamiel. Allí encontró una finca con un viejo molino de aceite. Cuando la vio, algo se removió en su cabeza. «Fue como si el tiempo se hubiera detenido. Es el sitio que aparecía en mis sueños», resume por teléfono desde su país natal, en un buen español.

Endulza el idioma con algún giro mexicano, para explicar que en los años ochenta estuvo viviendo unos meses en Extremadura, «trabajando en la finca La Encomienda (en las Vegas Altas del Guadiana), recogiendo peras y manzanas», detalla. Es el inicio del relato que aclara por qué un empresario del sur de Estados Unidos acaba levantando un hotel en el norte de Extremadura.

Josehp Shortell, a la entrada de su parcela. ::
Josehp Shortell, a la entrada de su parcela. :: HOY

Aquel verano extremeño

«En La Encomienda me harté a cargar cajas de fruta. Fui sobre todo para aprender español, y pasé allí uno de los mejores veranos de mi vida, no lo olvidaré nunca», rememora el empresario, que tras esa aventura en Badajoz se fue a París. A la universidad de La Sorbona, donde se formó en idiomas extranjeros aplicados a la Economía y el Derecho. De allí marchó a Salamanca, a seguir estudiando. Y se echó una novia de Sevilla, a la que iba a ver con frecuencia. «En esos viajes atravesando la Ruta de la Plata fue donde conocí el paisaje extremeño», cuenta Shortell, que por entonces andaba corto de dinero, como corresponde al universitario al uso. Iba de Salamanca a Sevilla «haciendo autostop, en autobús o en unos trenes que eran muy lentos», precisa, quizás sin saber que aún hoy podría hacer un viaje ferroviario parecido a aquellos de hace tres décadas

Finiquitada la etapa salmantina, regresó a Texas. A trabajar y a cultivar su interés por la historia de Latinoamérica y de España. Hasta que «hace cuatro o cinco años» hizo un viaje por España con unos amigos. «Manejé (condujo) desde Madrid hasta Lisboa, y al llegar a Trujillo recordé perfectamente que yo había estado ya antes allí. Y me pareció que muchas cosas apenas habían cambiado. Me encantó. Pensé en buscar una propiedad para comprar en España».

Molino de aceite, que se respetará. ::
Molino de aceite, que se respetará. :: HOY

Poco después, Shortell contactó por Facebook con una amiga extremeña de sus años en la finca La Encomienda. Y le pidió que le enseñara la región. Aquel recorrido le dejó la sensación de que volvía a una tierra «que había modernizado sus carreteras pero que había sabido conservar muy bien su paisaje y su patrimonio». El último día del viaje paró en un lugar que no conocía: la Sierra de Gata. Y todo lo que encontró allí le encantó. Más tarde conoció a Francisco Martín, director general de Turismo. Se vieron en Nueva York, adonde el representante de la Junta había acudido con motivo de una de las acciones promocionales que su departamento organiza en el extranjero para difundir la marca Extremadura.

La charla que mantuvo con Martín supuso un empujón más a la idea que él tenía, cuenta Shortell, a quien le costó dos años dar con el lugar perfecto, el que él buscaba. En ese empeño le ayudó Miguel, dueño de la casa rural Finca el Cabezo, en Villamiel, y también la persona que le llevó hasta la finca en la que ya ha empezado a construir su hotel de lujo. Cualquiera será bien recibido en él, claro está, pero de inicio, el alojamiento está concebido pensando sobre todo en sus compatriotas estadounidenses.

«Tendrá ocho habitaciones tipo suite, grandes, y si va todo bien, al lado del hotel haremos una casa rural»

Joseph Shortell | Empresario del arte y promotor del 'Aqua et Oleum Hotel'

«Yo lo llamaría hotel boutique museo», sugiere el promotor. «Tendrá ocho habituaciones tipo suite, grandes, y también un restaurante y un bar», avanza. El alojamiento ocupará la estancia principal de una parcela «de entre cuatro y cinco hectáreas, y si el hotel va bien, seguramente haremos una casa rural en otro molino que hay al lado», adelanta el empresario, que está «muy ilusionado con el proyecto y convencido de que Extremadura tiene aún grandes posibilidades por explorar como destino turístico». «Estamos pensando en viajeros españoles y europeos, por supuesto, pero principalmente en el mercado de Estados Unidos, donde hay grupos de interés variados: los amantes de la gastronomía, los del avistamiento de pájaros o los que prefieren las caminatas por las montañas», plantea. «La idea es recibir a grupos de entre 15 y 20 personas de Norteamérica, que pasarán una semana recorriendo Extremadura y tendrán como base principal nuestro hotel», propone Shortell, que el pasado marzo acompañó a un grupo de americanos en su visita por la región. «Quedaron encantados», asegura.

El 'Aqua et oleum' será también un espacio para exponer arte. «Conservaremos todo, no tiraremos nada», garantiza el empresario de Dallas, que confía en poder iniciar la obra en unos días y en abrir el próximo verano. «Ya hemos hecho todos los trámites administrativos, estamos pendientes de que nos concedan algunos permisos, pero ya hemos limpiado el molino y hemos hecho el acceso principal», detalla. «El molino, la noria, el río, el castillo de Trevejo al fondo... Aquí se pueden hacer cosas preciosas. Es un sitio mágico, una joya».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios