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JAVIER SÁNCHEZ PABLOS
Martes, 5 de diciembre 2017, 08:21
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«Una de las joyas barrocas de la ciudad vuelve a cobrar vida». De este modo hizo referencia el alcalde, Alberto Casero, al retablo de la iglesia de San Francisco, tras la finalización de su restauración llevada a cabo por la trujillana María José Rodríguez y su equipo. Tras una minuciosa tarea de varios meses, el resultado de este trabajo fue presentado ayer, con la presencia de técnicos participantes, así como de representantes de la parroquia, del Obispado de Plasencia y de la Fundación Obra Pía de los Pizarro, que ha subvencionado este proyecto. También estuvieron componentes del equipo de Gobierno.
La intervención ha supuesto una inversión de 86.690 euros. Su director técnico, el arquitecto Manuel Viola, recordó que lo que se ha pretendido es recuperar una imagen «digna» de lo que se tenía, ya que ha habido elementos que se han perdido. Sostuvo que se ha dado solución a patologías, como la plaga de termitas y las afecciones que tenían los soportes estructurales por la humedad, «justo en el momento preciso». También puso de manifiesto la recuperación de la majestuosidad del retablo y, en concreto, de la policromía de las imágenes.
Viola matizó que todo se ha realizado con criterios de mínima intervención. Por tanto, las aportaciones han sido reducidas, justificadas y las imprescindibles para mantener la estructura del retablo y la unida decorativa.
María José Rodríguez, que fue la principal protagonista de esta presentación, hizo una relación del exhaustivo trabajo llevado a cabo. Entre otras actuaciones, incidió en que ha sido necesario reforzar los muros interiores, además de los trabajos de carpintería, ya que había piezas movidas, sueltas o que no estaban en su sitio.
La restauradora resaltó, igualmente, la fase de la fijación de los dorados y policromía. Todo ello se ha unido a un tratamiento de desinfección, junto a la limpieza química y mecánica de distintos elementos. Esta experta apuntó que solo se han dorado las pérdidas que eran de mayor tamaño, siguiendo los criterios de mínima intervención. También se han mejorado las esculturas. Rodríguez matizó que se ha decidido no situar, de nuevo, la talla de la Virgen de las Angustias en el retablo por cuestiones de conservación.
El párroco José Conde aseguró que esta obra ha sido producto de la colaboración de muchas personas con sus aportaciones económicas.
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