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M. A. M.
Lunes, 4 de junio 2018, 08:03
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La constancia, el buen hacer y la calidad del último espectáculo de la compañía Tresperté han hecho a la morala Claudia Ortiz merecedora del Premio Nosolocirco 2018, que recientemente recibió de manos de los organizadores del VII Festival de Circo Contemporáneo de Extremadura Nosolocirco, esto es la compañía Asaco Producciones, el espacio escénico El Quinto Pino y la escuela de animación Circompay.
La joven morala, cofundadora de Tresperté, agradecía la concesión de este galardón al recibirlo en la población que la vio crecer hasta los 8 años, cuando se marchó, si bien sigue teniendo lazos familiares en Navalmoral, pues aquí reside su padre, Juan Ortiz, a su vez muy conocido en la zona por su faceta de actor de teatro y fundador de la compañía Titereatro. «Desde el principio tuvimos la suerte de estar bien acompañados y con buen ambiente cerca, que nos ha ayudado a crecer profesionalmente», recuerda al ser preguntada por sus inicios, allá por el año 2011, cuando echaba a rodar en Andalucía un grupo formado por varios jóvenes apasionados por las artes escénicas.
Un año más tarde comenzaron su andadura profesional, trabajando con ahínco por hacerse un hueco, poco a poco y con mucho esfuerzo, en la escena del nuevo circo a nivel nacional. Una de esas primeras apariciones tuvo lugar en Navalmoral, por lo que Ortiz se mostraba doblemente agradecida. De ahí la trayectoria tomó un ritmo ascendente, hasta posicionarse como uno de los referentes del nuevo circo no ya a nivel nacional, sino incluso europeo.
No obstante la joven circense insiste en que se trata del fruto de una dedicación completa, de un esfuerzo continuado. «Espectáculos como el que llevamos ahora precisan de mucho trabajo y dedicación. Sacar un nuevo número, con nuevos trucos y demás, requiere mucha técnica y ensayos. No vale con que te salga bien una o dos veces y ya. Hay que mantenerlo y seguir practicándolo, porque en el momento que te paras lo pierdes», asevera.
A pesar de tal técnica de perfeccionamiento no están exentos de accidentes, aunque no sean graves, como por ejemplo luxaciones de codos por las caídas, por las que han pasado tanto ella como uno de sus compañeros. «No suele ser nada grave porque lo tenemos todo muy ensayado, pero sabemos que jugamos con ese peligro», reconoce.
Un paso más que se traduce en más trabajo aún, llevando su puesta en escena a lo largo y ancho de la geografía europea. «El día antes de actuar en Navalmoral lo hicimos en Valencia, a las ocho de la tarde. Fue acabar y a la furgoneta, aprovechando el viaje para dormir y al día siguiente de nuevo a actuar. Acabar aquí y de nuevo en camino para el siguiente destino. Próximamente tenemos que ir a Braga (Portugal), Italia, Alemania... también tenemos cosas cerradas en Huesca, Granada,... Hay que tener en cuenta que ahora llega el verano y para nosotros es temporada alta», reconociendo para concluir que aunque a veces es duro «un espectáculo como este nos recompensa, vale la pena».
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