La Guardia Civil festeja a su patrona con la sociedad morala

Primero se ofició una misa, para servir después el habitual vino de honor, en esta ocasión bajo una carpa en previsión de la lluvia que se anunciaba y no llegó. Allí el capitán de la compañía de Navalmoral, Simón Sevilla, dio la bienvenida a los asistentes, antes de hacer un breve apunte sobre la historia de la Guardia Civil, que se inició en 1844 organizada por el Duque de Ahumada, su primer director general.

A continuación llegaron los agradecimientos, muy numerosos. Desde las autoridades judiciales, «que a pesar del volumen de trabajo que les remitimos siempre nos han facilitado nuestros cometidos profesionales», hasta el personal retirado y en reserva, pasando por Policía Local, servicios sanitarios, bomberos, seguridad privada, guardas de campo, ayuntamientos del entorno -y muy especialmente el de Navalmoral- la central nuclear de Almaraz, la empresa Eulen y finalmente los guardias civiles y sus familiares, para terminar recordando a los fallecidos en el último año.

En el acto también intervino la alcaldesa, quien dijo que la Guardia Civil realiza una labor encomiable garantizando el ejercicio de los derechos y libertades, así como la seguridad de todas y todos los españoles «gracias a su magnífica formación y preparación en campos tan diversos, complejos, especializados e importantes como pueden ser la lucha antiterrorista o contra la violencia de género».

Para terminar, y trascendiendo de la festividad de la Guardia Civil, recordó que el 12 de octubre es también el Día de la Hispanidad, que conmemora el momento en que se inició el contacto entre España y América latina «que más de cinco siglos después ha demostrado que los esfuerzos por entenderse, el diálogo y la solidaridad recíproca son los elementos necesarios para ir construyendo un buen presente, pero, sobre todo, un mejor futuro para todos aquellos pueblos que van progresando cogidos de la mano».

Y es que para Raquel Medina -en clara alusión a la situación que vive España- los elementos diferenciadores «son joyas que no hacen más que ampliar la riqueza cultural, social y económica de los pueblos que las comparten. Y los pueblos unidos son más grandes, más fuertes y más ricos».