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pedro fernández lozano
Sábado, 23 de junio 2018
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Pedro Muñoz Mora salió de la cárcel hace ocho años. Permaneció diez meses entre rejas, de diciembre a octubre de 2010, «por un motivo equivocado». Este vecino de Guareña de 72 años tiene ganas de contar la injusticia que sufrió a raíz de su encarcelamiento. «Me metieron provisionalmente hasta que se ha visto que no había pruebas. Ahora quiero que todo ese tiempo me sea correspondido con una indemnización por el daño que me han hecho».
A Pedro Muñoz se le acusó del crimen de Justa Pérez, una vecina de Cristina que murió asesinada con dos puñaladas en el corazón. El suceso ocurrió el 2 de diciembre de 2000. A las 6 de la tarde, una sobrina de Justa la dejó en su docimicilio de la calle Hernán Cortés. Horas más tarde, la puerta permanecía cerrada pero se veía una luz encendida. Nadie abría, así que un sobrino accedió a la vivienda desde una obra colindante, descubriendo que Justa había sido asesinada. Yacía inerte en un charco de sangre en la cocina. Presentaba un doble apuñalamiento en el corazón y lesiones en la cabeza.
Durante tres años, el equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Badajoz analizó la escena del crimen. La investigación entró en una nueva fase cuando en 2005 un equipo de especialistas de la Policía Científica llegado desde Madrid y realizó una minuciosa inspección de la vivienda. Hubo que esperar otros cuatro años. Fue entonces cuando la Guardia Civil detuvo a Pedro Muñoz, que entonces tenía 64 años y trabajaba de carpintero. Su abogado defendió su inocencia y aseguró que cuando se cometió el crimen Pedro Muñoz no se encontrada en Cristina, localidad que dista dos kilómetros de Guareña. Sin embargo, los investigadores afirmaron que en el esclarecimiento de esos hechos resultaron determinantes los restos de sangre localizados en su vehículo, dato que Pedro niega. «Eso no es verdad, no hubo sangre en mi coche, lo que apareció fue crema de betún de mis zapatos y así lo confirmó el analítico».
Pedro tuvo que cerrar el negocio que tenía en el polígono industrial 'La Alberca' y recibir tratamiento psicológico. «Cargué con la culpa de algo que no cometí». Recuerda perfectamente el día del crimen. «Estuve por la mañana en el pantano arreglando el antiniebla de mi coche, comí en el bar Acuario, entonces trabajaba en Villanueva de la Serena, y por la tarde estuve descansando». Insiste una y otra vez (y no se cansa de repetirlo) en que nunca conoció a Justa Pérez.
Desde el 1989 hasta 1999 vivió en Madrid, después regresó a Guareña, donde sigue residiendo en la calle La Fuente, número 78, ahora jubilado. Reclama una indemnización por los diez meses que, según dice, estuvo encarcelado indebidamente. «No es que me haga falta el dinero, pero quiero la indemnización por el daño que me han hecho».
Pedro asegura que ha habido declaraciones falsas sobre él por parte de vecinos de Cristina. Recalque que no quiere que se archive el caso. «Quiero que se mueva porque soy inocente, y por eso quiero que se mueva, para que me declaren inocente». Destaca que estuvo en prisión provisional y nunca condenado.
Su vehículo Renault 121, de 12 válvulas, se encuentra en Badajoz. «Se lo llevaron para hacer pruebas y de momento no dicen nada; quiero recuperarlo porque ese coche es mío y la comandancia de la Guardia Civil debe entregármelo». El vehículo también cumple diez años desde que se lo llevaron para realizar pruebas.
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