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JUAN IGNACIO MÁRQUEZ
Domingo, 27 de agosto 2017, 13:08
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Cerca de medio millar de incondicionales acompañaban en la noche de este sábado a Ara Malikian en el brillante concierto desarrollado en la plaza de toros de Fuentes de León. Una velada musical a la altura de un genio, que paseó su habitual fuerza y vitalidad sobre el escenario, alejando, incluso, el persistente amago de lluvia que acompañaba toda la noche el prolongado recital de casi de tres horas de duración.
Como integradas en el feroz espectáculo de Ara, tímidas y ocasionales gotas de lluvia parecían emerger de lo alto, al ritmo que marcaba la intensidad del ‘Alfredo Ravioli’ de Malikian, acariciado por este virtuoso del violín.
Tres temas en uno para comenzar, hasta iniciar un repaso por “la historia de su violín a través de la música”, como el propio artista explicó, con permanentes referencias a su familia, su padre y su abuelo, fundamentales en su vida a juzgar por las constantes evidencias, a través de un monólogo bien hilado, locuaz, simpático y directo, que permitió que pasaran los minutos de una noche muy agradable, en la que Malikian volvió a mostrar por qué es uno de los grandes.
Todo energía con la música de Kachn Nazar; simpático y expresivo ‘Con mucha nata’ como homenaje a su imaginario luthier y campechano al referirse a sus años de juventud, utilizó con dominio ‘sus comodines’ de otras épocas, correteando con su música por el escenario, hasta llegar al número ocho ‘Huevos rotos’ o mostrarse más melódico, profundo y versátil, sin el fa sostenido, con ‘La Campanella’ de Paganini.
Llegó, incluso, a hilar su propia historia con el producto estrella de la tierra, el jamón ibérico comparándolo con la música de primer nivel de grandes maestros entre los que citó e interpretó a: Mozart, Jimi Hendrix o el ‘Ziryab’ de Paco de Lucía.
De la segunda parte del concierto, estruendoso aplauso de entrada para un bloque de profundas raíces, la música de Dabid Bowie, los sonidos del barrio donde nació en El Líbano, un guiño a Led Zepellin o un fragmento de la banda sonora de Palm Fiction de Tarantino.
Brilló muy especialmente a los acordes del ‘Vals de Kairo’ dedicado a su hijo de tres años, compuesto en base a su inquietante periodo de gestación, como comentó el propio artista; con momentos sublimes, al igual que ocurriera en el tramo final del concierto con ‘Requien para un loco’ y el homenaje que hizo a las víctimas de las injusticias, con un recuerdo muy especial para las de los atentados de Barcelona; hasta terminar ‘meciendo’ entre el público a Johaan Sebastian Bach. ¡Fantástico!.
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