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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?

Datos técnicos y suspiros de recuerdo durante el juicio

El acusado entraba el primero y salía el último para evitar toparse con lospadres de los niños

Antonio Gilgado

Domingo, 20 de noviembre 2016, 00:43

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Nueve sesiones de declaraciones y testigos que empezaron con mucha expectación y siguieron con detalle cuatro de las cinco familias de las víctimas.

Delante de la juez se han sentado los agentes de la Guardia Civil de Tráfico que estaban de guardia, los miembros de la Policía Local de Castuera y todos los ocupantes del microbús. Los peritos y letrados han diseccionado el giro de la excavadora, la velocidad de los vehículos o cómo pudo influir el consumo de drogas en el conductor de la máquina agrícola.

El viernes pasaron los últimos testigos y solo falta que se lean las conclusiones de todas las partes para poner fin a un proceso maratoniano. Información técnica que se mezcló con recuerdos y suspiros durante la semana pasada.

Cada familia afectada vivió el proceso desde un sitio distinto de la sala, en silencio y con atención. Aalgunos se les identificaba fácilmente porque portaban camisetas con las fotos de los cinco chicos. Otros intentaron siempre pasar inadvertidos. Huyendo de la prensa y de las cámaras. Sin apenas intercambiar impresiones en público con los abogados de la defensa.

La tensión en el ceñido vestíbulo del juzgado fue a menos conforme pasaban los días. El primer día apenas había sitio libre, el último la sala estaba casi vacía.

Junto a la puerta, evitando las miradas del resto, se colocaba siempre Fernando Fernández. el acusado. Llegaba el primero y se iba el último para no toparse con los padres de los niños, siempre escoltado por dos hombres que tampoco intercambiaban palabra. Fernando se enfrenta a una pena de cárcel de cuatro años por cinco delitos de homicidio por imprudencia grave, doce delitos de lesiones por imprudencia grave y un delito de conducción bajo la influencia de las drogas.

Siempre salía del juzgado mirando al suelo y con paso ligero, en dirección contraria al Mesón Barros, donde solían pasar los padres los recesos entre sesión y sesión. «Si alguien esperaba que aquí se iba a formar algún espectáculo, se ha equivocado. Somos gente con mucha pena y civilizada. Solo queremos que haya justicia», confesaba una de las madres en referencia a quienes habían presagiado que los padres o familiares podrían enfrentarse al acusado.

La semana pasada compartieron vestíbulo ambas partes, pero todos los asistentes siguieron la indicación de la juez, que el primer día pidió normalidad dentro y fuera de la sala.

El auto inicial del Ministerio Fiscal propone que el acusado y la compañía de seguros Caser como responsable de la póliza de seguros del vehículo siniestrado hagan frente a una responsabilidad civil millonaria para resarcir los daños causados.

La indemnización que solicitan asciende a 124.621 euros por cada uno de los cinco menores fallecidos en el siniestro (casi 500.000 euros en total), cifra a la que habría que sumar las compensaciones por los heridos.

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