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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Dispositivo policial en el ferial el primer día que entró en vigor la prohibición del botellón, en julio del año 2011. :: ANDY SOLÉ
Cinco años de convivencia sin botellón

Cinco años de convivencia sin botellón

Han iniciado una recogida de firmas para que se vuelva a permitir esta práctica, algo que el Ayuntamiento descarta por completo

Claudio Mateos

Domingo, 3 de julio 2016, 08:14

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Parecía algo imposible de erradicar y resultó que no, que era mucho más fácil de lo que cualquiera hubiera pensado. Bastó con algunas patrullas policiales en el ferial durante un par de fines de semana, que además no se dedicaron a multar a los jóvenes sino a informarles de que en ese lugar ya no estaba permitido beber en la calle. Ni en ese ni en ningún otro, porque el Ayuntamiento de Plasencia, a diferencia de los de otras ciudades, decidió en julio de 2011 prohibir por completo la práctica del botellón, al menos en la vía pública.

Se cumplen ahora por lo tanto cinco años sin que en Plasencia se hayan vuelto a producir esas aglomeraciones de cientos de jóvenes reunidos bebiendo alcohol, una imagen que durante bastantes años fue habitual cada fin de semana en la ciudad, primero en la plaza de Santo Domingo, luego en el paseo entre la muralla y el colegio Alfonso VIII y por último en el recinto ferial del Berrocal.

El comienzo del fin del botellón como gran evento social lo marcó la ley con la que la Junta de Extremadura prohibió con carácter general el consumo de alcohol en la vía pública, la cual dejaba sin embargo a los ayuntamientos la opción de establecer en sus municipios zonas en las que sí estuviera permitido. En Plasencia ese espacio fue el ferial, pero durante la campaña electoral de 2011 el botellón se convirtió en un importante caballo de batalla.

El motivo no fue la voluntad política, sino el hartazgo de los vecinos. Los residentes en las inmediaciones del ferial reunieron 900 firmas y crearon una plataforma ciudadana contra el botellón, que en pocos años había pasado de celebrarse sólo los sábados a empezar ya los jueves. Incluso se llegaron a plantear formar patrullas para defenderse de los cada vez más frecuentes actos de vandalismo.

En medio de ese clima se celebraron las elecciones municipales de mayo de 2011. La entonces alcaldesa, Elia María Blanco, había propuesto trasladar el botellón a otra zona de la ciudad donde causara menos molestias, como el entorno del cementerio. Si embargo, salió elegido alcalde Fernando Pizarro y su primera medida fue erradicar por completo el botellón del ferial, sin designar ningún otro espacio alternativo. La orden empezó a cumplirse a los pocos días, concretamente el primer fin de semana de julio, si bien ese mes no habría sanciones sino que tendría carácter informativo. En un principio la presencia policial fue numerosa en previsión de posibles altercados, pero enseguida se vio que no pasaba nada, y bastó con que los agentes informasen a los jóvenes que llegaban cargados con bebidas de que el botellón estaba prohibido desde ese momento.

Tras un periodo de transición, en el que hubo algunos amagos de protesta por parte de grupos que convocaban quedadas en el ferial para beber refrescos y comer pipas, y ciertas quejas de vecinos que aseguraban que seguían acudiendo jóvenes a beber, el botellón se terminó.

Durante los meses siguientes hubo quienes intentaron continuar con la práctica de beber en la calle en otros puntos de la ciudad, pero las denuncias se sucedieron (se tramitaron cerca de 100 en seis meses), y las multas de 300 euros por cabeza acabaron con las ganas de seguir con el botellón. Aún hoy, cinco años después, se formuan algunas denuncias por este motivo, pero son situaciones esporádicas.

Justo ahora que se cumple un lustro sin botellón en Plasencia, ha surgido en la plataforma change.org una recogida de firmas para que se vuelva a habilitar un espacio en el que llevar a cabo esta práctica. Promueve la petición alguien con el alias Placentino Enfurecido, quien en su exposición de motivos aclara que el botellón se haría «dentro de las normas de civismo que hay que mantener siempre», y apunta que «la abolición de botellón en Plasencia ha hecho que muchos de los jóvenes de nuestra ciudad se vean obligados a pensar en otras alternativas». «Espero que a través de esta petición al menos nos escuchen y nos tengan en cuenta», concluye.

La propuesta llevaba el pasado viernes 57 firmas recogidas en seis días, de las 100 que se había marcado como objetivo. En todo caso, el gobierno local afirma que no tiene la menor intención de dar marcha atrás en este asunto, y destaca la mejora de la convivencia entre ocio y nocturno y descanso a lo largo de estos cincos años, si bien reconoce que la prohibición ha tenido efectos colaterales, como el aumento del número de quejas por fiestas realizadas en pisos particulares.

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