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Trujillo.
10 motivos para visitar Trujillo

10 motivos para visitar Trujillo

En este rincón de Extremadura, no todo es historia, el jamón ibérico, las migas y el gazpacho, son otros de los atractivos turísticos que nos esperan aquí

GUÍA REPSOL

Jueves, 30 de abril 2015, 18:18

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Aunque sobran los motivos para marcar Trujillo en nuestro GPS vacacional, hemos seleccionado las diez razones más importantes por las que no deberíamos dejar de conocer este rincón de Extremadura. La ciudad, cuna de grandes conquistadores, es un auténtico museo al aire libre de iglesias, castillos y casonas solariegas. Pero no todo es historia, el jamón ibérico, las migas y el gazpacho, son otros de los atractivos turísticos que nos esperan aquí. Preparamos la vista y el paladar para disfrutar de una visita que hará historia.

1 Cuna de conquistadores

Hace ya más de 5 siglos que Francisco Pizarro y Francisco Orellana partieron desde aquí en dirección al nuevo continente, donde pasaron a la historia como descubridores y conquistadores de Perú. Pasear por esta ciudad es hacer un viaje en el tiempo y en la historia que escribieron sus hijos pródigos.

2 Una muralla legendaria

Uno de los grandes placeres de Trujillo es contemplar su muralla, de origen musulmán, que rodea el conjunto histórico de la ciudad con forma serpenteante, adaptándose a los desniveles del terreno. En ella podemos ver hasta 17 torreones y cuatro de las siete puertas que poseía originalmente.

3 El Castillo

La alcazaba fue construida entre los siglos IX y X sobre el extremo del recinto amurallado. Domina toda la ciudad desde lo alto del cerro Cabeza de Zorro y consta de dos partes: el Patio de Armas, la zona más antigua, y la Albacara. Este castillo fue el refugio de Juana de Castilla, la Beltraneja, durante sus disputas con Isabel la Católica.

4 La Plaza Mayor

Uno de los grandes tesoros de la ciudad. La plaza está rodeada de bellas porticadas y es un habitual centro de reunión. Aquí, además, encontramos algunos de los mejores restaurantes de Trujillo. Debemos prestar especial atención a la iglesia de San Martín, construida en el siglo XVI en estilo barroco; así como a la estatua ecuestre de Francisco Pizarro.

5 Una iglesia del Athletic

La iglesia de Santa María la Mayor es una construcción del siglo XIII pero su campanario, que había sido demolido por daños estructurales, se reconstruyó a finales del siglo XIX. Ya en el siglo XX se realizó una nueva remodelación en la torre medieval y uno de los artesanos que participó en la obra, se tomó la licencia de esculpir en ella, a modo de capitel, un escudo del Athletic de Bilbao.

6 Fiestas de órdago órdago

Hay dos citas ineludibles en el calendario de la ciudad. La primera de ellas, el Chíviri, es sinónimo de tradición, cante, baile y gastronomía. Se celebra el Domingo de Resurrección, cuando los trujillanos llenan la plaza Mayor ataviados con el traje típico de la ciudad. La segunda es la Feria Nacional del Queso, su nombre lo dice todo: irresistible.

7 Ruta de los conquistadores

Desde Trujillo podemos visitar otras dos ciudades protagonistas de la conquista de América: Medellín y Guadalupe. La primera, lugar de origen de Hernán Cortés, cuenta con una excepcional fortaleza del siglo XIV. La segunda, centro evangelizador del medievo español, conserva un monasterio declarado Patrimonio de la Humanidad.

8 Parque Nacional Monfragüe

El triángulo formado por Trujillo, Plasencia y Navalmoral de la Mata esconde uno de los espacios naturales más bellos de España. Se trata de un verdadero santuario para las aves por lo que paseando por él podemos disfrutar del placer de ver en persona buitres negros, cigüeñas negras y el impresionante águila imperial.

9 El Berrocal

Contemplar el conjunto paisajístico del Berrocal es una de las mejores imágenes que podemos llevarnos de la zona. Un escenario de roca y verde matorral rodea a Trujillo en sus 360 grados y pasear por él es una propuesta de senderismo muy recomendable. Los amantes de la bicicleta de montaña, además, tienen aquí su propio paraíso.

10 Una ciudad para comérsela

Trujillo es uno de los mejores lugares para disfrutar a lo grande de la gastronomía extremeña. Olvidémonos de la dieta para saborear unas buenas migas, el frite de cabrito, la moraga (carne de cerdo a la brasa), la sopa del Obispo y otros muchos platos contundentes. De postre, unos dulces del convento de Santa Clara.

Fuente: Guía Repsol

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