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Una avalancha de nieve cubre un refugio en Aragón
Actuaciones frente a una avalancha

Actuaciones frente a una avalancha

El peligro de los aludes, más presente que nunca en Europa, está afectando terriblemente las estaciones de esquí

juanjo gonzalo

Miércoles, 25 de febrero 2015, 16:00

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Constituyen uno de los mayores peligros en la nieve y cada temporada son uno de los fenómenos meteorológicos más habituales, hasta el punto de convertirse en el peligro que más vidas se cobra cada año. Los aludes, propios de alta montaña, también pueden producirse a menor altitud siendo la Cordillera Cantábrica el lugar más peligroso de toda la Península Ibérica.

Durante las últimas jornadas, diferentes estaciones montañosas han sufrido terribles avalanchas. El centro de Llanos del Hospital fue uno de los más afectados a principios de esta semana, cuando cerca de 150 personas quedaron bloqueadas en un hotel del Valle de Benasque por la caída de un alud a la vía de acceso al establecimiento.

También la tarde del domingo fue especialmente mala en San Isidro, con la caída de una avalancha. Se produjo en el momento que la estación acababa de cerrar sus puertas, en un día en el que únicamente estuvieron abiertas las pistas de las zonas más bajas del centro, las situadas en Salencias.

Más grave, incluso, fue lo ocurrido en los Alpes, donde cinco personas perdieron la vida durante el último fin de semana. Datos muy negativos que dejan en Europa el mayor número de muertos por avalanchas en los últimos cinco años, especialmente grave desde que comenzara 2015.

Fenómenos que se producen por los fuertes vientos y la formación de distintas capas de nieve que, en todo caso, son incontrolables para cualquier persona y que con nieve reciente pueden alcanzar hasta 300 kilómetros por hora. Una velocidad extrema con la que incluso los esquiadores expertos se pueden ver envueltos.

Tipos y formas de evitarlo

Existen diferentes tipos de avalanchas, calificadas internacionalmente entre valores de 1 a 5, según el índice de peligro. El nivel 1 es el más débil, con una probabilidad de desencadenamiento excepcional. Únicamente se producen a causa de fuertes sobrecargas. El 5 sería muy fuerte, con numerosos y grandes aludes originados espontáneamente. En este caso se incluyen zonas con pendientes poco propicias.

Para intentar evitarlo, existen numerosas técnicas. Diferentes maneras de combatirlo que actualmente, cada vez es más habitual, muchas estaciones enseñan a los esquiadores en cursos de seguridad en la montaña.

Una de las más habituales es la posibilidad de agarrarse a un árbol o a un canto rodado fijo al suelo, algo que no siempre es posible. Por ello, los expertos en seguridad en la montaña aconsejan la posibilidad de enterrarse sobre la nieve y mantener la calma en todo momento. Un ataque de pánico no ayudará al usuario que se ha quedado atrapado bajo un manto blanco.

En el caso de verse arrastrado por la avalancha, el esquiador debe intentar desprenderse rápidamente de los esquís y los bastones, además de cerrar la boca y respirar por la nariz. Ello evitará la entrada de nieve a la garganta y dará una mayor libertad de movimiento.

Nadar sobre la nieve es otro de los clásicos. Una manera de evitar, en cualquier caso, quedarse enterrado. Y es que permanecer siempre en las capas superiores de la superficie es una de las claves fundamentales de actuación ante el peligro de los aludes. En esta situación también es importante colocar uno de los brazos estirados sobre la cabeza, algo que puede servir para alertar a los rescatadores de la posición.

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