Miles de personas abarrotan el Womad

«Soy de Ghana, pero vivo en Irlanda, y me parece que yo he traído la lluvia a Cáceres desde allí», aseguraba en la mañana de ayer uno de los artistas que más colorido da al Festival Womad, al ver caer una tromba de agua en la Plaza Mayor. A este músico, al percusionista Thomas Annanag, le tranquilizaba el jamaicano Ripton Lindsay, bailarín y coreógrafo, «la lluvia en mi país la vemos como una bendición. No es algo negativo. La lluvia es una bendición y hay que disfrutar de ella».

A medida que fueron pasando las horas, la lluvia fue dejando de ser un bendito problema, comenzando miles de personas a disfrutar de un Womad que cada vez ofrece más. A las nueve y media de la noche ya era difícil andar por la Plaza Mayor por la gran cantidad de personas que había, muchas de ellas grupos de jóvenes haciendo botellón, algunos de ellos menores de edad.

Si en la primera noche del 26 Womad de Cáceres, la del jueves, los organizadores calcularon que 5.000 personas habían disfrutado de los cuatro conciertos que hubo en la Plaza Mayor, ayer ya fueron muchas más las personas que a partir de las siete de la tarde empezaron a llenar los territorios del Festival: la Plaza Mayor, la Ciudad Monumental e incluso el Paseo de Cánovas donde hay numerosos puestos.

La lluvia de primera hora de la tarde provocó algún cambio, como suspender actividades en la plaza de San Jorge: el taller de adultos se realizó en el interior de la cercana Escuela de Arte Dramático, y el primer concierto, el de Mû Mbana, se trasladó a la Plaza Mayor.

La Plaza Mayor se fue llenando de gente, dándose la circunstancia de que unos 15 bares colocaron barras, impidiendo el acceso al interior de los locales. En algunos de estos sitios dejaban entrar en los servicios a los clientes, pero en otros alguna gente decía que no, lo cual podría ser denunciable. El propietario de uno de los bares que tenía barra fuera decía que la Policía Local se lo había dicho bien claro: «Si tienes barra en el exterior tienes que dejar usar el servicio a todo el mundo, sea cliente o no». Otros propietarios se ponían en la puerta de acceso y sólo dejaba entrar a los clientes.

La competencia entre los bares es bastante fuerte, según los carteles que había en uno y otro lado. En la mayoría las macetas de litro de cerveza y tinto de verano cuestan 4 euros, pero había algunos que los ofrecían a 3,5 euros y hasta con cerveza de marca. Otra bebida popular son los cubalitros a 9 euros, que en algunos lados están a 8,5 euros. Para quitar el hambre, en algunos sitios se ofrecen bocadillos de jamón, chorizo o salchichón a 3 euros. Mientras que en un bar popular de la Plaza está puesto este cartel: «¡Bocadillos de verdad, con pan de horno de leña!». Por 4 euros ofrece bocadillos de prueba, tortilla de patatas o de lomo, queso y pimientos.

Quien está haciendo el agosto en este Womad es el nuevo Spar que ha abierto hace unos días en la calle de San Pedro. Muchos jóvenes compran en este lugar la bebida para el botellón. Vacían el agua de recipientes de 5 litros y lo suelen llenar de kalimocho (vino y refresco de cola). Pasan así los controles de la Policía Local, que no permiten entrar en la Plaza Mayor con botellas de vidrio y botellas de plástico con tapón.

Además de los tres escenarios oficiales del Womad, también hay actuaciones programadas en El Corral de las Cigüeñas, y hay espectáculos callejeros en zonas como la Plaza de San Juan.

Quien estrenó la Plaza de San Jorge, que se quedó pequeña con su aforo de 1.600 personas, es el cantante norteamericano de blues Earl Thomas. Fue alrededor de las diez de la noche, siguiéndole luego la Orkesta Mendoza.

En el escenario de Santa María fueron actuando los cuatro grupos extremeños programados, con buen público; mientras la Plaza Mayor se fue haciendo pequeña tras las primeras actuaciones de los extremeños Javier Alcántara y Ras Ganjah. A partir de las nueve y media la Plaza ya estaba abarrotada con los catalanes La Sra. Tomasa. Alrededor de las once de la noche se leyó el manifiesto Womad. Más o menos a la misma hora, esta noche se leerá un comunicado de la Plataforma de Refugiados de Cáceres, que con ayuda del público lanzarán un grito en apoyo de los que huyen de la guerra.

Pasadas las once el escenario fue ocupado por un grande la música africana, por el saxofonista Orlando Julius, nigeriano de 74 años, que hablando con los periodistas había dicho que hacen falta más festivales como el Womad, «la música une a la gente y trae paz», aseguró.

Luego cerraron las actuaciones de este segundo día del Womad, la música de fusión de culturas de Transglobal Underground.

Además de las actuaciones, en la Ciudad Monumental está el Mercado Global, con puestos en los que hay desde comida a ropa y este año un peculiar stand, el que ha puesto al lado de la Concatedral la sociedad Cubiles Artesanía, que vende tirachinas extremeños a 15 euros, afilan cuchillos a la manera antigua por uno o dos euros, y prestan zancos y aros de hierro para jugar cobrando la voluntad.

Hoy llega el día gordo del Womad, ya sin miedo a la lluvia y con buenas actuaciones. Si ayer casi no se cabía en la Plaza Mayor y en la Ciudad Monumental, muchos se imaginan cómo llegará a estar hoy.

¡Tranquilidad y buena música!