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Agentes de la Policía Nacional en Barcelona. Efe

Hoteles catalanes echan a la calle a 500 policías y guardias civiles

Los agentes del 1-O: «Nos han pedido que nos marchemos del hotel»

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Lunes, 2 de octubre 2017

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Cerca de 500 miembros de la Policía y la Guardia Civil se han visto obligados hoy a abandonar sus hoteles en la localidad barcelonesa de Calella después de que los dueños de estos establecimientos hayan recibidos amenazas por la presencia en ellos de miembros del despliegue de seguridad contra el referéndum, que movilizó a cerca de 12.000 funcionarios del Ministerio del Interior.

Hasta ahora, según denuncian los diferentes sindicatos de Policía y asociaciones de Policía, los funcionarios han debido abandonar los hoteles Palmeras, Catalonia y Vila.

El domingo por la noche, los agentes del GRS y los GAR del instituto armado sufrieron un escrache en el hotel Vila, que terminó pidiendo hoy a los funcionarios que abandonaran sus instalaciones. El letrado de los guardias civiles expulsados de este hotel, Antonio Suárez Valdés, ya ha anunciado que se querellarán contra la gerencia del hotel y contra el Ayuntamiento de Calella por un presunto delito de coacciones contra los mismos.

Según varios mensajes de los funcionarios expulsados, el equipo municipal de la ciudad ha presionado a los propios responsables de los establecimientos para que cancelen sus contratos con los funcionarios.

Carta de los policías: «Nos han pedido que nos marchemos»

La carta se ha difundido por varios de los chats de la Policía en la que participan los agentes que ayer participaron en el despliegue del Ministerio del Interior contra el 1-O. Decenas de vecinos la noche del domingo cercaron un hotel de conocida localidad costera de un municipio de Barcelona para protestar contra la presencia en ese alojamiento de miembros de las fuerzas de seguridad. Al final, los agentes, uno de los pocos que no duermen en los barcos amarrados en los puertos de Barcelona y Tarragona, han cedido.

“Nos han pedido en el hotel XXX en XXXX”, relata uno de los funcionarios. “Se han portado con nosotros maravillosamente, pero al final no han tenido más remedio que ceder”, lamenta.

“La alcaldesa de XXX, de XXX partido, ha llamado al director esta mañana y le ha dicho que o nos echa o paraliza el expediente de una licencia de reforma total del hotel”, prosigue la misiva.

Según la policía, el director “ha recibido varias llamadas, una de ellas diciéndole que le van a quemar el hotel, otras amenazando de muerte a sus padres y recordándole que tiene niños pequeños”.

El agente describe la tensa situación que hoy, tras la jornada del 1-O, han vivido en el hotel. “Han faltado la mayoría de los camareros a trabajar, por amenazas y presiones. Han tenido que cerrar con maderas y persianas todas las ventanas... como cuando viene un huracán”.

El boicot ha ido incluso más allá, según los policía: “han cortado los suministros de comida, supongo que algunos distribuidores por convencimiento propio, otros por presiones”. Al final, el resultado ha sido que en ese alojamiento, tras marcharse los policías, “han tenido que colgar el cartel de Hotel cerrado”.

“Nosotros, con todo el agradecimiento hacia estas personas que nos han tratado tan bien, nos vamos para que ellos no tengan más problemas”, acaba la carta.

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